Fotógrafo Alex Bruda
En el comportamiento colectivo general hay conductas y posturas que sorprenden por el curso que asume el conglomerado social para bien o para mal, como las turbas que generan los partidos de fútbol o el comportamiento cívico y pacifico de los acampados en España, sucesos que evidencian los extremos de comportamiento de las muchedumbres.
Profundos estudios y copiosos escritos han dedicado los psicólogos para explicar los motivos y tendencias del comportamiento de las masas y la forma de clasificarlos y conducirlos a través del lenguaje, los signos y los símbolos.
Dentro de todo este vasto universo de herramientas conductivas, los colores como el rojo y los elementos físicos que despierten sentimientos y pasiones como banderas, escudos, uniformes, himnos y tonadas populares son parte de la red con la que algunos individuos han logrado manipular a millones; a estos componentes debemos agregar la oportuna intervención y soporte que generan los medios de comunicación para profundizar el efecto del lenguaje visual y auditivo sobre la colectividad.
Todo esta larga introducción ha sido para afirmar categóricamente, como es de obvia la intención que manejan algunos dirigentes de nuestro inmediato pasado y de la actualidad en nuestro país, para conseguir sus propósitos y desorientar por completo a toda una sociedad en torno a la crítica y el disentimiento contrario a sus egoístas intereses.
Pero también hay que resaltar como pequeños triunfos individuales, gestas heroicas o simples rescates exitosos estimulan el optimismo de nuestra comunidad lo que me lleva a un cuestionamiento final ¿Qué tan mal estamos como sociedad? ¿Cuánto es nuestro real sentimiento de pesimismo y de desaliento ante el presente y futuro inmediato?
Que noticias como el rescate exitoso del rector de una universidad o el triunfo mediano de los tenistas Colombianos en Francia susciten un sentimiento de alivio general no dejan de sorprender, contrario a la indiferencia que despierta el asesinato o la desaparición de cientos de personas a diario en nuestras principales capitales.
Se hace necesario por lo tanto realizar la consideración de cuan enfermos estamos como colectividad que ha perdido sus valores, principios y respeto por todo en general, además de la credibilidad en sus instituciones y dirigentes por lo que urge replantear como los vamos a recuperar.
En Colombia predomina la Sociedad Triste y Resignada....
ResponderEliminarEn Colombia infortunadamente nos acostumbramos a las malas noticias y ya no hacemos nada por corregir o castigar a los que hacen mal las cosas, las marchas aparte de la de Febrero en años pasados no cuentan con el apoyo suficiente por q infortunadamente perdimos la sensibilidad nos acostumbramos a q nos digan q hubo una masacre, q los políticos roban, q viloaron niños, q maltratan mujeres, estamos en un País insencible, como recuperar como hacer q seamos solidarios? Es algo q no sabemos pero q en el momnto es lo q más le conviene a los corruptos y delincuentes, todos criticamos pero no hacemos, hay q cambiar esto.
ResponderEliminarel poder de la psicología de masas es en esencia, destruir los juicios de valor individuales, frente a cualquier episodio que suscite en grado alguno una cierta inquietud en cuanto a los derechos como individuos. La mala educación que nos ofrecen las instituciones, empezando por los hogares, son a mi criterio, el principal agente descentralizador de posturas y criterios lo bastante fuertes y bien plantados para que hoy, y siempre, en la historia de la civilización el contagio de las masas sea el equivalente a lo que diríamos una posición individual e irreductible de cualquier juzgamiento diferente al propio. Es un tema lo bastante profundo, en tanto, el comportamiento humano está supeditado, a una enorme fragilidad en muchos casos involuntaria por el poder mismo de dogmatización a raíz de una educación miope y controlada por las grandes organizaciones mundiales como la Iglesia, para precisamente hacernos débiles, y sentir el verdadero apoyo y patrocinio de nuestras acciones en el otro. Daniel Tejada..
ResponderEliminarUna vez más a Carlos Armando Cuervo @albinoni6 le preocupa una palabrita casi desconocida en Colombia: “sociedad”. Se pregunta: “¿Qué tan mal estamos como sociedad?”
ResponderEliminarLa Constitución Política de Colombia de 1991, sin preocuparse por la tal palabrita, se ocupa –y la despacha- en los artículos 5, 38, 42, 44, 45, 46, 67, 133 y 277.
En 5, se lee: “la familia como institución básica de la sociedad”.
En 38: “Se garantiza el derecho de libre asociación para el desarrollo de las distintas actividades que las personas realizan en sociedad”.
En 42: “La familia es el núcleo fundamental de la sociedad”.
En 44: “La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos”.
En 45: “El Estado y la sociedad garantizan la participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a cargo la protección, educación y progreso de la juventud”.
En 46: “El Estado, la sociedad y la familia concurrirán para la protección y la asistencia de las personas de la tercera edad y promoverán su integración a la vida activa y comunitaria”.
En 67: “El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo, un año de preescolar y nueve de educación básica”.
En 133: “El elegido es responsable políticamente ante la sociedad y frente a sus electores del cumplimiento de las obligaciones propias de su investidura”.
Y, en 277, la tercera función del Procurador General de la Nación es “defender los intereses de la sociedad”.
Se me dirá que adopto vieja y desusada concepción individualista, para decir que en Colombia la sociedad como tal no existe; pues, aparte de la familia, cada quien arrastra su soledad. En el otro extremo El Estado, ese llamado a ser cohesionador, no muy poco, nada, en absoluto nada le importa ni le interesa la sociedad.
Una pregunta: ¿Tiene el Estado una política tendente a desarticular la violencia en la familia y en la sociedad?
Vea, ni siquiera le interesa la familia.
Menos la sociedad.
Somos individuos sin ningún interés en lo social. No somos sociales, salva rara excepción de la utilización de la violencia. Ahí sí, toda una sociedad (mafia) con personalidad propia.
Una vez más, repetición, valoro el esfuerzo -casi en el desierto- de @albinoni6 en repensar nuestra sociedad.
@marinogiraldo