miércoles, 16 de enero de 2019

TAPANDO EL SOL CON UN DEDO

Hace siete meses y medio fui descalificado del medio en el que escribía por expresar mi descontento a través de una columna hacia dos de los tres candidato en contienda. El señor Duque, hoy presidente del país, y el señor Petro actual senador. Ahora luego del transcurso de cinco penoso meses, observo como todas mis dudas y temores frente a la dirección de la nación por Iván Duque no eran infundadas. 
Aunque muchos de sus  admiradores y seguidores insistan en pedir tiempo y prudencia para que se logren los ajustes y cambios en la dirección del estado, la realidad solo nos lleva a aceptar que  las medidas, acciones e ideas de Duque, su staff y sus amigos en el congreso conducen a la nación hacia un futuro con un desenlace muy incierto. Expresar a los cuatros vientos que los presupuestos del 2019 estaban desfinanciados, para luego crear dos nuevos ministerios, incrementar exorbitantemente salarios oficiales y gastos en un momento de ajuste y ahorros por la mala planeación presupuestaria del gobierno saliente no tiene presentación alguna.
A ello añadamos las inmensas dudas de imparcialidad que se originan en la dirección de la fiscalía por el escándalo de Odebrecht y la actitud desafiante del señor Martínez frente a sus detractores, además de la manipulación descarada de los medios del establecimiento ante estos hechos. Acciones aunadas para crear desconcierto, malestar y rechazo de una gran parte de la comunidad colombiana ante sus dirigentes, permitiendo crecer el germen de atracción por otras formas ideológica de gobierno.
Leo y escucho a muchos renegando contra Petro y sus amigos, pero con sus decisiones y actuaciones solo incrementan el descontento social y construyen los elementos para que este hábil hombre alimente y aumente sus huestes.
Colombia no necesita populistas de izquierda o de derecha, solo necesita a un hombre con los pies sobre la tierra que le recuerde al notariado criollo que parte de sus obligaciones con los gobernados y subordinados es administrar con decencia el dinero de los impuestos y acabar con los excesos de los negocios tramposos, las adjudicaciones a dedo, y la financiación de las obras concesionadas con la misma plata de la tesorería  nacional. De lo contrario y a pesar de las cadenas radiales , los periódicos y los periodistas parcializados, el colectivo cansado eligira a individuos antisistema lo que por supuesto no es apropiado y resulta bastante arriesgado.
en las  elecciones de octubre próximo para alcaldes, concejos, gobernadores y asambleas departamentales mediremos a cuánto asciende el voto del descontento manifestado en la elección de políticos antisistema.
Señores del establecimiento a bajarse de las nubes y  dedicarse a enmendar el daño que le han hecho al país con sus prácticas empresariales indebidas o notaran muy pronto el cambio de orientación que la nación irá dando. Nos esperan tiempos de pronóstico reservado.