jueves, 24 de abril de 2014

INTERIORIZANDO LA IDIOSINCRASIA RUSA



Fotografía pag web presidencia de Rusia
Una particularidad del actuar humano que me causa bastante fastidio, es la insolente conducta de juzgar sin elementos de valoración de pruebas o del estudio de los antecedentes que comprueban un hecho.

Y ante esta insana costumbre, intento desvirtuar los infundios  que se construyen con el fin de perjudicar estados, instituciones, comunidades o hasta ciudadanos.

En este artículo procuraré de la mano de mi herramienta favorita, la historia, argumentar como es el carácter del hombre ruso promedio; pretendiendo contraponer mis razonamientos con las tesis que ilustran que el estado ruso está gobernado por hombres ampliamente colonialista e imperialistas

Establezcamos que Rusia es el país con el mayor territorio en el mundo, con una superficie de 17’ 075.400 kilómetros cuadrados y con costas desde el Báltico hasta el mar de Bering en frente de Alaska. Posee fronteras con 16 países, y los Montes Urales son la frontera que divide la Rusia europea de la parte asiática.

A partir de  este apartado, intentaré demostrar que a través de su historia en pocas ocasiones ha personificado el interés de expandir sus fronteras, salvo cuando al defenderse ha impuesto a sus agresores la entrega de territorio como parte del pago por los daños causados.

En el año 879 de nuestra era se forma el estado de Rusia antiguo, que se denominó Rusia de Kiev* bajo el gobierno de Oleg el sabio. En el año 957 se abraza la fe cristiana cuando su regente “La Enérgica Olga” se bautiza en Constantinopla y luego en el 959 se pide al emperador Otón I del sacro imperio Romano Germánico que envié un obispo y varios sacerdotes en propiedad.

Al mismo tiempo que discurrían estos hechos, pueblos germánicos con ascendente vikingo, se fueron mezclando con los eslavos orientales que era la etnia que habitaba en Ucrania, para establecer al grupo denominado hoy en día como rusos blancos.

En este punto debo incluir una referencia sobre el misticismo religioso ruso, que el filósofo  Marcelo López Cambronero hace en alusión sobre dos aspectos fundamentales en el alma de la espiritualidad rusa, mencionados desde la época de Vladimir el santo a finales del siglo X; la luz y los iconos.  Con ello se establece la tendencia de como la luz es la consciencia del encuentro con Cristo instaurada en el corazón; iniciativa que desconoce los estudios teológicos occidentales porque son engaños de la razón que no conducen a la verdadera sabiduría. Corroborando ya desde aquellas épocas como empieza el rechazo al racionalismo occidental; aislando a esta civilización del resto de Europa hasta la época de Pedro el Grande; predisposición que se ha sostenido con una menor intensidad pero que se refleja en la desconfianza de los rusos hacia Europa occidental y Estados Unidos, hasta la actualidad.


En el 1147 se fundó Moscú que se convierte en la capital del principado de Moscovia.

En el 1237 Moscú es saqueado por Khan Batu, y esta dominación Tártara se extenderá por 2 siglos y medio.

Entre los siglos XIV a XVI alrededor de Moscú se fue centralizando el estado ruso, unificando todas las tierras del Noreste y Noroeste de Rusia.

En el siglo XVII Rusia rechaza la intervención polaco-lituana y sueca; a mediados de este siglo se unifica con Ucrania  en un solo estado.

En 1682 asume el trono Pedro el Grande, a quien Voltaire dedicará un estudio histórico extenso y profundo en donde admite su admiración por al hábil político, el decidido guerrero e inteligente estudiante de muchas artes y ciencias.

Desde 1697 hasta septiembre de 1698, el Zar visita Holanda, Inglaterra y Austria.

En 1703 es fundada San Petersburgo por el Zar Pedro,  en un 16 de mayo. Y después de derrotar al rey Carlos XII de Suecia termina por obtener su preciada salida por el Báltico entre 1709 y 1710.

Este Zar logra transformar  una sociedad medieval y la introduce en la modernidad de la Europa del siglo XVIII.

Después de este hombre brillante, en la historia rusa se destaca la figura de Catalina II a quien Voltaire bautizó como “La Grande” siendo ella otra de las notables figuras políticas y militares de esta nación. Fundadora de la base naval de Sebastopol en 1784 sede desde entonces de la marina de guerra del mar negro, único puerto ruso que no se congela. Esta mujer logró expulsar a los otomanos y reducir a los Tártaros para así permitir a sus ejércitos contar con este enclave de la península de Crimea; centro de la actual disputa rusa-ucraniana. Su gobierno terminó en 1796.

Es imposible pasar por alto al Zar Alejandro I por su inquebrantable espíritu nacionalista propagado a su pueblo, permitiendo detener la invasión napoleónica en 1812, utilizando un subterfugio que había sido usado 100 años antes contra el rey sueco Carlos XII, por el Zar Pedro el Grande y que consistía de dejar tras de sí la tierra arrasada.

Como prueba de su poco interés expansionista, las anexiones de territorio han venido sujetas a las expropiaciones que se les imponen a los invasores, como botín de guerra a pagar por las agresiones y perjuicios que cualquier guerra ocasiona. Ni aun el sanguinario Stalin, en el periodo de la segunda guerra mundial, en la que participó obligado por la violación de los alemanes a un pacto de no agresión y después de tener a media Europa bajo el control de sus tropas; al final prefirió a través de gobiernos títeres mantener el control sobre estas naciones, pero sin anexarlas a su país. Luego en los finales del siglo XX, Mijail Gorbachov determinó terminar con la guerra fría y el control sobre los países que conformaban el telón de acero, apartando al mundo del desasosiego creado por la potencial guerra nuclear que se cernía como amenaza.

Del análisis sobre las decisiones y actuaciones de todos estos reconocidos personajes, y de las miles de anécdotas que abundan en los relatos históricos que cubre mil años de existencia de la nación rusa, se desprende que el alma del pueblo ruso es conservadora, practica, disciplinada, estatista y poco ostentosa si se compara con las capitales y ciudades del resto de Europa; Voltaire en su libro de historia sobre el periodo de Pedro el Grande registraba con desilusión, la pobreza de la arquitectura de Moscú y el atraso de ciudades y pueblos; además de su corta ascendencia en la historia en comparación a Londres fundada en el 43 A.C. de Paris fundada en el 451 D.C. o Roma y Atenas.

Finalmente Boris Yeltsin, Dimitri Medvedev y Vladimir Putin que son sus últimos gobernantes, han mantenido esa talante de solo intervenir en los territorios que otrora pertenecieron a la antigua URSS; y esa es una actitud de protegerse con un colchón territorial, al igual que lo hace Estados Unidos con México Y Canadá, que no admitiría en esas naciones gobiernos contrarios al interés norteamericano; tesis que documenta el politólogo chileno Manuel Luis RodríguezU.  



Espero con esta semblanza establecida sobre los rusos, ayude a entender los motivos por los que defienden la estabilidad de Ucrania más fiel a ellos que al resto de  occidente.


*Historia de Rusia relatada por Erdmann Hannisch en 2 tomos.

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