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Intrigado por pretender inferir, que es lo que nos motiva
para calificar los acontecimientos del diario vivir como destacados e
importantes o así mismo para conceptuarlos como fútiles, me he dado a la tarea
a través de este escrito de plantear hechos que las personas valoran como
insignificantes o relevantes, conjeturo yo juzgados bajo la premisa de lo que
nos es prioritario y necesario para obtener el bienestar y la felicidad de cada
uno.
En Colombia y en muchas naciones de occidente se plantean
cambios legislativos que otorgan el derecho a minorías, como es el caso de los homosexuales
que desean contraer matrimonio legalmente y obtener ante la ley los mismos beneficios y derechos que
las parejas heterosexuales disfrutan, modificaciones que actualizan el concepto
de pareja que conocemos, entre un hombre y una mujer a compañeros maritales del
mismo sexo; este planteamiento ha generado una cerrada oposición de las
autoridades religiosas y de los políticos de orientación conservadora.
Pero ¿por qué resulta tan importante oponerse a la unión
legal de esta clase de parejas?
Que motiva a grupos numerosos a manifestarse públicamente en
contra de estas uniones, inclusive llegando a expresiones de mucha violencia
como aconteció en Francia en días pasados.
Serán las convicciones morales incluidas las religiosas, o es
el temor de incluir en nuestros rígidos cánones de familia a las parejas del
mismo sexo o quizás tememos por la decadencia de la especie exponiéndonos a la
extinción, mas sin embargo también hay numerosas personas heterosexuales a las
que el asunto les resulta insignificante y opinan que permitiendo estos enlaces
la sociedad no cambiará o tampoco se afectará, incluso lo ven jocosamente como
una mala idea para los homosexuales por las obligaciones que la convivencia
legal conlleva.
Pero de igual manera otros dilemas como resolver por medios
pacíficos el largo conflicto colombiano o determinar para los europeos y
estadounidenses la participación militar activa de sus gobiernos en el
sangriento conflicto sirio, son temas importantes o nimios dependiendo del
estado de vinculación que se tiene con ellos; en el caso sirio este conflicto
impulsado por las monarquías del golfo a través de la contratación de
mercenarios, como último recurso para obligar a Bashar al Assad a pactar
cambios estructurales en su sociedad, incluyendo convenientes negociaciones con
multinacionales inglesas, francesas y estadounidenses en torno a la explotación
del gas, el petróleo y al transporte de estos recursos a través de su
territorio.
Pero a pesar de los cruentos combates que crean simpatía o aversión
para el régimen reinante en esa nación, no deja de ser un lejano conflicto para
las inmensas mayorías de los ciudadanos de las naciones que de manera tácita
intervienen en esta guerra, gentes a las que le resulta intrascendente y parte
de la rutina del mundo en el que vivimos.
Hay cientos de hechos que para unos grupos sociales son
baladíes mientras para otros muy graves, aunque pertenezcan estos bandos al
mismo entramado colectivo de una nación, demostrando con ello que muchas de
nuestras actitudes y actuaciones son elegidas por convicciones no muy
racionales sino más vale por las emotivas ajustadas por nuestras conveniencias
personales.
Extradiciones de conciudadanos a Estados Unidos desde América
latina, persecuciones a defensores de derechos humanos en el continente,
procesamiento judicial para crímenes de lesa humanidad, asesinatos selectivos
de periodistas en México y Colombia, implementación de la ley de asistencia
médica en Estados Unidos (Medicare), asignación o no de nuevos recursos al FEMA
que es el fondo de ayuda de desastres en USA, encubrimiento de sacerdotes
pedófilos desde el Vaticano, son entre otros muchos de los hechos complejos que
unos y otros calificamos entre lo relevante a lo irrelevante, pero motivados
desde nuestra prioridad y solución de las necesidades personales apremiantes,
olvidando el drama que enfrentan los demás.
Como siempre queda la
invitación para que cada uno determine como debe ser el comportamiento ante lo
que nos parece irrelevante, puesto que para lo relevante dedicamos el mayor
esfuerzo.