SOLIDARIDAD fotógrafo PIOTR CIUCHTA |
Acuñado el término inicialmente en el idioma Francés a pesar de sus raíces latinas; siendo analizado y racionalizado por Émile Durkheim filosofo y pedagogo fundador de la sociología moderna, a partir de 1913 en su cátedra de la universidad de Sorbona en París.
Durkheim clasifica la solidaridad en dos corrientes, la primera que es mecánica y surge de la conciencia colectiva de las sociedades primitivas y la otra que es orgánica nace en las sociedades modernas, en donde la conciencia colectiva es más débil y la solidaridad es dada a partir de las necesidades e intereses que reemplazan a las pasiones.
La solidaridad verdadera no es caridad pues no se remite al simple concepto de dar limosna o conceder ayuda, sino que trae consigo enlazada el compromiso de compartir el destino entre las personas implicadas.
Siempre que las tragedias acontecen, el género humano exterioriza el sentimiento de la solidaridad, pero que como ya hemos comprendido se puede limitar a la simple acción de la caridad o limosna, solidaridad mecánica y cuando se genera con cooperación y compromiso se llamará orgánica. Como cada individuo es libre de escoger su forma de expresar la solidaridad, es interesante observar la cantidad de responsabilidad que se quiere adquirir e involucrar en momentos de crisis.
Ahora cuando nuevamente el invierno hace estragos a lo largo y ancho del territorio nacional, es común contemplar muchas iniciativas tendientes a contribuir con el auxilio de los damnificado, que sin duda aminoran el dolor de muchos compatriotas, pero que finalmente no ayudan a terminar de una buena vez con el habitual ciclo de tragedias anunciadas. Por lo tanto debemos replantear la forma de expresar nuestra caridad y convertirla en cooperación y compromiso, para así no seguir contribuyendo con la corrupción de políticos inescrupulosos, que trafican con las ayudas o cómplices de ciudadanos que convierten la tragedia en su modus vivendi.
Termino acordándoles que la solidaridad debe ser orgánica para que genere realmente disminución de la pobreza y la exclusión social, y queda para cada uno la introspección sobre cuál es la actitud personal que queremos asumir.
En Colombia, y en Latinoamérica, por los Factores Históricos, jamás se han conocido los términos Solidaridad y Hermandad verdaderamente....
ResponderEliminarNi el Estado -menos la religión dominante- inculcaron solidaridad. Contrario sensu, todo lo centraron en ¡sálvese quien pueda!
ResponderEliminarEn su comentario, @pedrorivera1969 lo ratifica: Solidaridad y hermandad no hacen parte de nuestra idiosincrasia.
Es el "algo va mal" que se dice replantea Tony Judt. Me causa impresión encontrar la siguiente cita:
"¿Tan seguros estamos de que no se avecinan inundaciones?», se pregunta Judt, uno de los más importantes pensadores contemporáneos. Rechazando tanto el individualismo extremo de la derecha como la desacreditada pose retórica de la izquierda, Judt nos desafía a oponernos a los males de nuestra sociedad y a afrontar nuestra responsabilidad sobre el mundo en que vivimos" ( http://bit.ly/aHA6wd )
Valoro el esfuerzo -casi en el desierto- de @albinoni6 en repensar nuestra sociedad.
@marinogiraldo