DIRECCIÓN NACIONAL DE PLANEACIÓN |
En otras palabras es el sinnúmero de normas, leyes, tratados y reglas que se necesitan articular para vivir en una sociedad organizada en la que algunos asumen el liderazgo constituyéndose a partir de rangos y escalafones.
Caso diferente a esta diáfana explicación son, el politiqueo, el clientelismo, el despotismo, el nepotismo; que son todos malas prácticas del concepto ideal de política, motivo que ha hecho distanciar a muchos ciudadanos de la participación en política.
La premisa fundamental es que al alejarnos de la participación en la política, quienes ostentan el poder quedan completamente libres de actuar y plantear normas que solo beneficien a unas minorías y sus séquitos a través de hábitos cuestionables como los enumerados en el párrafo anterior.
Definición que nos comparte Tony Judt en su libro “Algo Va Mal”, en los últimos 30 años hemos hecho una virtud de la búsqueda del beneficio material hasta el punto que eso es todo lo que queda de nuestro sentido de un propósito colectivo; todo esto gracias al ejercicio de la política con la mayor levedad posible ejecutada por los líderes alrededor del mundo.
De ahí lo importante que es actuar todos como colectivo en la búsqueda y elección de nuevos dirigentes que representen los intereses de las mayorías y no a los pequeños conciliábulos aferrados con demencial ahínco a perpetuarse por los decenios venideros.
Una de las formas de refinar y poder acertar en la búsqueda de estos notables ciudadanos es conociendo sus propuestas programáticas, cuáles de ellas clasifican en el rango de políticas de Estado, que son aquellas directrices que generan normas y estrategias públicas sectoriales en materias como crecimiento económico, infraestructura física, capital humano, desarrollo social y territorial. Una política de Estado no es inherente a su gestor sino que está constituida para desarrollarse en el tiempo no importando quien la haya propuesto, además no va en beneficio de grupos minoritarios que estén controlando el poder en determinado momento político.
Son ejemplos de políticas de Estado, la realizada en Argentina que desde 1983, abandono la impunidad contra la violación de derechos humanos por la dictadura logrando anular leyes como “la de la obediencia debida” y la de “punto final” llevando al país hoy en día a ser el único en Latinoamérica en el que los militares poco intervienen en la toma de decisiones.
Otro ejemplo es el desarrollo de la productividad y competitividad de Petrobras fundada en 1953, buscando que la nación Brasilera fuera autosuficiente y logrando que hoy en día se acerque a convertirse en el octavo productor mundial de petróleo.
Retomando nuestro contexto local, en Colombia son pocas las políticas de Estado que conocemos aplicadas en realidad, a nivel teórico se han planteado muchas para solucionar la brecha entre ricos y pobres como son las reformas al agro, la inclusión de toda la población en algún nivel obligatorio de atención en salud, la reducción del analfabetismo a niveles del 5%, la seguridad democrática para alcanzar la paz.
Aun así la Dirección Nacional de Planeación, que es donde se gestionan estas políticas de largo plazo, tiene como objetivo para el 2019, año del bicentenario de la batalla de Boyacá, estas metas.
Aumentar el tamaño de la economía en 2.1 veces y lograr un nivel de inversión como porcentaje del PIB de 25%.
Reducir la pobreza medida con subsidios al 15% (hoy en día está en el 48%).
Construir 3.9 millones de viviendas nuevas.
Reducir el homicidio a una tasa de 8 por 100.00 habitantes.
Aumentar el espacio público en las ciudades de más de 100.00 habitantes de 4 a 10 m2 por habitante.
En el 2005 se esperaba que la penetración de banda ancha alcanzara el 30% al finalizar el 2010 y la verdad a duras penas alcanzamos un 8% aproximadamente, y como esta cifra la mayoría no se aproximan a los cálculos elaborados hace 6 años.
Finalmente es necesario incrementar nuestra participación y análisis, porque seremos nosotros la gran mayoría los que continuaremos soportando todo el peso de las carencias y las desigualdades propias de un país subdesarrollado.
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