Las repercusiones que en la opinión pública van generando los diferentes hechos y sucesos producen un clima de constante evolución en la percepción política de los ciudadanos de las diferentes naciones; pero situándonos más en el contexto tomamos por ejemplo a España, sus elecciones del año 2004 para designar presidente del gobierno eran para el sucesor de José María Aznar del partido Popular, pero el trágico suceso del 11 de marzo en Madrid, cambio el sentir del electorado trasladando sus preferencias hacia el partido Socialista Obrero Español y su candidato José Luis Rodríguez Zapatero.
En el 2008 el desempleo, la crisis hipotecaria y bancaria, permitieron al partido Demócrata ganar la presidencia de Estados Unidos ungiendo al primer presidente Afro descendiente en este país y generar un giro bastante radical en su política interna y externa en comparación a las políticas de George W Bush.
En el 2010 el electorado Colombiano prefirió darle una continuidad a las políticas del presidente Álvaro Uribe, escogiendo como sucesor a Juan Manuel Santos y el país sin presentirlo dio un giro corto pero que se ha sentido por todos los ciudadanos que nos hemos sorprendido con la nueva dirección que toman las políticas del gobierno. En buena hora Santos le ha tomado el pulso a la extrema polarización y al empobrecimiento supremo de muchos Colombianos por tanto a través de unas reformas serias procura generar mas equidad y beneficios para un buen número de compatriotas.
Pero no deja de ser preocupante como los giros que se dan en otras latitudes pueden enredar nuestro caminar. Mi pasado artículo evaluaba los posibles escenarios después del 4 de noviembre con las elecciones del congreso en Estados Unidos valorando las repercusiones que sobre nuestra política y economía tendrían unos u otros escenarios.
Lo mismo empieza a suceder en Europa en donde el cansancio de la gente comienza a enfocar las preferencias electorales hacia extremos fascistas de ingrata recordación. Sin querer ser agorero, hemos recreado en los últimos tres años un escenario que cada día más se parece a los preámbulos de la segunda guerra mundial; con economías casi en bancarrota, mucho desempleo y una lucha entre las súper potencias para mantener sus monedas artificialmente competitivas para no ampliar la desocupación y por tanto no generar más descontento interno en cada país.
Regresando a la política interna de nuestra sociedad, para que mas adelante no terminemos envueltos en algún giro extremo, es necesario que todos sin excepción apoyemos las políticas progresivas del actual gobierno y critiquemos sin miedo las que como el intento de volver delito, el disentir o criticar cualquier idea de la administración en ejercicio, van contra los mandamientos de nuestra constitución. Por tanto al ejercer sanamente nuestros democráticos derechos y obligaciones permitiremos estructurar mejor nuestra sociedad y alejar cada día más a líderes populistas como los de nuestra vecinas republicas y establecer lentamente bases solidas para recuperar la paz y la tranquilidad.
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