PUENTE ORTIZ |
Los dos trabajos en cuestión son la
Plazoleta de La Caleñidad y el hundimiento de la Avenida Colombia; detenidos por la dirección de patrimonio adscrita al Ministerio de Cultura, por no presentar los permisos y mitigaciones para no afectar bienes del patrimonio arquitectónico de la nación como el Puente Ortiz entre otros.
Hoy por hoy al terminar el exitoso rescate en Chile de los mineros atrapados en la mina San José, estas palabras que titulan este escrito recobran mucha notoriedad y es ahí donde reside el éxito de la brillante operación, y en Colombia nuestra dirigencia no entiende la razón.
Yo he reclamado en anteriores ocasiones con mi formación de ingeniero industrial, que a la dirigencia de Cali le hace mucha falta interiorizar estos conceptos tanto en el sector público como en el privado. Todos quieren tirar del carrito del progreso, pero desde extremos e intereses opuestos y por eso todas las obras de desarrollo terminan con tropiezos, atrasos, despilfarros cuantiosos y sin resolver técnicamente los asuntos para los que fueron diseñadas.
Hagamos un poco de historia reciente municipal; desde el año de 1998 cuando por primera vez, se comenzó a hablar en serio de solucionar los problemas de movilidad para la ciudad, el asunto fue manejado con mucha superficialidad y se convirtió en botín de discusiones políticas entre el alcalde de esa época, la cámara de comercio y el diario El País; dando como resultado que el análisis planeación y diseño económico y arquitectónico se gesto todo en Bogotá y no es sino observar el funesto resultado; casi 10 años para que el sistema comenzara a operar con notables ineficiencias, excesos de costos y problemas de ingeniería civil maquillados de manera brutal, que en su momento de fallar requerirán de nuevos desembolsos para reparar, como el sistema de alta tensión enterrado en el subsuelo a través de la calle 15 sellado por completo sin acceso de ningún tipo.
Ahora en esta época actual la disputa legal del momento es por supuesto, las Mega obras, que lamentablemente se necesitan en la mayoría de los casos para poder enderezar los conflictos del colapso circulatorio que ha generado el desarrollo del masivo integral de occidente (MIO). Tristemente son objeto de difamación por parte de algunos que aunque les asiste el conocimiento técnico y la crudeza de la mala planificación de los trabajos, solo ven como única solución la cancelación o el aplazamiento indefinido de las obras para lograr su anhelado botín político.
Ojalá desde su análisis crítico se decidieran a ofrecer proactivamente soluciones concretas y reales para rediseñar y orientar mejoras a estos desarrollos urbanos y colaborar de manera desinteresada por el bien de nuestra amable ciudad.
Como ven en un rápido recorrido, en definitiva el manejo del análisis, diseño y planeación mas la ejecución con una buena estructura logística parecen conceptos abstractos para la aplicación del desarrollo de los planes de infraestructura pública en nuestra región. ¿Será que algún día no muy lejano podremos disfrutar de alcaldes y gobernadores que usen estas premisas para trabajar? Y transitar hacia un futuro mejor, el tiempo lo dirá.
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