ERIC CANTOR LÍDER REPUBLICANO DE LA CÁMARA |
En estos días en los que todos hemos estado atentos al proceso penal en contra del exministro Arias, y otros al estado de las noticias sobre el Default Norteamericano, comencé a discurrir sobre ese precioso limite ético que existe cuando debemos tomar decisiones trascendentales y que para ejecutarlas iniciamos un tránsito por un borde punteado entre lo que muchos podrían llamar caminos del bien o del mal.
El exministro que se convirtió en una de las figuras notorias mas repudiadas por la opinión pública en general, gracias a su incorrecta intervención en la trama y desenlaces del programa de Agro ingreso Seguro, es el clásico ejemplo de quienes asumen riesgos extremos, en la búsqueda de aferrarse a cargos y prebendas por el inmenso poder que entregan.
Es definitivo que así no se hubiese embolsillado un solo peso, si usó la imagen y la proyección que el programa ofrecía ante todos sus usuarios favorecidos, para el poder captar para su servicio los aportes con destino a su campaña como precandidato del partido conservador a la primera magistratura de Colombia, de ahí que llegando al límite tolerable legal permitió y tomo decisiones que quizás se lleguen a denominar como indebidas o ilegales y por las que en estos momentos debe responder ante la ley.
Pero ejerciendo de abogado del diablo, cuántos de nosotros no hemos sentido esa peligrosa invitación y tentación a trasgredir un poco lo permitido y llegar a ese límite oscuro donde inicia lo ilícito, bien sea ante la norma penal o simplemente ante la valoración ética y moral.
El segundo asunto que invoco y que es parte del enfoque con el que cada uno asume sus compromisos ante Dios y la vida, es si por sostener la palabra y el cumplimiento de un determinado precepto o disposición, se arriesgue a causar un mal mayor convencidos de que nuestra actuación es la debida.
Y no es otro que el juramento radical que asumieron el conjunto de representantes republicanos del Tea Party, ante su electorado al que prometieron impedir más aumentos del déficit de su nación, sin importar el costo que esas decisiones impusieran; el inconveniente es que el extremo celo a su decisión está llevando a su país a una peligrosa crisis financiera que lamentablemente puede arrastrar al mundo entero. El miércoles un grupos de bancos de los más importantes del mundo, como City Group, Bank of América, Goldman Sachs y el JP Morgan Chase entre otros, hicieron pública una carta solicitándoles a todos los implicados demócratas y republicanos y al presidente Obama, llegar a una concertación para solucionar este impase que sitúa a la economía del mundo ante un eventual riesgo como el crash de la bolsa de 1929.
En ambos acontecimientos priman el enfoque, los prejuicios y los valores y antivalores que cada ser humano posee, por eso es tan peligroso lanzar condenas anticipadas ante eventos de los que no disponemos de los detalles mínimos, que son los que finalmente aclaran las actuaciones de todos los implicados.
Andrés Felipe Arias, es un codiciosos y ambiciosos que se extralimito en el uso del poder, pero hasta que un juez no lo condene legalmente, el es simplemente eso un hombre cegado por los privilegios, que perdió ese límite entre lo admisible y lo indebido, sin que por ello sea necesariamente responsable a nivel penal.
En el caso de los emblemáticos representantes del Tea Party, no son más que un grupo de ignorantes fanáticos, que han confundido la labor para la que fueron escogidos y que deben aprender una costosa lección a expensas del sufrimiento de sus electores y de las pérdidas económicas que desde ya le están infligiendo a la atribulada economía de su país. No podemos endilgarles ningún otro compromiso penal ni inmoral.
Así que la próxima vez que se vean tentados a lanzar juicios y condenas, recuerden estas sentencias, sobre lo admisible y lo indebido, que está definido en una línea fina, como la frontera entre lo correcto y lo incorrecto, pero dependiendo del punto de vista individual.
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