miércoles, 11 de agosto de 2010

DEMANDO UN TRATO DIGNO PARA SANTIAGO DE CALI DE PARTE DEL GOBIERNO CENTRAL

Desde el año de 1998, cuando Ricardo Cobo derrotó en las elecciones para alcalde a Francisco José LLoreda, Cali comenzó uno de los periodos mas oscuros de su historia reciente, perdiendo por completo su norte, tesón, poder e imagen ante el gobierno central, en esta alcaldía se privatizó el alumbrado público, se intervinieron las empresas Municipales y se embolato por completo la solución real y profunda para el tema del transporte masivo, para una pujante y creciente urbe de carácter mundial; pasamos de ser ciudad capital a recibir trato de pueblucho de cualesquier región apartada del país, al punto que el diseño y trazado a nuestro asuntos de transporte masivo integrado se esbozaron y planearon en toda su estructura económica y arquitectónica completamente en Bogotá sin contar con nuestra opinión, no valieron los estudios ni los análisis hechos por nuestros arquitectos urbanistas, ni los ingenieros expertos en movilidad.

 Luego vino el alcalde más inculto que quizás hallamos tenido de inquilino en el CAM, un excéntrico personaje Jhon Maro Rodriguez, que si que fue el hazmerreir de todo el gobierno central y por supuesto teniendo al súper tesonero de Álvaro Uribe en el poder, casi que el alcalde era el o en su defecto sus delegados del gobierno central porque era muy facil embolatar a este comentarista radial. Llego un nuevo alcalde y recuerdo al concejal Milton Castrillón contando en privado de las travesuras u decisiones caprichosas que un vice ministro costeño de transporte realizaba con las obras del MIO; ya por esa época nuestro alcalde era ejemplo mundial, pero no por eficiente o gran ejecutivo sino por ciego, al pueblo del común se le ocurrió que este poco celebre ex concejal Apolinar Salcedo era la solución para reemplazar al fastidioso locutor de noticias, quien como único logro nos entrego, el ahorro de los pocos recursos de los impuestos que el mal arreglode financiación por el exceso de endeudamiento con los bancos, dejó en la tesorería municipal.

Este honorable hombre ciego, si que nos acabo de enterrar y afortunadamente su sed de codicia lo traiciono, terminando destituido faltándole casi un año para culminar la labor que el pueblo y la constitución le encomendaron. Era el momento en que el presidente Uribe ya venia transitando en su segundo periodo constitucional , acostumbrándonos a venir a realizar sus consejos comunales de gobierno en la base aérea local y desde ahí tomar todas las decisiones trascendentales con el beneplácito de concejales y representantes de fuerzas vivas caleña, atemorizados por la elocuencia y vehemencia de este paisa inteligente y caudillo sin par.

Infortunadamente ni Julián Domínguez ni Rosa Jaluf de Castro, ni ningún otro miembro de los notables caleños pudo influir en alguna decisión, en parte por esa manía caleña de aplicar el canibalismo politico y gremial , materia en la que tenemos maestría total, entonces como no había consenso el señor Uribe, aplicó aquel conocido refrán que es divide y reinaras y también ejecutaras.

Llego el nuevo alcalde, médico de origen izquierdista quien contra viento y marea,  a pesar de tener la enconada oposición del periódico de mayor circulación y de casi todos los notables criollos, puso a rodar unos proyectos, enderezo lentamente otros  y sembró el comienzo de algunos más, pero seguimos sin entender que el progreso de la ciudad, la disminución de los índices de violencia e iniquidad son tarea de todos juntos, Señor Domínguez Rivera, Señora Jaluf de Castro, señor Velasco Lloreda, señor Jaramillo y todos los demás, por favor solo por un momento siéntense a reflexionar sino es mejor unirse en una cruzada para que este nuevo gobierno nacional que acaba de empezar no nos manosee mas y Cali logre recuperar su norte de desarrollo, crecimiento y equilibrio social como lo era hace 34 años cuando fuimos famosos por ser la ciudad mas cívica de toda Colombia y vividero envidiado por todos los residentes del país.

Esta crónica se escribió hace varios días, por tanto solo enfocaba el asunto del desgreño y el poco apoyo de los gremios al alcalde actual, pero al recibir un correo en el día lunes 9 de agosto del ingeniero Ramiro Varela Marmolejo, donde se analiza los problemas de diagnostico, planeación, costos y la  evaluación de tiempos y movimientos del flujo vehicular proyectado para la financiación vía peajes de la autopista Bicentenario, debo dejar constancia que el señor alcalde tiene un grupo de asesores y secretarios que se quedan cortos en sus acciones, generando la total desconfianza en el sector privado con quien se debe concertar, para así entre todos lograr  reposicionar a Cali en el lugar que merece a nivel nacional.

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