PERCEPCIÓN SOBRE CIFRAS, MODELOS Y ANÁLISIS ECONÓMICOS, AJUSTADOS A LAS NECESIDADES POLÍTICAS
Foto portal de la presidencia |
El punto de vista desde el cual se evalúan los modelos estadísticos para obtener cifras específicas, acordes a planes políticos establecidos, está basado en la percepción con la que se acopian y procesan esos asuntos.
Así para beneficiar la imagen de mejores resultados en la ejecución de políticas públicas, nada mejor que maquillar problemas y disminuir índices, como la pobreza a partir del ejercicio matemático y el frío concepto estadístico económico, excluyendo el molesto análisis sociológico y humanista, que no solo mide cantidades sino la calidad de vida de los ciudadanos evaluados.
Ese es el principio que hay que valorar con la discusión establecida esta semana, entre el vicepresidente Angelino Garzón, el ministro de hacienda Juan Carlos Echeverry, el director de planeación nacional Hernando José Gómez y las misiones técnicas de la CEPAL y el Banco Mundial, quienes asesoraron el establecimiento de la nueva metodología para calcular las líneas de la pobreza y de extrema pobreza en el país.
En pro de aclarar como a través de un ejercicio académico, podemos reformar la recolección y evaluación de datos, para calcular quienes son realmente pobres, iniciaré con la definición implantada por la Dirección Nacional de Planeación para establecer donde está la línea de la pobreza extrema; línea que se define a partir del costo de los alimentos que proveen los requerimientos calóricos mínimos necesarios para vivir.
Esta canasta básica está compuesta por 42 alimentos en la zona rural y en 39 alimentos para la zona urbana; este conjunto de alimentos proveen 2090 calorías diarias, a los habitantes urbanos y 2049 a los ciudadanos rurales.
Estas cifras proyectan una suma mínima de calorías que representadas en alimentos y analizadas en pesos para los 30 días de un mes, ajustan la suma de $73.984 pesos en el sector urbano y de $60.968 pesos en la zona rural: Dicho de otra manera, para poder obtener el numero mínimo de calorías mensuales, cada uno debe invertir si es un habitante rural $60.968 pesos o $73.984 si es citadino. Ahora estamos hablando de los mínimos admisibles para el ser humano.
De esta base y al multiplicar por el coeficiente de Orshansky, se obtiene el valor de la canasta básica mensual para ubicar la línea de la pobreza; el coeficiente de Orshansky es una relación entre los gastos totales y los gastos no alimentarios. De todo este proceso es que hemos llegado a determinar que a partir de $187.059 pesos mensuales, se establece la línea de la pobreza por persona.
Ya alejándonos del concepto estadístico y matemático, es evidente que detrás de toda esta renovada y publicitada herramienta, hay un beneficio presupuestal para el gobierno, porque del establecimiento de estos límites, dependen las valoraciones de subsidios, como la vivienda de interés prioritario, los niveles del régimen subsidiado de salud, los proyectos como familias en acción y toda suerte de ayudas estatales.
De ahí que resulta una sagacidad mayor, reducir el número de pobres en el país, a partir del análisis matemático frío.
Ahora ustedes amigos lectores, imagínense los ahorros en miles de millones de pesos en subsidios, que este cambio de metodología significa para el gobierno. Pero como no solo podemos argumentar desde el simple modelo económico, pues es necesario pensar en que va a pasar con estas numerosas familias, que serán niveladas por cuenta del supuesto cambio en su condición de pobres a no pobres. Cuanta violencia nueva y corrupción por física necesidad, generarán las nuevas consideraciones estadísticas y cuanto nos van a costar al pequeño grupo de ciudadanos que tributamos.
El ministro Echeverry y sus brillantes científicos estadísticos, solo ven la consideración expuesta desde el ministerio de hacienda, que busca mejorar la acreditación del país ante los organismos multilaterales, gracias a los progresos obtenidos por el gobierno en la disminución de la miseria, así solo sea a partir de un ejercicio numérico.
Además empalmada esta medición, con las declaraciones del director de la DIAN, en las que conceptuó que un colombiano que logre tener ingresos iguales o superiores al millón y medio de pesos es rico, podemos entrever como se va construyendo el nuevo proyecto de reforma tributaria en Colombia a partir de este guarismo.
Definitivamente se nota el manejo del presidente Santos, quien astútamente prepara el terreno para llevar al congreso su reforma impositiva, recreando un ambiente en el que hay menos pobres en Colombia y que entre los $748.316 pesos de la línea de pobreza, hasta el $1.500.000 de los ricos existe una clase de no pobres a la que con seguridad se le eliminaran casi todos los subsidios.
Esta discusión no es tan demagógica como lo estableció el editorial del Tiempo, al cuestionar la ligereza verbal del vicepresidente, y está muy lejos de la observación del inepto congresista Roy Barreras, quien descalifico y pidió una sanción para el locuaz Angelino, gracias a que al vice le preocupa más la situación humana de los pobres, que la disciplina partidista.
Un nuevo debate con consecuencias delicadas para la tranquilidad ciudadana; habrá que esperar si el discurso de Garzón obliga a recapacitar al soberbio ministro Echeverry, a sus muy encumbrados especialistas económicos, y los análisis se enfocan no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino también desde el cualitativo, en cuanto a la calidad y progreso de vida de la población en el país. Colombia sigue ocupando el puesto 130 entre 137 países estudiados con el índice de Gini, que mide la concentración de la riqueza y los ingresos, entre una minoria con respecto a la mayoría, por lo que no hay motivos para alegrarnos ni descuidar esta polémica, ya que vivimos en un país muy excluyente
Mi querido amigo, excelentísima radiografía de tan polémica decisión, te felicito...
ResponderEliminarGracias...
Al final de cuentas en el mundo determinista y particularmente objetivo de la política, no somos mas que meramente datos estadísticos...