PENURIA SALARIAL O INTELECTUAL

LAS POLÍTICAS CONTRA LA POBREZA DEFINIDAS POR HERNANDO JOSÉ GÓMEZ  O MUHAMMAD YUNUS

Asentamiento Subnormal

Fotografiá Eva Schuster
Después de leer la entrevista realizada por  Yamid Amat  a Hernando José Gómez, director nacional de planeación en el tiempo del domingo, defendiendo sus formulas técnicas con las que se establece la nueva línea de pobreza en Colombia, y repitiendo para ustedes esta frase “Hay que enseñarles a los pobres a ser pobres” rememorada por un amigo, el sábado pasado y extractada de una conversación con un directivo de la fundación Carvajal hace 15 años, me sentí en la obligación de comentar sobre cual implicación es más grave, la pobreza de los ingresos mínimos o la estrechez mental.

La miseria económica  a pesar de ser la mayor dificultad que enfrenta el gobierno para liberar a millones de Colombianos, de la penuria, tiene establecida métodos y políticas probadas con éxito en otras latitudes, como el banco de los pobres establecido por el economista y ganador del premio nobel de paz Mahammad Yunus, fundador del banco Grameen, institución fundada en Bangladesh, en 1976 orientada a prestar recursos económicos, a quienes no tienen ninguna posibilidad de acceder a la banca tradicional por no poseer propiedades, ni aval de ningún tipo.

Así que para erradicar la pobreza se necesitan doctrinas reales, para organizar y generar una distribución más equitativa de la riqueza, en contradicción a la frase expuesta por el directivo de la fundación Carvajal, o las nuevos modelos matemáticos del director de planeación; y estos métodos deben ser aplicados con innovación y compromiso político para hacerlos cumplir, de ahí que es muy preocupante la penuria intelectual para combatir este azote que exhiben nuestros muy doctos gobernantes.

El economista Gómez, posee un impresionante currículum vítae, por lo que no es un hombre al que se pueda descalificar por falta de conocimiento, pero si él cree como lo sostiene en la entrevista que sus recetas ortodoxas para disminuir la pobreza en 7 o 8 puntos son la solución correcta para nuestro país, solo es más del contenido inhumano expuesto por el ejecutivo de la fundación.

No son los doctorados y las maestrías, las que generaran los planes e ideas para mejorar las condiciones de vida de millones, simplemente se necesita de la voluntad y el sentido común para aplicar modelos como el expuesto por el economista Hindú, que por más de 30 años han producido resultados sumamente convincentes.

Ahora, sugerir que quienes superen el umbral de $800.000 pesos mensuales, por núcleo familiar de 4 personas, pertenecen a la clase media, no deja de ser sorprendente por no decir escandaloso.

En Estados Unidos un núcleo familiar  de 4 personas es pobre, cuando sus ingresos son inferiores a $3.316.950 pesos por mes, y aunque son comparaciones odiosas y extremas, recordemos que en la actualidad ellos pagan por el galón de gasolina corriente un 60% de lo que pagamos en Colombia además de muchos otros consumos y gastos  en ese país son inferiores a Colombia, en donde el nivel de ingresos es inmensamente menor.

Quisiera conocer la opinión de los lectores, para que desde su experiencia de vida comenten en qué nivel de ingresos se puede considerar en Colombia, que una familia es parte del estrato tres o clase media baja, y así refutar las metodologías y ecuaciones con la simple y cruel realidad del día a día, y demostrar cuan desfasados están los expertos de la DNP y el ministerio de Hacienda.

¿Será que cuando el salario de uno supera los $11.983.870 pesos, se hace muy difícil entender que es pertenecer a la clase media o baja? Y entender cómo vive la gente en este país.

Señor Gómez, menos discursos descalificadores para quienes disienten de sus formulaciones inhumanas y más trabajo y voluntad para reducir ese índice de Gini, que es la razón real por la que no podemos superar tanta delincuencia y violencia, que consume al país.

Quizás en algún día no muy lejano, dejemos de oír frases como las expuestas por el directivo de la fundación Carvajal y otras manifestaciones peores, que el autor de esta columna personalmente ha tenido que escuchar, y así podamos  visualizar épocas para la reconciliación y la tranquilidad en Colombia.