miércoles, 3 de agosto de 2011

PERCEPCIÓN E IMAGEN DE UNA GESTIÓN

SANTOS CON EL PRESIDENTE DE MÉXICO
Ineludiblemente los gobernados o los electores de un sistema democrático, estimarán por medio de la evaluación estadística, la habilidad y la pericia en la toma de las decisiones políticas y económicas en la conducción del estado; y esta valoración si refleja una buena realización de la gestión presidencial, se premiará con la reelección en donde lo es permitido, o permitirá al candidato del grupo político en el poder, alzarse con el reconocimiento en las urnas.

El empleo y la seguridad son según mi opinión, un buen indicador de la habilidad en la conducción del gobierno, pues el primero valora la pericia en el manejo estratégico económico y la segunda evalúa los avances en educación, tolerancia y el control en general de todas las variables que promueven la violencia. Así que a partir de estas premisas realizo la consideración que escribo a continuación.

América Latina por su carga de pobreza y desigualdad encara intrincados procesos sociales de estabilización y supremacía de la autoridad; la costosa y agresiva secuela que el narcotráfico le ha legado a casi toda Centroamérica y parte de Sudamérica es innegable y este suceso social y judicial es el que más combustible le incorpora a los niveles de inseguridad y corrupción con los que convivimos; de ahí que esta pequeña observación la haré para las repúblicas de Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala y para el país destino de la gran mayoría de las exportaciones de alcaloides de esta zona, los Estados Unidos.

Colombia, su presidente Juan Manuel Santos tiene un índice de aprobación del 76% y de desaprobación del 19%, con una tasa de desempleo del 11.8% según la CEPAL y una posición en el ranking de los países menos violentos de 139 entre 153 estudiados, asumiendo que el menos violento es el Nº 1 que es Nueva Zelanda.

Panamá, su presidente Ricardo Martinelli tiene un 65% de aceptación y un 31% de imagen negativa, con una tasa de desempleo del 4.6% y su país se sitúa en la posición 61 en la tabla de los países menos violentos.

Costa Rica, la presidenta Laura Chinchilla tiene un consenso del 46% y enfrenta una disconformidad del 40%, con un índice de desempleo del 7.3% y su país se encuentra en la posición 26 entre los no violentos.

Honduras, el presidente Porfirio Lobo tiene un nivel de aprobación del 45% y una desaprobación del 44%, con un índice de desempleo del 6.4% y la posición 125 para esta republica en el índice de no violentos.

Guatemala, el presidente Álvaro Colom tiene un nivel de beneplácito del 49% y de disconformidad del 45%, con un índice de desempleo del 3.1% y la ubicación 112 en el índice de los no violentos.

MAURICIO FUNES CON LULLA
El Salvador, el periodista y presidente Mauricio Funes tiene una aceptación del 64% y una desaprobación del 30%, con un índice de desempleo del 7.1% y la posición en el ranking de las naciones no violentas Nº103.

Nicaragua, su presidente Daniel Ortega es aprobado por el 42% de sus compatriotas y tiene una imagen negativa para el 37%, con un desempleo del 7.7% y la posición Nº 64 entre los países no violentos.

Estados Unidos, la tierra del sueño Americano tiene la posición 85 entre los países no violentos, un desempleo del 9.7% y una aprobación para su presidente tomada el 1 de agosto por Gallup-CNN del 45% y una desaprobación del 52%.

A pesar de que mi premisa inicial, suponía que el desempleo y la seguridad estaban relacionados directamente con la imagen de buen gobierno que proyectaban los presidentes, al repasar los resultados expuestos, surgen situaciones como la de Colombia, con el mayor índice de desempleo y la posición más mala entre los analizados en el índice de no violencia, aun así su presidente es el que presenta el índice de mayor favorabilidad, en contraste con Costa Rica en donde a pesar de tener una posición envidiable en el ranking de los no violentos, pues ocupa el puesto 26, superado en América por Uruguay en el puesto 24 y Canadá en el puesto 14, y con una tasa de desocupación que está en la media de América latina, su presidenta presenta unos niveles de popularidad y desaprobación casi en igualdad de condiciones.

Lo que me deja con la inmensa perplejidad, de cuales son realmente las percepciones de los ciudadanos para evaluar la buena actuación o la pésima gestión de sus líderes. O los colombianos estamos siempre tan mal gobernados que una pequeña mejoría se celebra favoreciendo al presidente de turno con la mejor de las aceptaciones. A diferencia de USA en donde gracias al desatinado conflicto originado en las últimas semanas por el techo de la deuda externa, su presidente descendió estrepitosamente en las encuestas, después de haber gozado de mejores índices gracias a la operación contra Bin-Laden.

En conclusión mucho habrá que aprender con los psicólogos, sociólogos y politólogos para que analicen e interpreten el comportamiento y la impresión real de las masas ante la habilidad de las ejecuciones del buen gobierno por parte de sus autoridades.

1 comentario:

  1. Nada es lo que parece, como en el pocker, deporte favorito del presidente, dicen por hay.
    Pero las cosas si que se parecen al dueño.

    ResponderEliminar