En la edad media en la medida que Europa se comenzaba a poblar los campesinos y labriegos perseguidos por los barbaros acogieron la figura del señor feudal en torno a su castillo para recibir protección a cambio de tributos e impuestos. Ahora en el siglo XXI la Colombia agraria desplazada se reúne alrededor de la miseria en torno a las grandes capitales en busca de protección y seguridad estatal en contra de los paramilitares y las anacrónicas guerrillas en conjunto, todos barbaros también. Qué gran ironía que con una diferencia de 1200 años o más, aquel viejo fenómeno europeo se repita en nuestra sociedad.
A pesar del estado diagnosticar como evitar este terrible error, año tras año crece envolviendo en su peligrosa problemática de cinturones de pobreza a nuestra comunidad, Colombia presenta una gran debilidad en su famosa política de seguridad porque el control de la violencia en la ciudad no se combate con las tácticas de la guerra regular que en su fundamento principal son capturarle y ocuparle el territorio al rival, por tanto el estado debe establecer un verdadero programa de erradicación o al menos de disminución de los cimientos y pilares que sostienen este abuso de la ley en el país, combatiendo la insensibilidad moral y social, el desempleo y el subempleo, la desnutrición, la drogadicción, el alcoholismo, el debilitamiento del salario, la deserción escolar, la humanización del servicio de salud; pero principalmente protegiendo al campesino y al labriego en su comunidad de origen para que no se tenga que desplazar.
Como estos enunciados no se cumplen a su cabalidad nuestras organizaciones municipales regentadas por las alcaldías en las principales ciudades del país se han visto en la necesidad desde los noventas en crear instituciones paralelas para seguir y diagnosticar el problema de la violencia urbana. En Cali en particular desde 1995 en asocio con la universidad del valle se fundó CISALVA, centro de investigación en salud y violencia, institución que desde la perspectiva académica contribuye en el conocimiento y la prevención de la violencia. Fundación liderada por connotados profesionales en el campo de la salud, las ciencias políticas y la comunicación social.
Esta entidad desde sus comienzos se dedicó a seguir con estadísticas en mano la evolución de este problema de enfermedad social dividiéndolo en sectores como la violencia doméstica y la violencia urbana y empezo a combatir este espinoso asunto de salubridad implementando unos observatorios de la violencia para conocer y diagnosticar las raíces y las ramificaciones además de sus implicaciones en el normal funcionamiento de toda la comunidad; lamentablemente quince años después a pesar de evaluar seguir y diagnosticar, nuestras tasas de homicidios, de violencia intrafamiliar, crecimiento de pandillas y cualesquier otro género de agresividad continúan en evolución, pareciese que estos importantes observatorios y su institución mamá se han rezagado en el tratamiento o presentación de propuestas y políticas claras para combatir con celeridad este endémico conflicto de nuestras congregaciones urbanas.
Quisiera yo que en vez de presentarnos las escalofriantes estadísticas de homicidios, muertes en accidentes de tránsito, abuso intrafamiliar y el volumen de alcohol presente en todos estos tristes aconteceres de la cotidianidad , mejor empezaran a organizar talleres, cursos, campañas y slogans para involucrar al estado y a la sociedad civil desde los estudiantes de jardín hasta los de doctorados para haber si así alguna vez despertamos en una Colombia con las mínimas estadísticas en cualesquiera de los géneros de la agresividad humana.
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