martes, 6 de mayo de 2014

UNA INSPECCIÓN AL MÍTICO MUNDO DE CHARLES DICKENS

Esta reflexión es parte de una labor alterna que vengo desarrollando; decidí incluir el escrito en el blog, porque Dickens a través de sus notas, denunció el maltrato infantil, impuesto de manera abusiva, mal pago y excedido en horas de trabajo, además de manifestar las pésimas condiciones para el resto de trabajadores adultos.

Quedan invitados a proseguir con la lectura.


Fotografía Web de la alcaldia de Londres
Viejas Calles de Londrés descritas por Dickens
Resulta indudable para el autor del presente ensayo, que en esta etapa temprana del aprendizaje sobre el género literario de la crítica, se requiere tener la suficiente osadía para juzgar los méritos lingüísticos, sintácticos, simbólicos, ideológicos y creativos de este importante autor de habla inglesa.

Escritor por el cual profeso admiración desde edad temprana, y quién a través de sus relatos imprimió en mí imaginario, un seductor mundo que describe desigualdades, pasiones y valores; entrelazados con descripciones que van desde la oscuridad y la suciedad del hollín y del barro profundo de las calles londinenses, hasta la blancura de los campos y tejares cubiertos de nieve, además de hermosas representaciones de la campiña británica o de sus costas. Con estos párrafos extraídos de sus textos ilustró estas maravillosas puestas en escena.

Los Olmos se inclinaban unos a otros como gigantes que quisieren confiarse algún terrible secreto” David Copperfield

Desembarqué en una tarde fría de Otoño. Estaba oscuro y lluvioso y en un momento vi más niebla y barro que la que he visto en un año” David Copperfield

La oscuridad y la bruma habían desaparecido con la ciudad, dando paso a un día invernal, claro y con nieve en el suelo” Cuento de Navidad.

En contraste con la blanca y lisa capa de nieve de los tejados y con la nieve más sucia del suelo, las fachadas de las casas parecían negras y las ventanas todavía más negras” Cuento de Navidad.

Es tal su habilidad literaria, que considero a Dickens apropiado para invitar a los más jóvenes a involucrarse con el hábito de la lectura. Oliver Twits y un Cuento de Navidad, tienen ese encanto de los diálogos y reseñas ligeras y sencillas, pero que a través de sus historias impregnadas de una fantasía ilimitada dan vida a los personajes, motivo suficiente para atrapar a los lectores, hasta devorar por completo los textos. 

El nobel Mario Vargas Llosa, propone en cambio en su ensayo sobre el autor denominado “Una visita a Charles Dickens”, como sus personajes e historias poseen un trasfondo complicado y recóndito.

Como sus pares, los Tres Mosqueteros o los Miserables, esa facilidad que pone al alcance de todos los públicos es engañosa, pues por debajo de la sencilla anécdota que el lector tiene la impresión de entender a cabalidad, hay un mundo complejo y profundo en el que comparecen todas las experiencias humanas primordiales incluidas las más turbias.”

Alternativamente a esta doble lectura que realiza Vargas Llosas; G.K Chesterton en su libro de 1906 “Charles Dickens, A Critical Study” hace una formidable defensa al oficio de Dickens, pues sus detractores de ese tiempo consideraban a sus protagonistas demasiados irreales, o carentes de credibilidad por la falta de detalles en sus reseñas, misma consideración para sus puestas en escena, entre las que se desenvolvían sus personajes; decretando por ello problemas de verosimilitud en las historias. Entre este grupo se distinguía su compatriota Walter Bagehot, hombre que describe que en el trabajo de Dickens hay inconexión en el registro de los lugares (espacio) y en la ilustración de los personajes. Ante ello solo resta aclarar que las anacronías y la irrealidad absurda de los hechos, eran consideradas faltas casi sacrílegas para la crítica purista de su época.  

A pesar de estas radicales manifestaciones en contra del autor, que eran divulgadas en los diarios de la época, tales hechos no disuadieron a sus lectores que vivían ávidos por conocer los finales de sus historias, que eran publicadas por entregas.

Otra oportuna defensora de Dickens en 1930 fue Virginia Woolf; ella realizaba pequeños ensayos para unas revistas londinenses; en uno de estos escritos comenta sobre la obra “nosotros modificamos nuestra imagen psicológica cuando leemos a Dickens,  porque como el crea personajes escasos de detalles, pero a su vez llenos de conversaciones grotescas, nos permite crear la imagen, que da la perspectiva reveladora del comportamiento de ellos.”

Sin duda parte de la genialidad del escritor es que arma sus personajes desde los mismos diálogos, por lo que son solo descritos y construidos con una leve vaguedad.

Otro severo censor y a la vez admirador, es Edgar Alan Poe; quien describe algunos descuidos literarios en la forma o errores sintácticos, encontrados en la obra Barnaby Rudge; en donde la trama esconde a un asesino que no debe ser descubierto sino hasta el final, pero que Poe con su aguda lectura revela y lo exalta como notable error en la hoja séptima, en el relato de Daysi Salomon, en un texto de trecientas veintitrés páginas. A partir de este detalle Poe registra otros errores de uso del idioma ingles y al respecto anota “El inglés de Mr Dickens es habitualmente puro. Su error más notable es al usar el adverbio directly, -directamente- en vez de, as soon as,   -tan pronto como-”  Directly he arrived, Rudge said”.

Resulta notable comentar como la niñez y adolescencia dificultosas y con carencias de Dickens, marcarán su vida convirtiéndose en el soporte de sus ficciones como en las novelas David Copperfield y Grandes Esperanzas. Al respecto cuentan sus biógrafos que a la edad de 12 años en 1824, debió trabajar en la fábrica de betún Warren, por tres largos y desesperantes años, debido a que su padre quebró y fue encarcelado por ello.

En 1829 comienza su carrera como periodista a la edad de 17 años y en diciembre de 1833, inicia su profesión literaria con la publicación de “Una cena en Poplar Walk”, en 1836 se publica en forma serial su primera novela “The Pickwick Papers”.

De ahí en adelante conoció el éxito, en 1843 publicó “Un Cuento de Navidad”. En 1850 publica su novela “David Copperfield”, en la que describe pasajes de su vida con detalles de ficción y algunos llegan a insinuar que es un relato auto biográfico.

Sus aportes no se limitan a la literatura, debido a que toda su obra encierra tras de sí, denuncias políticas propias de su contemporaneidad en plena época Victoriana; enfatizando en los abusos de explotación infantil, mal remunerado y recargado en horas de trabajo (hasta de 10 horas para niños de 10 años en adelante). Además dibuja todas esas inequidades que padecen las clases obreras y de trabajadores humildes del Reino Unido, a tal nivel que el mismo Marx escribió sobre Dickens esta reseña. “Este autor ha proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de profesionales en la política, agitadores y moralistas juntos”.

De igual manera Kafka en 1916 expresa este pensamiento sobre Dickens “Hay una falta de corazón detrás de su estilo sentimentalmente desbordante.”

Cierro con el comentario que además fue precursor en la defensa de los derechos de autor, pues su obra se popularizo también en Estados Unidos, de manera paralela a su patria; por ello sus contenidos se pirateaban copiosamente, lo que le obligó a querellarse contra muchos editores inescrupulosos.

Al concluir con el estudio de la obra de Dickens y de su vida, corroboro que a parte de mi antigua admiración, ahora ha despertado nuevos intereses, al comprender que su mayor genialidad estaba en retratar la inequidad e iniquidad de una sociedad burguesa, que comenzaba a mostrar como el capitalismo mal aplicado es tan perverso como todos los regímenes de carácter totalitario.

Sin duda Dickens es un autor que permanecerá vivo en nuestros recuerdos, y con certeza continuará enamorando a nuevos lectores, gracias a su habilidad narrativa y a sus singulares personajes, que permiten a sus escritos continuar perennes en el tiempo.

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