jueves, 20 de marzo de 2014

CONCEPCIONES Y JUSTICIA MANIQUEA



Fotografía Web Bogotá Humana
Existen palabras cuya composición y origen resultan inusuales por el escaso uso que hacemos de ellas y “Maniqueo” del latín “manichaeus”, estimo que concuerda con esta premisa.  Por tanto recordaré cuál es su esencia más prístina.

Etimológicamente se refiere a profesar la doctrina de Manes erudito Persa, que habitó en el siglo III, y cuya filosofía contenía dos principios fundamentales la luz y las tinieblas.

En la actualidad se usa para designar a las personas que no diferencian matices y que tienden a concebir una separación drástica entre lo bueno y lo malo.

Y esta es cabalmente la condición presente en donde se encuentra la sociedad colombiana, polarizada y sin una escala de tonalidades que suavicen esta disposición. 

Nos hemos convertido en un colectivo en donde los compatriotas adscritos al conservadurismo y sus vertientes visibles en el país, Partido de la U, Cambio Radical, Centro Democrático, Partido Conservador y el mal llamado partido Liberal, definen la conducción de la nación con el férreo guión promulgado por el selecto grupo de familias que rigen los destinos desde hace 200 años; sin permitir la irrupción de nuevos afiliados al selecto club.

Existe otro grupo que es el de los rebeldes, que de alguna manera pretenden regir la nación con mayor equidad.

En el primer grupo sobresalen entre sus voceros con notable beligerancia, el procurador general, el ex presidente Uribe, el actual presidente Santos, el ex ministro Vargas Lleras y sin duda los representantes a la sombra de las 20 grupos empresariales más importantes.

En el segundo clasifican escritores como Julio Cesar Londoño, Fernando Vallejo y William Ospina; periodistas como Hollman Morris, Antonio Morales, Antonio Caballero y Daniel Coronel además el ex alcalde Gustavo Petro, los senadores Avellaneda, Claudia López, Jorge Robledo y las representantes Angélica Lozano y Ángela Robledo.

El asunto no revestiría mayor complejidad y figuraría como los pesos y contra pesos del sistema; pero en el primer grupo están inscritos los medios periodísticos con la mayor cantidad de lectores, los que tienen un número superior de escuchas o los que manejan la mejor cifra de televidentes.

Este pormenor garantiza que la población reciba su dosis diaria de información acorde al libreto establecido que proviene de los grupos económicos que sostienen a estos medios; en donde ciertamente la imparcialidad y la ética periodística han fenecido.  

Morales, Sánchez, Arismendi, Gómez y otros monarcas del micrófono, deleitan a la audiencia desde las 5 de la mañana, disparando sus incendiarias y desobligadas palabras, contra todos aquellos se interpongan con los objetivos de los dueños del país.

Este infortunado tratamiento ha contribuido con aumentar la polarización de la república; y hoy en día escuetamente somos de derecha o de izquierda sin alguna otra posibilidad; gracias a los conceptos eminentes y preclaros, que acuñan estos dueños del saber y del conocimiento, emanado del argumento que fielmente leen todas las mañanas, apoyados en sus grupos de alfiles, devotos componentes de sus mesas de trabajo, que no son más que una partida de aduladores lisonjeros que están solo ahí por defender sus salarios y prebendas.

Claro entre todos se auto alaban y se premian en unos muy elocuentes y poco fiables concursos periodísticos, para hacernos creer a todos que son dignos de respeto y admiración por su transparencia y esforzado trabajo.

Hasta aquí nada nuevo en la republiquita bananera de Colombia; pero el miércoles 19 de marzo, nuestro déspota mayor decidió que el derecho internacional que nos protege de la tropical y cantinflesca manera de interpretar la ley, ya no aplica para el país.

Ahora los desatinos de los tribunales, los excesos de los militares y los menoscabos producidos por las deficiencias del estado no tendrán respaldo en las leyes del sistema interamericano.  Con un plumazo retrocedimos al menos 80 años como en los tiempos de las bananeras.

¿Qué nos dispensará en el mediano plazo esta arrogancia de nuestros líderes?

Al menos espero que el ambicioso de Santos no sea reelecto a pesar de tener el mejor naipe en las manos; como una consecuencia directa de su falta de tino electoral, ahogando con ello su intención de gobernarnos por otros 4 años.

Hoy no recomiendo reflexiones, las actuales circunstancias desaniman y desconciertan; solo guardo la esperanza que pase pronto la oscura noche en que nos han metido Santos y el procurador Ordoñez.

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