jueves, 6 de septiembre de 2012

CAMBIOS EN EL ENGRANAJE MINISTERIAL

Ministro  Aljandro Gaviria y Presidente Santos
Fotografía web presidencia de Colombia

He reflexionado agudamente sobre la valoración del ajuste ministerial ejecutado y ampliamente publicitado por nuestro presidente en ejercicio.

Resulta paradójico que el mandatario decida ejecutar la adecuación del gabinete ministerial, definiendo los cambios de sus inmediatos colaboradores como la necesaria renovación por nuevos elementos que estén dispuestos a calzarse las botas, pero finalmente solo se trató de una rotación de cargos, con la introducción de unos mínimos cambios, como el acontecido con el economista Alejandro Gaviria posesionado como ministro de salud.

Con esto llegamos al punto de la paradoja, pues en el enfoque del gabinete persiste el mismo perfil desgastado de tecnócratas, de alto nivel económico y académico e inmensamente lejanos y ajenos a la realidad social que enfrentan millones de colombianos, y ante lo cual difícilmente pueden estos doctos aristócratas criollos, ofrecer soluciones compatibles a las necesidades de la inmensa mayoría del pueblo de Colombia.

Juan Manuel Santos espera con ingenua certeza, que su encopetado grupo de funcionarios de primer nivel, a través de su trabajo académico e incondicional con el establecimiento colombiano, recuperen para él, parte de la imagen y confianza perdidas; pero lejos se encuentra de esa realidad, porque como lo explique en mi anterior artículo “análisis cualitativo de los sondeos” mientras subsistan los mismos propósitos y planteamientos cuantitativos en la evaluación de las políticas publicas dirigidas al campo social,  perseverando en maquillar los resultados y consolidar cifras, para recibir el beneplácito de los organismos multilaterales de cooperación y de crédito, no podrá mejorar en su evaluación de imagen y confianza administrativa por parte de la opinión pública, pues aunque la inmensa mayoría de los habitantes del país no comprenden la indescifrables cifras de evaluación económica, si perciben que no hay cambios en su estado de bienestar, en razón a que el empleo formal no mejora, además de que los incrementos salariales no compensan los aumentos de los precios de medicamentos, vestuario, útiles escolares, arrendamientos, servicios públicos, combustibles, creciendo todas estas variables por encima del cálculo estadístico del índice de precios al consumidor, que es la medida básica para elevar los salarios de la gran mayoría.

A pesar de su estratégica apuesta por la paz lanzada el 4 de septiembre, persistirá  mucho descontento entre las grandes mayorías silenciosas del país gracias a que se mantiene la inmensa desigualdad, grupos a los que se le pueden unir las clases medias altas y altas si la violencia insurgente perdura o se radicaliza, como secuela de los nuevos diálogos de paz.  

Ciertamente considero que si Santos no asume planes sociales audaces en estos próximos 18 meses, alimentará mas incertidumbre a su deseo releccionista, a menos que hayan resultados muy favorables en el avance de las negociaciones  con los insurrectos, pero eso dependerá de la actitud de las Farc y no de Santos y sus negociadores.

En conclusión continuará por muchos meses más el interrogante, de si este hombre tendrá la capacidad de remontar estas cifras desfavorables sobre su imagen y labor gubernamental ante el país, lo que abre la puerta a ingeniosos contradictores de las distintas vertientes políticas que existen en Colombia, y que seguramente intentaran disputarle con buenas posibilidades la primera magistratura.      

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