miércoles, 11 de julio de 2012

EL PAULATINO DESMORONAMIENTO DEL VALLE DEL CAUCA


Paisaje del Valle del Cauca
Fotografía web gobernacion del Valle del Cauca
Me causa gran pesadumbre, elaborar un escrito sobre mi Valle del Cauca, en el que debo exhibir el gradual deterioro desde 1970, de los principales indicadores sociales y económicos de la región y su capital, frente a las mismas mediciones a nivel nacional o de cara a las grandes urbes de Bogotá y Medellín.

Sin duda este proceso lento y sostenido, expone la pésima manera con la que la élite regional ha conducido los destinos del departamento y su ciudad principal Santiago de Cali.

El departamento sostuvo tasas de crecimiento económico superiores al 4% en el periodo comprendido entre los años de 1961 a 1979, lamentablemente a partir de ahí entró en un profundo decaimiento que hizo su mayor crisis entre 1997 al 2000, llegando a un 2% como nivel de crecimiento, a partir de ese momento ha mejorado su trasegar, pero sin lograr superar nuevamente la barrera del 4% hasta los últimos datos disponibles al 2009.

Es tan grave este menoscabo, que el Valle ha disminuido su contribución como líder del crecimiento general del país, pasando de un glorioso 13% en los 70s a menos del 11% para finales del 2008.

En consecuencia nuestras tasas de subempleo y desempleo están por encima de la media nacional que se ubica en un 0.318 en el 2011  ante la del Valle que llega al 0.367 o frente a ciudades como Medellín y Bogotá que registran comportamientos por debajo del 0.341 para el subempleo.

Nuestra informalidad laboral en Cali a 2011 alcanzó el deshonroso 50%, mientras Medellín llega al 46% y Bogotá al 45%.

Nuestros índices de pobreza urbana y de extrema pobreza, exceden en 5 puntos a la valoración nacional en el caso de la pobreza para la ciudad de Cali, y en el 0.6 en la medición de pobreza extrema, además nos dejan en un vergonzoso 25.1 frente al 19.2 de Medellín y el 13.1 de Bogotá.

Claramente todos estos indicadores visualizan el alto nivel de desequilibrio social, que abonan el crecimiento de la violencia, la consolidación del narcotráfico y sus secuelas, premian el abandono escolar y determinan el aumento de los indicadores de homicidios, hurtos y robos.

Como muestra de tal debacle observemos que desde 1992 al 2011, la media nacional de homicidios ha disminuido de 80 por cada cien mil habitantes a 33 por cada cien mil habitantes; pero en el caso del Valle del cauca esta cifra se ha incrementado de 80 a 82.3 por cada cien mil habitantes y para la capital del departamento de 80 a 81.3 muertes por cada cien mil habitantes, demostrando la total incapacidad de disminuir en 20 años tal guarismo, que refleja el estado de indefensión del ciudadano corriente frente a los agentes promotores de la violencia, además demuestra la ineficacia de todas las políticas publicas, tanto sociales como represivas o quizás mas vale debería afirmar de la total inoperancia y aplicación de medidas preventivas y correctivas para lograr la vinculación o la  reinserción al colectivo de pandilleros, sicarios, fleteros y demás marginados sociales.

Ahora que tenemos un alcalde a quien la élite local colmó de adjetivos relativos a su capacidad y gerencia y que estrenamos hace 6 dias un nuevo gobernador aclamado por los mismos grupos de notables criollos, me cuestiono ¿Tendrán estos caballeros algún plan para empezar a resarcir el inmenso deterioro social en el que se encuentran la capital y el departamento?

O simplemente seguiremos asistiendo al vacilante estilo de gobernar de las administraciones locales y departamentales de los últimos 30 años, que han colocado su granito de arena entre todos para llevarnos a este total deterioro administrativo, económico y social en el que se encuentra la región.

De razón nos llenan de epítetos peyorativos en todo el país, calificando a nuestra sociedad como mafiosa, perezosa, y cuna de mujeres superficiales amantes de la silicona y las frivolidades.

Tenemos que despertar, porque mientras sigamos entregando los destinos a los mismos clanes y sus sucesores, con certeza continuaremos caminando hacia un final nefasto.

Queda en el análisis de cada vallecaucano y caleño permitir que nuestro rumbo decaiga aun más, gracias a nuestra notable indiferencia para opinar, participar y protestar ante tanta corrupción, despilfarro e indiferencia estatal, o mejore si asumimos con interés la defensa de lo público y no permitimos mas abusos e ingobernabilidad por cuenta de la incapacidad de quienes rigen nuestros destinos.

1 comentario:

  1. Y lo más triste, es que del Valle del Cauca se han ido los más insignes industriales para darle paso a peligros sociales como Abadías y Martinez....

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