lunes, 9 de julio de 2012

LOCUACIDAD SUPINA

Presidente Santos con altos mandos militares
Fotografía pagina web presidencia de Colombia
No se podría encontrar un resultado mas guarro, como consecuencia del famoso homenaje realizado a favor del mártir de la derecha en Bogotá.

De este desventurado acontecimiento solo se desprenden, el uso para beneficio político de la guerra, la veneración a la violencia y al lenguaje desgastado de una campaña en contra del terrorismo de izquierda, olvidando de manera evidente a las otras fuentes generadoras de violencia en el país.

Este estilo de hablar y de actuar plagado de características tozudas, solo es el método que de manera reiterada enarbolan, el señor expresidente y su escudero mayor el señor Gaviria, auxiliados por el lenguaraz acólito y nuevo mártir de la causa de la extrema derecha, el señor Londoño, que de manera astuta confunden a una opinión pública que obnubilada, se deja seducir sin mayores fundamentos con su manido discurso del control de la violencia guerrillera y terrorista, que según este trio se ha convertido en una empresa ardua para el actual gobierno.

El asomo del renacer guerrillero en el país, no es mas que la adaptación al nuevo estilo de conflicto que ahora se desarrolla en la nación, y puntualmente en el departamento del Cauca se escala gracias a factores sociales, geográficos y económicos de muy vieja data, por lo que resulta oportunista y cínico resaltar este accionar subversivo, como el resurgimiento de una nueva perdida del control territorial, acción que en 60 años de conflicto nunca ha podido el estado implantar por completo a pesar del apoyo militar y policial, porque de haber transcurrido de otra manera ya no existiría la guerra actual.

Da tristeza encontrar a ciudadanos del país, que quieren enterrar un pasado de corrupción, por favorecer un supuesto estado de seguridad, que hemos descubierto solo ha sido el producto de un impecable manejo de medios noticiosos, unido a un desvirtuado conjunto de éxitos militares, que arrojaron una escabrosa realidad sobre asesinato de civiles ajenos a las hostilidades, como una justificación del victorioso despliegue táctico y de fuerza frente al conflicto; estos crímenes son conocidos por el país como los falsos positivos, por los cuales ya se encuentran militares condenados.

Flaco favor le hace a la frágil democracia colombiana, el desacertado discurso que incrementa los triunfos de la insurgencia, alienando al colectivo con la falsa idea de   haber regresado a aciagas épocas ya superadas de violencia y terror.

Si realmente hay algo que desterrar en este país, es ese maligno cáncer de la corrupción, madre de la desigualdad económica, del atraso vial, del desequilibrio judicial, de la insuficiente prestación médica, del hambre y la desnutrición de millones y de la descomposición moral del estamento policial y militar, que ha llevado por estos días ante los tribunales norteamericanos a un general retirado de la policía, a parte de las notas escritas por un reconocido cabecilla del narcotráfico que enlodan a militares de elevado rango y a altos miembros del aparato de justicia, notas que recientemente han sido publicadas por los medios nacionales.

En vez de invitar a la deslegitimación del actual accionar del gobierno y las fuerzas militares, este grupo de falsos patriotas, debería de enmendar su actitud y respaldar al presidente y sus políticas en la búsqueda de la paz y la tranquilidad del todo el colectivo.

Confío en que la inmensa mayoría de los ciudadanos, descubran el fraude en este discurso patriotero manipulado, que solo busca el beneficio de un grupo social privilegiado que alimenta su codicia y avaricia, sin inquietarse por el porvenir de la inmensa mayoría del pueblo de Colombia.   

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