miércoles, 8 de octubre de 2014

DISPARATES E IMPREVISIONES



analizan en Madrid el seguimiento del protocolo de actuación ante el ébola

Foto Ministerio de Sanidad Español
Resulta muy confuso para mi razonar, cómo se producen tal cantidad de garrafales errores en la evaluación de los riesgos biológicos y médicos, o del accionar terrorista y de la violencia sistemática. Porque en estas actividades de estimar la contingencia de que sobrevengan hechos espantosos y perjudiciales para la salud y la tranquilidad ciudadana, se considera que están personas muy capacitadas en estos análisis.

Sucesos como el contagio de una enfermera en España por el Ébola, gracias a una larga cadena de imprevisiones o la falta de control en los aeropuertos sobre los viajeros de las zonas infectadas, en África Occidental, por el virus causa perplejidad y sorpresa ante la candidez de las medidas sanitarias.

En otro ángulo de la noticia el Califato Islámico continua asesinado en horario triple A, a ilusos y crédulos periodistas o ingenuos cooperantes humanitarios, quienes alarmados por las informaciones que han circulado sobre los miles de huérfanos y viudas en Siria, han concurrido a oriente medio para ayudar a aplacar este desastre creado por los grupos de inteligencia occidental. Claro nunca imaginaron que realizando acciones nobles podían ser secuestrados y caer en manos de los asesinos de ISIS. En este caso y después de oír las declaraciones de Obama sobre cómo se subestimó la reacción de los integrantes de ISIS, se cuestiona uno hasta dónde puede llegar el cinismo de los hombres que calculan las posibilidades políticas y geopolíticas de apoyar y controlar a fundamentalistas de origen musulmán.

De igual manera en nuestro país, mas concretamente en mi ciudad, el flagelo cíclico de la violencia indiscriminada y los homicidios por encargo perpetrados por especialistas en estos menesteres regresa con aires renovados.

El asesinato por encargo o sicariato es un triste artificio instaurado por los mafiosos desde 1977 cuando fue asesinado el juez Eduardo Moya Tovar, siendo de las primeras víctimas visibles e importantes para el estado. Desde esa época nuestra ciudad ha recorrido un tortuoso camino en el que con el avance del calendario, el respeto por los semejantes se extravía aún más.

Como consecuencia de esta situación planteada, el número de asesinatos por cada 100 mil habitantes ha permanecido casi invariable desde la década de los ochentas con una tasa promedio ubicada entre los 70 a 80 muertes por cada 100 mil habitantes. Esta tendencia ha variado con leves fluctuaciones hasta la actualidad.

Ante ello lo que desconcierta es la nula acción oficial para controlar abiertamente el problema; las instituciones locales tienen de sobra analizada, evaluada y estudiada las causas de la violencia urbana. Como también sus cambios cíclicos, además de sus consecuencias y las soluciones para derrotarlo. No en vano llevamos 28 años envueltos en el mismo debate. Y como si fuera poco, para escandalizar con nuevas razones a la ciudadanía, nuestro actual alcalde sin asomo de vergüenza recibe una distinción internacional que según reza la información entregada desde Washington D.C. es por sus acertados manejos en la disminución de la violencia en Cali a partir del estudio de la epidemiología de la violencia sus causas y soluciones efectivas. Mientras él está de viaje, de nuevo se activó el ciclo de típico de violencia disparando las muertes con armas de fuego a niveles que perturban a toda la ciudadanía.  Queda claro que quienes otorgaron este premio han actuado con una notable ingenuidad o desconocen el problema cíclico de violencia que nos afecta en las tres últimas décadas.

Leyendo hoy las justificaciones en Madrid sobre la cadena de errores cometidos con la enfermera que resultó afectada en el cumplimiento del deber por el virus del Ébola. Racionalizando el discurso de Obama sobre los errores cometidos por sus instituciones de inteligencia y rememorando las noticias judiciales de Cali. Simplemente resulta estremecedor reconocer cómo en quienes confiamos que actúan con sapiencia y diligencia para resolver emergencias y graves problemas, son solo personas dispuestas a cometer muchas imprevisiones y disparates.

2 comentarios:

  1. El asunto es que mientras nos obsesionamos por lo cuantitativo, descuidamos lo cualitativo; nos emocionamos cuando bajan las tasas de mortandad o nos asustamos cuando suben, pero no tenemos en cuenta lo que nos quieren mostrar realmente....

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  2. Siempre subestimando al ciudadano... Un reflexivo post Carlos 👏

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