martes, 23 de abril de 2013

ACTIVIDADES INTRASCENDENTES O TRASCENDENTALES

CONPES Abril 15 de 2013
Fotografía Web de la presidencia de Colombia

Qué motiva a que una situación, una actitud o una acción sean calificadas como transcendentales o insignificantes.

¿Dependerán de un sistema conocido que valúa cual característica determina su importancia o intranscendencia o de un nivel establecido de conceptos que califiquen una de las dos estimaciones?

Ya se preguntarán el porqué de este cuestionamiento.

La respuesta radica, en que he advertido que con motivo de la valoración personal de una de estas dos calificaciones, establecida por hombres con un buen nivel de credibilidad, se juzgan hechos que a los ojos de la mayoría pueden tener o no valor pero que finalmente influencian las decisiones colectivas.

Consideremos algunos motivos por los cuales a una mayoría de habitantes en este país les resulta incómodo la continuidad de Santos en el poder y de ahí  podremos valorar como lo transcendental para unas personas es intranscendente para otras.

Mirando de manera retrospectiva Santos ha gobernado al país sosteniendo una continuidad de medidas económicas y sociales que no lo alejan de la forma en la que al menos 8 de sus predecesores lo han hecho, desde la época de Betancourt quien introdujo el impuesto de valor agregado IVA, todos sin excepción han realizado reformas tributarias y económicas que siempre han favorecido a los grandes comerciantes, industriales y al sistema financiero, perjudicando con soluciones leoninas a la clase media.

La muestra más clara es la famosa disminución de la tasa del impuesto de renta con la última reforma que la redujo del 33% al 25%, pero que no eliminó por completo un complejo sistema de excepciones que limitan esa tasa impositiva a una realidad del 15% en promedio para los grandes capitales permitiendo continuar con las antiguas prerrogativas; en el resto de sus actuaciones económicas se ha continuado con la política de encarecer los combustibles como todos sus antecesores, además de privilegiar la usura del sistema financiero.

En sus políticas sociales solamente ha implementado un demagógico sistema de regalar casitas de 36 a 40 metro cuadrados para las familias desfavorecidas, pero sin sustanciales esfuerzos para reducir la inequidad que continua siendo la segunda más alta del continente, en concordancia con el estilo establecido por el notariado criollo para gobernar.

Entonces si nos ha conducido con una línea semejante a las últimas 8 administraciones, en que radica su baja estimación reflejada en las encuestas.

Opino que principalmente se debe al transcendentalismo que le hemos otorgamos a la situación actual del conflicto con la insurgencia, condición que hábilmente ha sido explotada por su antecesor inmediato y líder de la extrema derecha del país.

Penosamente el establecimiento colombiano propietario de los medios informativos con mayor penetración en la población  y que es un homogéneo grupo de ciudadanos claramente afines con la derecha, también apoyan la campaña del ex presidente al entregar mayor cobertura a las funestas noticias sobre nuestra empantanada guerra interna, y no a aquellas que comprueban que la lucha contra la insurgencia continua transmutándose de acuerdo a la estrategia que los combatientes planteen, de tal manera que nos hemos devuelto a la pequeña guerra de guerrillas de hace 20 años con asaltos fragmentados y pequeños, a diferencia de como se estaba llevando a cabo hace 13 años con grandes tomas a pueblos e instalaciones militares.

Como ven nada nuevo en el manejo económico, tampoco en lo social y continuamos con el mismo desarrollo del conflicto como sucedía desde la época de Barco hasta Samper.

Así que el transcendentalismo que le aplicamos a la retórica belicista de Uribe y sus prosélitos, es la que realmente hace ver la labor de Santos como ineficaz y ardua.

Ya establecida esta premisa deberíamos de cuestionarnos en cuan es de insignificante la reelección de Santos, y por ende de su cruzada para alcanzar un cese de hostilidades definitivo  con la insurgencia del país.

En segunda instancia a partir del  sangriento hecho acontecido en Boston, procuraré comprender por qué era tan transcendente para un par de inmigrantes legales del oeste de Europa, realizar una campaña en Estados Unidos en contra del sistema ahí establecido y en consecuencia atacar a ciudadanos indefensos sin motivaciones aparentes más que las religiosas.

¿Es el transcendentalismo una antesala al fanatismo y al extremismo?

¿Por qué un joven estudiante de medicina becado, con antecedentes sociales normales puede transformarse en un engendro provisto de maldad y deshumanización extrema?

Entender el radicalismo musulmán ya fue una tarea ejecutada en un escrito realizado en este blog hace 2 años, y realmente para nuestra subjetiva perspectiva occidental no deja de ser sumamente arduo de entender, como consecuencia de la visión establecida por los medios informativos que han desdibujado y asociado conceptos como fundamentalismo, terrorismo y extremismo convirtiéndolos casi que en sinónimos, cuando no lo son ni mínimamente en realidad; y para ello hay que establecer que fundamentalismo y radicalismo están asociados es a establecer los  linderos de acatar con suma rigurosidad los escritos de Mahoma y sus sucesores y no al fanatismo violento que algunos musulmanes practican y que la prensa nos ha hecho entender como definición de tales conceptos.

Así que apartándonos de la justificación del extremismo religioso, nos queda solo esperar a que la investigación y el análisis riguroso sobre la psiquis del sospechoso, nos ilustre del por qué se potencializan estas conductas destructivas, provistas de crueldad excesiva en donde a través de la violencia se busca la justicia por la propia mano, que es en el fondo parte de la motivación de fanáticos y terroristas.

¿Qué hecho  transcendental generará este tipo de actuaciones?

Política, nacionalismo, religión o el apasionamiento deportivo han sido elementos de los que los intolerantes disponen para justificar oscuros sentimientos de venganza contra la sociedad que los mantiene, solamente cambian los métodos y las vías para perpetrar estos abominables hechos dependiendo de la capacidad económica organizativa y tecnológica de quienes los cometen.

Seguramente algún acontecimiento insignificante para los ciudadanos de la ciudad de Boston despertó en los 2 hermanos un obsesivo deseo de vendetta en contra de los inermes participantes de la maratón y residentes de esa capital; ojalá la investigación policial arroje luz sobre estos sucesos con el fin de hacia futuro evitar que suscitan acciones que promuevan la aparición de nuevos elementos radicales.

Finalmente pienso que las características de intranscendencia o importancia que se asocian a un acto o acción no se pueden minimizar porque es sumamente prejuicioso y arriesgado juzgar las motivaciones, problemas y asuntos de nuestros prójimos como lo argumentan las causas hoy expuestas.

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