jueves, 4 de octubre de 2012

PROPONIENDO FUNDAMENTOS DE ANTAGONISMO O DE CONCORDIA


Diseño archivo StocK Fotos

Por varias semanas la gran mayoría de conciudadanos, hemos debatido, cuestionado y opinado, sobre las incipientes negociaciones que establecen el cronograma que determinará las bases de los acuerdos para iniciar unos diálogos constructivos de paz con los insurrectos.

Lo que si no hemos discutido y analizado, es la naturaleza beligerante propia, que poseemos todos los colombianos y que se evidencia en abundantes sucesos del acontecer diario en ciudades, pueblos y provincias.

En la hacienda las Pavas al norte del país, se advierte la realidad del  conflicto por la tenencia de la tierra, que diariamente se experimenta en Colombia; hace pocos días el Incoder determinó como baldíos los 4/5 partes de la hacienda, terreno que ha estado en una larga disputa entre labriegos desplazados e inversores agroindustriales; pero a pesar de la medida gubernamental, esta no  ha inquietado en lo más mínimo al grupo de empresarios que se hallan en disputa con los campesinos analfabetos, y mas vale si ha alentado una nueva campaña de intimidación armada en contra de los pobres labradores, tarea asociada a un comportamiento condescendiente de la autoridad policial y militar, que no intervenido de manera categórica y decisiva para controlar estas amenazas, que vienen siendo denunciadas desde hace meses por comunicados de prensa y blogs.

En Cali la puesta en ejecución de la última etapa de chatarrización de los buses tradicionales, además de la implementación de nuevas rutas del sistema integral de transporte, ha dejado al descubierto un penoso conflicto social, que desnuda la perdida del sustento a más de 2000 familias que obtienen sus ingresos del antiguo sistema de transporte.

Como racionalmente y objetivamente es absurdo oponernos a la modernización del sistema de transporte de la ciudad, debo cuestionar al alcalde, a la presidente de Metrocali y al secretario de transito municipal, quienes  vienen actuando despreocupadamente sobre las opciones a tomar para disminuir el impacto económico y social sobre estas familias, además  que estos funcionarios dejan entrever la común improvisación que caracteriza  a los burócratas colombianos, patentizada en el caos que por estos días reina debido a que se desbordo el uso ante la precaria planeación, desorden auspiciado por la extrema congestión de pasajeros en los terminales del sistema, ofreciendo la oportunidad para el vandalismo, los hurtos y los accidentes, que testimonian sin duda la improvisación y la ineptitud de las autoridades nombradas; asunto que sin lugar a dudas es una nueva semilla para mas intolerancia.

Ojalá que todo esta desorganización y deshumanización de los 3 burócratas citados, no desencadene en asonadas y motines contra el mobiliario urbano, los comerciantes a los largo de las rutas o  los mismos vehículos de transporte, como ya se vivió en Bogotá hace unos meses por causa de abusos parecidos a los que actualmente enfrentan los usuarios caleños.

Igualmente hay que aunar a estos acontecimientos señalados, otro grupo de hechos que sembrarán más desesperanza y menoscabo a la tranquilidad de miles de familias, acciones que son indiscutiblemente el principio de nuevas manifestaciones violentas de inconformismo y malestar.

El reciente posesionado ministro de salud, Alejandro Gaviria economista ex decano de dicha facultad en la prestigiosa universidad de los Andes; talentoso y docto profesional que encaja en el típico modelo de tecnócrata frío y acompasado al rígido patrón neo liberal, justifica sus decisiones en la clásica teoría económica y en la econometría pura, sin realizar la mas mínima consideración  en que sus esfuerzos como ministro de salud, no son para promover y proteger al gran capital (Eps), sino para impulsar el mejoramiento de la prestación del servicio de salud en todo el territorio nacional, esencialmente con geniales y audaces propuestas en torno al uso de los servicios clínicos y la administración de medicamentos de alto costo, fundamentales en el tratamiento de las enfermedades catalogadas como catastróficas; pero no, el buen funcionario público ya encontró la solución al vasto problema con la salida mas elemental, que consiste en limitar vía reglamentación por decretos, la posibilidad de que los jueces de la república a través del instrumento de la tutela a derechos fundamentales, obliguen a los prestadores de servicios de salud a cumplir cabalmente con sus obligaciones clínicas y de entrega de medicamentos esenciales para dichos padecimientos.

Los actuales ministros de minas y de hacienda, haciendo gala de su gran preparación académica, continúan con su obstinado discurso en donde de manera creativa defienden el continuo aumento en los precios de los combustibles, a pesar de ser nuestro país productor y exportador de petróleo, presionando con ello el encarecimiento de los productos básicos de la canasta familiar.

La proliferación y pugna entre pequeños grupos de narcotraficantes como resultado de la captura de los grandes capos de la nueva generación, ha cimentado un crecimiento de la violencia sicarial, con el permisivo ingrediente de la explotación de menores de edad en tan lesivas actividades, gracias a nuestra endeble política penal, que beneficia con penas mínimas, los delitos atroces en los que se encuentran incursos los menores de 18 años.

Todo un recrudecimiento de la violencia en regiones como la costa Atlántica, el Valle del Cauca y Nariño entre otras, sin que autoridad alguna, plantee soluciones o al menos estrategias convincentes para combatir este nuevo flagelo.

Por todo ello considero, que con la ilustración que hoy he desarrollado, se puede concluir que hay una gran cantidad de factores perturbadores de la tranquilidad, que pueden actuar como semillas para germinar en nuevos conflictos o en la aparición de nuevos focos de insurgencia, como consecuencia de políticas mal concebidas, mal encaminadas además de mal ejecutadas y que son lineamientos generales que emergen desde la presidencia.

De no corregirse todas estas dificultades, con certeza que por más esfuerzos de concordia que se pretendan establecer con la guerrilla de las Farc y del Eln, en poco tiempo continuaremos en los mismos aprietos, ocasionados por los nuevos actores, perpetradores de violaciones y constreñimiento.

Con esto pretendo iniciar el debate para que resuelvan con sensatez y humanismo muchos de los acontecimientos expuestos; haber si alguna vez el tema de la violencia en Colombia se convierte en relatos y crónicas del pasado.

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