lunes, 19 de marzo de 2012

TERGIVERSAR O MANIPULAR

Ex presidente de USA  George W Bush

Fotografía web White House
Es de general ocurrencia en nuestro mundo actual y extremadamente informado, la aplicación de recursos escritos, visuales o audiovisuales, para controlar sutilmente a la opinión pública, empleando para ello la conocida técnica de distorsionar la verdad o encausar a la gente a realizar interpretaciones erróneas de palabras y sucesos.

Desde las temerarias y exageradas críticas al uso de twitter, por parte del alcalde de Bogotá, pasando por asuntos tan triviales como es el prestar los estadios de fútbol en Colombia, para actividades diferentes al desprestigiado y violento espectáculo del balompié en el país.

Las justificaciones superficiales del gobierno Hebreo para intervenir militarmente en Irán o las campañas de desprestigio en cualquiera de las contiendas políticas vigentes, hasta la cruzada económica de los banqueros ingleses y norteamericanos para debilitar y desacreditar el respaldo y firmeza de la moneda única europea.

Todas estas campañas de manipular y orientar la interpretación errónea de los hechos o de los decires de los hombres públicos, deberían causarnos  a los ciudadanos del común mas preocupación y despertar una conciencia crítica, que nos obligue a conocer con mayor exactitud los que nos afecta de manera intensa.

Porque cada vez, que descaradamente se usa un medio de comunicación, para favorecer indeterminados intereses cuyas consecuencias afectan a millones de personas, deberíamos fiscalizar con una mayor determinación para percibir y distinguir los engaños de la realidad.

En el 2003 George W Bush, convenció el mundo sobre la existencia de armas químicas y biológicas en poder de sadam Huseim, dando comienzo a una cruenta guerra en la que finalmente se demostró, que la justificación inicial no era más que un infundio bien manipulado por el establecimiento norteamericano apoyado en las gigantescas y frecuentadas cadenas de televisión de ese país.

Así mismo hemos visto desprestigiar a los altos tribunales colombianos, gracias a los decires imprecisos de una gran parte de la derecha criolla, apoyados para ello en los medios de comunicación afectos a tales doctrinas y en la opinión de periodistas interesados en las prebendas y el poder.

O que decir de las terribles campañas de descrédito en mi región en contra del grupo político que orienta el ex gobernador Abadía y sus amigos, rumores todos maquinados por el mismo grupo de empresarios y un par de medios de comunicación urgidos en eliminar la fuerte competencia que este grupo político conserva, y que los mantiene alejados de contratos y los negocios.

Analicemos también el actual debate por el precio interno de los combustibles en el país, que es el clásico ejemplo de cómo se distorsiona la realidad, usando argumentos técnicos para enmascarar el hecho de que los impuestos a los combustibles son una enorme fuente de ingresos tributarios para el estado, a sabiendas de las profundas alteraciones en los precios de la canasta familiar que estos incrementos aportan.

Debe quedar claro que tras todas estas maquinaciones no existe el mínimo interés moral o ético.

Solo la vergonzosa disposición de obtener beneficios políticos y económicos a costa de sus víctimas desprestigiadas o de la inerme masa de ciudadanos, que ingenuamente asienten todas estas confabulaciones, sin conocer los perjuicios a los que se verán sometidos.

Si Gustavo Petro se limitara solo a comunicarse a través de la gran prensa capitalina, quien sabe que tan desacreditada estaría su imagen política y personal en este momento.

O si olímpicamente aceptáramos los argumentos amañados y aparentes para justificar conflictos e invasiones, quizás ya abríamos tenido una guerra con Venezuela y Ecuador, por cuenta de las paranoicas ideas de nuestro mandatario anterior.

Como lo pueden notar la tergiversación de las palabras y de los hechos no es tema de poca monta, por el contrario exige de nuestra parte, reflexión, observación aguda y razonamiento sagaz, para tratar de no dejarnos engañar y usar en la aprobación de engañosas normas, leyes y propuestas.

1 comentario:

  1. El juego de la manipulación que todos practicamos sobre las redes comunicativas para dar a conocer nuestros conceptos y hacerlos prevalecer sin mirar el porqué de los otros....

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