jueves, 22 de marzo de 2012

DESIDIA E INDIFERENCIA


PARTICULARIDAD MUY MARCADA  DEL COLOMBIANO MEDIO

Destrozos en Trans-Milenio Bogotá
Fotografía alcaldía de Bogotá
Dos de las características más arraigadas en nuestra comunidad, y que convierten a nuestra sociedad, marcada por la pasión y la intolerancia desmedida, en sui géneris.

Usualmente la violencia guerrillera, los miles de desaparecidos, los abusos gubernamentales, los secuestrados, la corrupción y todos los demás males que padecemos como colectivo pasan inadvertidos o se les presta la menor atención, salvo que nos afecten personalmente.

Increíblemente causa más preocupación un encuentro de fútbol, los denuncios por los errores quirúrgicos en las nalgas de alguna modelo famosa, los programas de competencia real de la televisión o los concursos de belleza, que una convocatoria a protestar por el alto costo de los combustibles.

Parecemos anestesiados ante las dificultades o insensibles ante el dolor que aqueja a miles de familias, por la desaparición forzosa o el secuestro de familiares.

Tenemos un bajo sentido de pertenencia por lo nuestro, en las ciudades se propaga el vandalismo contra el amoblado ciudadano, las estaciones del sistema de transporte público y los escenarios deportivos, sin el menor reproche o comentario del resto de habitantes en contra de estos actos.

Ayer mientras meditaba sobre este artículo, me llego una convocatoria a firmar una misiva al congreso, protestando por la manera abrupta y ligera con que se pretende penalizar los abusos contra el derecho de autor; medida solicitada por un gobierno extranjero como parte del tramite final para implementar un tratado de libre comercio; solicite a través de redes sociales el apoyo a conocidos y amigos y la respuesta no pudo ser menos decepcionante.

¿Será que no alcanzamos a medir las consecuencias de todos estas acciones que van en contra de todos?

Es claro que cada alza mensual en los combustibles, menoscaba el presupuesto familiar, a través del incremento indeterminado de bienes y servicios, afectados directamente por el transporte urbano o rural; lamentablemente puede más nuestra desidia e indiferencia, para unirnos tras un interés común, como lo es protestar ordenadamente y civilizadamente contra la draconiana medida, obligando a su reforma y evitar de esta manera el daño contra los fondos familiares, pero muy a pesar el apoyo es mínimo.

Es tanta nuestra inmadurez cívica y ciudadana que no hemos comprendido que solo unidos podemos convocar los cambios necesarios para lograr un verdadero bienestar.

¿Cuándo despertaremos de este letargo? O que infame acontecimiento nos obligará a actuar unidos como nación, tras un objetivo común.

Hoy el debate es  debido a los precios de los combustibles, la ley Lleras en segunda presentación, el juicio del joven Colmenares, pero antes eran las luchas de los desplazados por ser oídos y reparados, la violencia de las barras bravas antes y después de los encuentros futboleros, la corrupción privada como publica en todos los niveles sociales, el narcotráfico y su secuela de violencia intensa o la guerrilla y su incesante asedio armado a pueblos y veredas.

Con certeza llegaran mas controversias; entonces ojalá llegue ese día, en el que sin dudar tomemos las acciones pertinentes y civilizadas, para balancear los excesos que nos trata de implantar el liderato criollo, y avanzar como sociedad hacia un esquema mas equilibrado y maduro.

2 comentarios:

  1. Por todo esto, este es un País Inviable donde vivimos una manada de habitantes resignados que no sabemos razonar, si acaso rezar....

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  2. Gracias a espacios como el tuyo Carlos, se puede ir produciendo esas concienciación tan deseada,ánimo y paciencia. Saludos cordiales

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