miércoles, 5 de noviembre de 2014

CIFRAS E INDICADORES


Min Hacienda y Director Ban Republica

Foto Web Ministerio de Hacienda
El manejo administrativo actual exige realizar evaluaciones de desempeño basadas en las cifras económicas y los indicadores de gestión. Estas apreciaciones ayudan a determinar la efectividad y el buen manejo gerencial de proyectos, programas y empresas.

Los indicadores son datos estadísticos sobre el comportamiento de todas las variables económicas en el pasado y el presente, además permite realizar pronósticos sobre el futuro del comportamiento del indicador en evaluación o de toda la organización en general.

A diferencia con el sector privado en el estatal existen indicadores para evaluar los buenos resultados de la ejecución presupuestal anual, es decir todo lo presupuestado debe ser ejecutado. En contraste para los privados la buena gestión implica ahorrar contra lo estimado a comienzos de año y desarrollar toda la tarea que se determinó bajo estas asignaciones presupuestales.

Esta desemejanza obliga a mirar realidades diferentes entre ambos sectores. Así mismo las cifras o indicadores nos dan el soporte para la planeación y desarrollo de nuevas ejecuciones o para la creación de nuevos proyectos o aplicación de futuras políticas públicas.

De ahí la importancia en la severidad y el rigor en la recolección de datos para construir las estadísticas, al igual que la autenticidad de las cifras y valores que se incorporan a los análisis estadísticos. Estos son argumentos poderosos que se deben respetar porque la econometría se surte de ellos para determinar proyecciones, ajustes o crear y reformar programas. Porque si los datos son alterados las conclusiones y determinaciones tomadas podrían ser fatídicas para el vivir digno de millones.

Después de esta introducción extensa, quiero reflexionar sobre la forma como el Dane, según explica su director, construye las cifras de desempleo para el país. Debo aclarar que esta metodología es avalada por los organismos multilaterales que tienen presencia en el país. Así que no es un capricho de la institución o de su director.

Hace unos días explicaba el director de la entidad que desde que un colombiano labore una hora cada semana, se le considera laboralmente vinculado y en esta calificación entran todos los empleos informales vinculados al rebusque o lo que se conoce como subempleo. Así que para efectos de evaluar la cantidad de gente empleada, el señor que cuida carros en la calle, el vendedor de baratijas en el semáforo, el vendedor de dulces en los buses del masivo o el que limpia parabrisas son empleados para efectos de las encuestas de empleo.

Alternativamente a esta visión un poco macondiana de los tipos de empleos que clasifican, el economista Antonio José Ocampo uno de los más reconocido profesionales colombianos en este campo, consideró en un análisis culminado en octubre pasado para la presidencia de la república, sobre las condiciones de vida del sector agrícola campesino, cómo las variables de disminución de la pobreza y de la pobreza extrema venían impulsadas no por un mejoramiento del ingreso de las familias campesinas, sino por un cambio de  medición impuesto desde el 2010 por el PNUD (Plan de Naciones Unidas para el Desarrollo) que consideró ajustes e introdujo nuevos parámetros.  

Estas nuevas magnitudes son conocidas como las variables multidimensionales, que evalúan los programas estatales de subsidios y mejoras del hábitat. Eso significa que se debe considerar e incluir los efectos de todos los programas subsidiados.

Desde salud como el SISBEN, programas de familias en acción y familias guardabosques, además de todos los planes en higiene sanitaria o medio ambiental, educación y mejoramiento de las viviendas auspiciados por el estado. Todas campañas muy loables que evidentemente afectan y mejoran las condiciones temporales de vida del campesinado, pero no generan progreso en el ingreso para el mediano y largo plazo, agotando con el tiempo las aparentes mejoras en la calidad de vida.

En el informe Ocampo hace hincapié de como con el cambio en el manejo de las variables de cálculo, los guarismos han sufrido una disminución positiva de hasta 30 puntos porcentuales en las cifras que miden la pobreza en las zonas rurales, pero no dejan de generar una distorsión preocupante que debe ser tenida en cuenta en la evaluación para la aplicación de nuevos proyectos y políticas de beneficio para el sector rural colombiano. El país presenta uno de los niveles de desigualdad más alto del continente, así que de la implementación acertada de estrategias y políticas depende la verdadera disminución de la inequidad y la pobreza, efectos que son las bases que auspician la reconciliación y siembran paz.

Estos efectos que ha causado el cambio metodológico no dejan de causarme incertidumbre sobre cómo van a afectar la aplicación de nuevos programas, como por ejemplo el de la agricultura familiar. Porque al partir de supuestos mal establecidos en la mejora de las condiciones de hábitat se pueden estrechar plazos, desmejorar condiciones, aumentar monto de intereses y disminuir nuevos subsidios con destino al agro, perjudicando de nuevo a los posibles beneficiados con estas estrategias. De igual manera como estas técnicas de medición son aplicables a cualquier país de los denominados subdesarrollados su afectación real es a varios cientos de millones de personas en el orbe.

Para el cierre les dejo esta consideración y es sobre la importancia de como los indicadores y las cifras de gestión condicionan la orientación en la toma de decisiones que afectan el futuro de la gente; de ahí lo oportuno que resulta el manejo adecuado y ponderado de estas estadísticas y cifras pues su efecto es de importancia vital.

1 comentario:

  1. Muchos de los problemas radican en la autenticidad de las cifras presentadas, la metodología utilizada, y sobre todo la cantidad de sesgos presentados durante la recolecta de datos. De allí que muchas veces difieran respecto a la percepción subjetiva de las personas. Dada su gran versatilidad de los datos utilizados, se pueden conjurar en manipulación para lograr artimañas políticas.

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