martes, 24 de junio de 2014

SUBVIRTIENDO LA GOBERNANZA NACIONAL


Santos y el gremio de Agricultores

Foto sitio web presidencia de Colombia
La gobernanza es el conjunto de procedimientos con los que muchas personas e instituciones públicas y privadas conducen sus asuntos comunes; en el desarrollo de estos métodos se debe promover el equilibrio sano entre el estado, la sociedad civil y el mercado de la economía, como bien lo define el RAE.

Con el fin de consolidar este estado de gobernanza, se hace necesario que existan instituciones públicas solidas e igualmente partidos políticos con la ideología definida; desistiéndose de practicar la idolatría a caudillajes mezquinos y más vale fortaleciendo la participación de la sociedad civil en todos las acciones desde las cívicas hasta los asuntos económicos, que involucran a todos como colectivo que integra un país.

En Colombia y en consecuencia de la disputa que se ha establecido entre las dos vertientes de la derecha política, las instituciones han sufrido un angustioso desgaste a través de los últimos años, por efecto que se convirtieron en instrumentos de persecución y de castigo a funcionarios y ciudadanos adscritos a las fuerzas en pugna, o en artilugio de pactos dudosos que favorecen a una de las partes con el perjuicio de la otra.


Tenemos a una procuraduría dedicada a perseguir infieles, que son denominados así por efecto de la orientación ideológica y religiosa que profesan contrarias al director de esta institución, funcionario que olvida su deber de asegurar y castigar a los infractores de las faltas administrativas sin miramientos políticos de ningún tipo. Disponemos de una fiscalía que intenta controvertir algunas de esas disposiciones administrativas que impone el inquisidor que dirige la procuraduría, pero igualmente se ha transformado en una herramienta sutil del ejecutivo para neutralizar a los contendientes ideológicos. También aportan a esta confusión las altas Cortes, quienes se han implicado en una confrontación de fallos, desacatando entre ellas las decisiones judiciales sin que se determine cual corte define la última instancia; sembrando caos en el ordenamiento jurídico; además encontramos a nuestro congreso nacional legislando para salvaguardar sus prebendas o de los grupos económicos aportantes a sus campañas.

Finalmente para aumentar el desmadre institucional, nuestras fuerzas armadas que siempre han mantenido una prudencial distancia de las opiniones y decisiones políticas, ahora se han vinculado a emitir discernimientos cargados de beligerancia como resultado de las provocaciones a que se les ha sometido con motivo del rol que asumirán una vez terminado el conflicto interno del país. 

Los gestores de toda esta turbación política e institucional, olvidan por su absurda guerra, que al desestabilizar las instituciones y aunar a las fuerzas armadas en este conflicto de intereses, solo promueven la desintegración del orden establecido, dañan la gobernanza y exponen a toda la sociedad a enfrentamientos que promueven desenlaces más agresivos que el mismo enfrentamiento actual con las guerrillas.

Es hora de abandonar este repertorio de rumores, cotilleo y propagación de dossier de inteligencia, que persiguen el fin de polarizarnos y dividirnos con mayor radicalismo; promoviendo nueva violencia.

No procuro defender unos diálogos con la insurgencia que aún están muy crudos, más bien busco generar reflexión y favorecer el entendimiento, la reconciliación y la protección de nuestra democracia, por imperfecta que ella sea, porque es preferible una mediocre democracia, a estar gobernados por algún tipo de régimen totalitario y estatista

El deber de nosotros como sociedad civil es ayudar a fortalecer, preservar y mejorar nuestra institucionalidad, pues con ello se consolida nuestra democracia y el estilo de vida que conocemos y preferimos disfrutar.

1 comentario:

  1. Para lidiar este potro llamado Colombia, parodiando a Alberto Lleras Camargo, se necesitan unas espuelas bien finas....

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