lunes, 30 de junio de 2014

REVESES GEOPOLÍTICOS EN ORIENTE MEDIO


Palamento Saudí
Foto web Shura.gov.sa
Ante un acontecimiento revestido con la característica de insólito en Irak en este momento por su gravedad; los estrategas geopolíticos del primer mundo no pudieron presagiar el desarrollo de los acontecimientos políticos y militares que se suscitaron desde hace unos meses, posibilitando fusionar dos conflictos el de Siria y el Iraquí; los cuales aúnan nueva tensión y confusión estratégica a occidente ante la necesidad de asumir alguna respuesta, en la ya convulsionada zona de Oriente Medio.

El suceso en cuestión involucró de forma crucial a la reciente pacificada por el ejército de Estados Unidos, republica de Irak, nación que estaba invadida por este país desde aquel período en el que el gobierno estadounidense lanzó su campaña contra el terrorismo y las armas de destrucción masiva. Ahora en esta oportunidad venimos asistiendo a una secuela de eventos que llegan como un reflejo tardío de la muy aplaudida y publicitada en Europa y Norteamérica, primavera árabe iniciada en Túnez a finales del 2010. Esta aparente revolución iniciada en estos territorios de África mediterránea se extendió a través de todo el mundo Árabe como respuesta a los abusos despóticos de sus gobernantes; mas sin embargo ella ha disfrazado una oportunista intervención de un grupo de países disímiles que comparten el interés de desmoronar a los regímenes gobernantes en estas naciones, como en la malograda guerra en Siria. Estos conflictos suceden por el apoyo económico de Arabia Saudita, la logística de Israel, de Estados unidos y sus socios europeos; causando la caída hasta ahora de los jefes de gobierno de Libia, Túnez, Egipto.

Tras de sí, se presentan los intereses religiosos de Arabia Saudita, país de mayoría Sunita, quien pretende imponer sus directrices teológicas y teocráticas en contra de los Chitas que son orientados desde Irán; además de esto, están los beneficios económicos que persiguen los norteamericanos y europeos, quienes al modificar a las elites gobernantes se constituyen en alternativas de apoyo político y monetario de las nuevas castas que se instalan en el poder, permitiendo intervenir en la explotación de los recursos mineros de estas naciones de manera directa y con mejores utilidades financieras.

Pero como las rebeliones y sus protagonistas se reorientan y no obedecen necesariamente a sus benefactores, en ello reside el asombroso evento que se ha desatado en estas semanas. En Irak un grupo de Sunitas se alzó en armas contra el gobierno de esa nación con éxito, desatando una guerra civil que ya involucraba también a Siria su vecino, y que se teme se extienda a El Líbano y a Jordania; transformando la zona de conflicto en un poderoso califato fundamentalista. Lo sorprendente ha sido la tibia reacción norteamericana e israelita, principales perjudicados con la aparición de un nuevo reino musulmán en esa zona con una orientación religiosa tan extrema y rigurosa. Simplemente basta recordar cómo el cambio de orientación política en Egipto tras la caída de Mubarak, determinó su alejamiento de Estados Unidos y de Israel, incitó la reanudación de la persecución a los cristianos Coptos con nuevo radicalismo, e igualmente redefinió nuevas leyes sociales para todos sus habitantes permitiendo la intervención religiosa en los asuntos considerados anteriormente estatales; además provocó el alejamiento del turismo internacional fuente principal de ingresos del país de los faraones y estimuló la llegada de un conflicto interno que se dirimió con la intervención militar.

De ello se puede concluir que el desarrollo de la nueva contienda y su posterior avance y consolidación como Califato, traería a la región insospechadas muestras de inestabilidad. No quiero ni imaginar la reacción israelí si estos extremistas se asientan en el Líbano y Jordania, puesto que estos irreflexivos musulmanes se lanzarían en guerra santa y suicida contra el territorio habitado por los hebreos; además que prontamente estarían exportando su insurrección hasta las puertas de Riad promotor económico de las etapas iniciales de esta nueva expresión de sectarismo religioso y político.

Finalmente las consecuencias sobre el resto de nosotros que estamos a miles de kilómetros de distancia se reflejarán en nuestro bolsillo, pues esta crisis va a presionar severamente los precios del petróleo.



Al igual como pronostique que la salida de Mubarak desestabilizaba el pivote sobre el que descansa el precario equilibrio del medio oriente; la aparición de este nuevo foco de inestabilidad fronteriza y política generará secuelas violentas y extremadamente peligrosas para occidente en general, sino se toman las medidas para contenerlo ahora en su etapa inicial.

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