martes, 21 de enero de 2014

APRENSIONES CONTRA OTROS CONCIUDADANOS



 
UNA FLAQUEZA DEL CARACTER HUMANO


Fotografía sitio web de Bogotá humana.gov
Los argumentos y efectos sobre la destitución de Gustavo Petro han ocasionado toda suerte de análisis, desde los constitucionales hasta los de carácter social, pero además han permitido retratar una conducta humana despreciable, como es el hábito de prejuzgar a cualquier persona con infundios provistos de fundamentos escasos o insostenibles.

Cuando se pretende analizar los asuntos que conciernen a la administración pública resulta fundamental evaluar la gestión desde el grueso de los resultados de la misión gubernativa (balances y estadísticas), por ello resulta contraproducente valorar el rendimiento y la capacidad de gestión de quien preside el estado, basado en la talento para relacionarse socialmente, mas cuando esta evaluación se hace bajo el sesgo de la desinformación que generan los medios de comunicación opuestos al dirigente cuestionado; porque si debemos basarnos en las opiniones de Arismendi director de caracol radio, quien éticamente debería estar impedido por sus profundos vínculos con varios contradictores de Petro,  resultando evidente que la opinión de este locutor es parcializada y sus comentarios a la opinión publica van cargados de observaciones hacia el interés que el protege.

Barack Obama actual presidente norteamericano ha vivido una persecución parecida gestada desde el partido republicano y sus medios propagandísticos, aunque el desenlace ha sido menos trágico, pero si revestido de la misma virulencia e inquina a través de informes canallas que cuestionan su religión cristiana o sobre la naturaleza y lugar de su nacimiento en la isla de Hawái.

En el acontecimiento que involucra al alcalde capitalino, han hecho carrera los adjetivos despectivos sobre su personalidad, como lo son: soberbio, altanero, ególatra e irreverente, y para despejar con fundamento las dudas y la falta de objetiva en el uso de ellos, vamos a las definiciones que nos entrega el RAE.

Soberbia se define como altivez y apetito desordenado de ser preferido sobre otros.
Ególatra significa que profesa la egolatría que es el culto y adoración o el amor excesivo de si mismo.
Irreverente se define como contrario a la veneración que se tiene a una persona o cosa.
Y altanero es un ser altivo o soberbio.

Así que este hombre amante de ser preferido sobre los demás, que además profesa un amor excesivo de si mismo y que no venera las leyes y la constitución, contradictoriamente gestiona un proyecto político-social denominado Bogotá humana, en donde el respeto por el ser humano está por encima del dinero, la vias de hecho, el consumismo, las censuras y la discriminación.

Con ello concluiríamos que este señor al que se le ocurren estos planes para mejorar con dignidad la vida de millones, no es un ser humano dedicado al culto de sí mismo.

Poco observadores son todos quienes bajo estos parámetros juzgan a este caballero de otra manera, o yo estoy opinando de manera insensata y esta situación no nos enseña una elemental contradicción entre lo que es un ególatra y la concepción política del que piensa en los demás.   

En innumerables ocasiones mis contradictores me han tildado de sabiondo o de ser propietario de la razón, mas yo solo comento enlazando argumentos, que procuro sustentar con estadísticas y balances o con ayuda del significado preciso de las palabras en el español.

Si hay razonamientos en contra son bienvenidos pero bajo el mismo ejercicio intelectual de las justificaciones racionales, no con base a chismes y opiniones personales sin sustento técnico o científico alguno.

De la argumentación y contra argumentación con bases, se construye el debate que aporta propuestas, ideas y políticas para construir una mejor sociedad y un país con verdadera justicia y estabilidad.

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