martes, 12 de marzo de 2013

LA ERA CHÁVEZ



¿CON LA MUERTE DEL CAUDILLO LLEGARÁ LA EXTINCIÓN DEL CHAVISMO?
Junio 11 de 2011 Inscripcion de Candidatura

Fotografia  Web gobierno en linea de Venezuela
Lo recapacité intensamente, debido a que ha sido el tema que mayormente se ha analizado en la semana, pero consideré que no exponer mis pensamientos sobre la vida y el legado del singular y satírico presidente venezolano era eludir una cita con la historia del siglo XXI, pues no en vano con su pródiga charlatanería lograba cautivar e introducir verdades incomodas que contrariaban a otros líderes regionales o mundiales.

Todos sus contradictores han exhibido sus excentricidades y sus obvias debilidades humanas, además se ha expuesto el uso político y megalómano que procuró para sí, con la utilización del petróleo venezolano. A todos ellos les recuerdo que no hay caudillo sin conductas anómalas e igualmente todos las personas que presentan esta característica de conducir, logrando destacarse por encima de la mayoría de otros líderes, padecen de algún nivel de psicopatía que les permite anular la moral y sus prejuicios en caso de necesitarlo.

Este estudio sobre las psicopatías de los gobernantes y gurús económicos  e  industriales lo ha realizado el prestigioso colegio de psiquiatría de Londres que ha logrado establecer como la psicopatía es pieza esencial de los rasgos mentales de quienes llegan a ascender a la cima del liderato público o privado.

Hace unos meses en plena campaña electoral venezolana para los comicios del 2012, encontré como los resultados sociales y económicos del gobierno bolivariano eran buenos en su gran mayoría, y que los deberes que tenían mal desempeño eran inflación, inseguridad ciudadana además de no haber logrado disminuir la dependencia alimentaria venezolana del exterior.

Pero en las otras asignaturas como disminución de la pobreza extrema, de la pobreza, la ampliación de cobertura en educación, el mejoramiento de la protección en salud y otras enlazadas al hábitat habían mejorado de manera notable en estos 12 años, siendo las cifras obtenidas por la ONU, ahora hace 2 semanas la CEPAL ratificó  todo este desempeño, probando que no todo lo que Chávez y su gobierno actuaba en Venezuela era improcedente o demagógico.

Para Colombia fue significativo su cambio de posición en la conducta frente a la subversión y su apoyo sin dilación a las conversaciones de paz con la insurgencia, lo que permitió darle un aliento y nuevas opciones a esta compleja negociación.  

Ojalá como lo ha promovido las FARC el sello de la paz en Colombia sea el homenaje póstumo a los esfuerzos que emprendió nuestro díscolo vecino.

No obstante como lo enuncie al principio, entre sus conductas sociópatas el coronel no se distinguía por la ecuanimidad al hablar o al determinar acciones impulsivas en contra de inermes ciudadanos, como aconteció con un hacendado venezolano  a quien expropio, obligando a este hombre a protestar hasta la muerte como consecuencia de la huelga de hambre que emprendió a manera de respuesta al atropello del que había sido víctima.

Igualmente todos recordamos con estupor, aquel domingo en el que ante la televisión ordenó expropiar varios edificios que eran dedicados al comercio en Caracas, despojando con ello a cientos de sus fuentes de trabajo e ingresos familiares.

Imposible olvidar sus excesos verbales con los que fustigó a otros presidentes y líderes mundiales, sus epítetos con característica procaz    fueron el común general para castigar a contradictores o a todos aquellos que él consideraba imperialistas o coadyuvadores de esta causa, teniendo como ejemplo a el ex presidente Álvaro Uribe a quien tildó de títere del imperio o de lacayo además de otra suerte de descorteces adjetivos.

Y ahora al final de su extravagante carrera se ha destapado que su grupo familiar ha amasado una fortuna cercana a los 400 millones de dólares, lo que inconfundiblemente demuestra que la práctica socialista y el comportamiento en búsqueda de la equidad, son conductas de seguro acatamiento para sus subalternos y el pueblo en general mas no para su vanidoso clan familiar.

Necesariamente esta realidad de cómo el poder envilece los nobles ideales no es en absoluto una novedad del clan Chávez, con certeza que se replica en todos los grupos familiares de quienes alcanzan las altas magistraturas en todos los estilos de la democracia occidental; en Colombia hemos sido testigos de primera mano de estos comportamientos reprochables, solo basta recordar como los jóvenes Uribe mejoraron exponencialmente sus ingresos y haberes en el gobierno de su padre.

Concluyo que Hugo Rafael Chávez F no fue el demonio que la derecha continental ha esbozado pero tampoco es el arcángel que la izquierda y los adeptos del partido socialista unido de Venezuela nos quieren mostrar; simplemente ha sido un hombre de espíritu guerrero, inconforme con la pequeña camarilla espuria que  dirigía a Venezuela  y adepto a la anarquía de micrófono en contra de la primera potencia mundial; porque debemos recordar que la unión Americana es el primer cliente del petróleo venezolano, así que las querellas de Chávez en contra del imperio no eran más que pantomimas para el gran público y que en el fondo no pasarían de ahí, por el efecto de no tener la capacidad económica para vetar este comercio y menos el valor para romper esta actividad comercial con el monopolio del mal, como lo llego a citar.

Sigo sosteniendo ni la izquierda ni la derecha proveen el gobernante ideal, solo necesitamos de hombres y mujeres con decoro y honestidad a la hora de gobernar y contratar.

Así termina mi discernimiento sobre la era Chávez, lo que está por devenir en ese país próximamente solo dependerá de la unidad que mantenga los líderes herederos del caudillo Chávez, si estos hombres permaneces asociados, habrá mucho más socialismo del siglo XXI para esa nación, pues indudablemente el legado no es tan superficial y perecedero como el escritor peruano Mario Vargas Llosa lo manifestó; olvida este buen señor que en 14 años se instaura y cimienta todo un nuevo establecimiento, que no dudará en defender y proteger los logros y beneficios que proporciona el establecerse en el poder.

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