Tres
episodios noticiosos ocasionados en Washington, Bogotá Y Bruselas, reúnen la
esencia de las actuaciones y decisiones en donde finalmente priman la prudencia
y el sentido común.
Indudablemente
el hundimiento de la reforma judicial en Colombia, que era una enmienda constitucional
plagada de desaciertos, es la noticia más estrepitosa en lo que va corrido del
año.
Gracias
al valiente esfuerzo de un puñado de congresistas, la opinión pública a través
de redes sociales y de una buena parte de los medios de comunicación, se logró
detener este desafuero legal.
Igualmente
deja claro este episodio, que los ciudadanos estamos fatigados de la insensatez
de los legisladores, y que ante episodios como el ocurrido, el colectivo
reacciona con la clara intención de sancionar a los promotores, planteando como
alternativa la necesidad de revocar el mandato del actual congreso además de
sugerir la condición de reducir su innecesario y monumental tamaño.
El
interesante resultado de toda esta crisis es el despertar encolerizado de una
sociedad que ha sido hasta ahora conformista y apática frente a las grandes
decisiones legislativas que nos afectan a todos.
Preveo
que nacen nuevas oportunidades en el país, para regresar a la senda de la decencia
y los valores que lentamente hemos perdido.
Desde
Washington se origina la información del refrescante triunfo de Obama, al
recibir el apoyo de la corte Suprema norteamericana, con la determinación de
confirmar la constitucionalidad acorde al ordenamiento jurídico de la reforma a
la sanidad y de la atención médica (Ley de protección al Paciente), reafirmando todo esto el criterio ponderado
con el que ha actuado el tribunal al permitir que 30 millones de norteamericanos
tengan acceso a un servicio de salud digno, asimismo limita el sucio juego de las
compañías de seguros médicos, que anteriormente negaban muchos servicios excusándose
en un variado menú de subterfugios, para evadir con esto la atención de las
enfermedades de alto costo o catastróficas.
Esta
propuesta que ha sido el elemento central de su administración, aprobada hace 3
años, cuando aun el congreso era de mayoría demócrata, refleja el verdadero
sentido social de administrar los recursos de un país para ofrecer mas equidad
a sus ciudadanos, sin duda una merito total para el pensamiento reflexivo de
quienes las promulgaron y ahora de los jueces que la revalidaron, para
beneficio de toda la sociedad estadounidense.
En
Bruselas luego de acalorados debates, la canciller alemana cede en sus
continuistas políticas de austeridad y acepta realizar cambios importantes en
los requisitos y formas para estabilizar a los bancos comerciales metidos en
problemas económicos, de tal manera que estas grandes ayudas financieras no se
constituyan en parte de la deuda publica, y no contribuyan a aumentar los
abultados déficit fiscales de los países cuyos bancos deban acceder a estos
auxilios, con lo que se pretende que sean los bancos los responsables directos
de estos créditos.
Este
sutil cambio de parecer disminuye la intensa presión sobre los créditos a
futuro de España e Italia, naciones cuyas tesorerías nacionales han sufrido un
duro golpe por los altos costos en los intereses que han debido desembolsar para
obtener recursos de corto plazo.
Otra
excelente noticia en la que se resalta el restablecimiento de la prudencia y la
visión estadista de una Europa unida, que debe permanecer inalterable y con una visión de mayor cohesión política, económica
y administrativa, alejando con ello los desvaríos nacionalistas chauvinistas y
por ende el fantasma de la guerra.
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