jueves, 28 de agosto de 2014

MÓVILES QUE SUSCITAN A UN EXTREMISTA



Combatiente de ISIS

Dadas las desconcertantes noticias que circulan sobre la siniestra capacidad de algunas personas, para ejecutar acciones barbáricas sin asomo del menor remordimiento; nace en mí la curiosidad de comprender cuál es el perfil psicológico de estos individuos, o de donde nace la conducta atroz que permite a un ser humano comportarse con indolencia ante el sufrimiento y el terror de otros miembros de la especie. 

¿Por qué puede un ser humano ejecutar a otro que está en condiciones de indefensión total, con sevicia y sin asomo de piedad alguna?

¿Cuál puedes ser el motivo para que un hombre o una mujer se sacrifiquen por una causa política o religiosa, accionando un cinturón de explosivos, procurando de paso alcanzar al mayor número de víctimas?

¿Cómo descifrar las razones por las que un campesino o un citadino se incorporan a una organización subversiva?

Ciertamente son incógnitas complejas de analizar debido a que involucran decisiones elaboradas en la profundidad de la psiquis de cada persona. Por ello cada individuo determina en un instante hasta donde decide ceder su libertad de pensar y de actuar como hombre, entregando este derecho a las interpretaciones y decisiones que emita un caudillo o una camarilla de líderes que representan la voz y la conciencia de ese grupo o cuadrilla radical.

Ahora las motivaciones van desde lo religioso a lo político; impregnadas del suficiente fanatismo, con el acompañamiento de la educación escasa y de una baja capacidad de reflexión, además del poco sentido común.

¿Pero existirán algunas directrices que nos permitan entender por qué otro ser humano puede llegar a desplegar tanta crueldad?

Quizás los trastornos disóciales de la personalidad, reflejados a través de algún nivel de psicopatía nos ayuden en entender un poco las razones para comportamientos que nos desconciertan a los demás. Todo psicópata no posee razonamientos de culpabilidad ante cualquier acción ruin, aun ante las que alcancen mayores niveles de rudeza. Y es común en los sociópatas los comportamientos egocéntricos, megalómanos y hedonistas que son un conjunto de factores dedicados al culto del Yo de manera extrema. De esta forma se establece que en la persona que padece esta conducta, hay una ausencia de interés o preocupación por el dolor y las penurias de los demás; y si a eso le aunamos la ausencia de culpabilidad, con certeza tenemos a un engendro astuto y difícil de controlar.

Pero además puedo incluir otro supuesto y es que en la mayoría de los casos, estos criminales hacen parte de las clásicas huestes de perdedores entre el entorno que se desarrollan desde niños. Son personas que van por la vida sin metas, intereses y menos planes de mediano o largo plazo. Vaticinando que el mundo siempre está en su contra y que el entorno es hostil además de injusto.

Con ello se establece que son fácilmente atraídos por colectivos en donde su voz se apaga y se adsorbe ante un coro de iguales, dirigidos por una brillante mente destructiva, que los empodera y les posibilita mediante el uso de la fuerza bruta o de las armas alcanzar al notoriedad que como perdedores jamás alcanzarían.

Entonces cuando observo a la tropa baja de la subversión en mi país, o a los soldados de los bastiones extremistas musulmanes como ISIS o a los nacionalistas pro rusos en Ucrania. Es fácil comprender que estos grupos están conformados por individuos extremadamente violentos, sin educación, además de carentes de la capacidad de discernir ente el bien y el mal y motivados por la búsqueda de mucha atención sobre sí mismos, incitados por explorar el placer sin límites y los delirios de grandeza; así que ante ello no debo sorprenderme por los asesinatos crueles de sus cautivos, (como el degüelle del periodista james Foley). Las emboscadas sanguinarias como las que práctica la insurgencia de Colombia en contra de policías y militares. O el derribamiento de un avión de línea comercial por las milicias como ocurrió en Ucrania.

Ante estos hechos procuro analizar la sumisión de la tropa de base a ideologías anacrónicas ya superadas por la globalización y el capitalismo, como en el caso de los líderes guerrilleros de Colombia que imponen estas ideas arcaicas sobre sus dirigidos. También intento comprender las incongruencias doctrinales que predica el extremismo musulmán en donde se acomodan preceptos de su credo, para justificar las acciones terroristas y asesinas. Con ello olvidan convenientemente que su religión, al igual que las otras dos grandes nacidas de Abrahán privilegian el derecho a la vida como principio fundamental entre sus doctrinas más importantes. E igualmente me propongo razonar como la lucha por una bandera y estado escindido de uno actual y con antecedentes milenarios convoque a una absurda guerra.

Soy consciente que mis planteamientos hoy expuestos requieren de un amplio debate, puesto que no soy autoridad en el tema. Solo he tratado de presentar mis inquietudes sobre estas conductas que conviertes a los humanos en seres sanguinarios e insensibles. Intentando así llamar la atención de las autoridades, para que controlen en casa las conductas antisociales y los comportamientos considerados perdedores, con el objetivo de impedir que miles de jóvenes se alisten en estas empresas criminales y de terror, como tristemente acontece en la actualidad.

Pero así mismo concluyo que es una verdadera tragedia que debamos trasegar por el camino de la vida acompañados de individuos afectados por patologías tan severas y que nuestras civilizadas leyes no permitan devolver a estos seres el dolor que infringen a tantos.

miércoles, 13 de agosto de 2014

EPIDEMIAS GLOBALES ACTUALES


Bashar al-Assad en la mezquita
bondad Rehab de Damasco

Foto sitio web teleision estatl de Syria
El ébola, se cierne como la nueve peste negra, que amenaza con ocasionar una pandemia global con sus consecuencias impredecibles, sobre el bienestar y continuidad del ser humano en el planeta. Y las noticias que nos llegan por los medios noticiosos desde el África no sugieren muchas esperanzas sobre el control de su expansión amenazante.

Todo esto solo nos recuerda cuan frágiles somos como especie, y cuan grave sería la propagación descontrolada de un virus mortal como este. 

Mas sin embargo existen otras epidemias letales, las cuales se resisten a desaparecer, abrumándonos con su inquietante existir.

Hace algunos años como parte de la estrategia de política exterior, el gobierno de Arabia Saudita con el apoyo tácito del departamento de estado norteamericano, comenzaron a apoyar a unos grupos musulmanes extremistas, como punta de lanza de una estrategia para derrocar a Bashar Al-Saad presidente de Siria. Este plan estaba apoyado económicamente desde la tesorería del reino Saudí y la logística a cargo de los grupos de inteligencia británicos y norteamericanos.

Pero como en muchas ocasiones ha acontecido, el pequeño engendro mutó y ahora envalentonado se emancipó de los tutores y se animó a fundar un estado islámico o Califato. Este paraíso de la intolerancia y la crueldad se autodenominó Estado Islámico EL y ocupa territorios de Irak además de Siria.

Su líder Abu Bakr Al-Baghadadi es un hombre ambicioso y atroz que desea construir su reino desde el Líbano, incluir a Jordania, Siria, Irak hasta llegar Riad capital de Arabia saudita, país de sus antiguos benefactores. Si miran en un mapa es bastante territorio el que el autodenominado Califa desea anexar bajo su batuta. Este inhumano individuo creció politicamente hasta convertirse en el actual engendro, por consecuencia de la soberbia occidental que sigue convencida que puede controlar a estos personajes radicales y la estupidez de unos líderes musulmanes que han querido eliminar a los chiitas o debilitarlos usando la oscura violencia de los fundamentalistas sunitas.

En circunstancias parecidas se desarrolla otra guerra silenciosa que ya tiene a su haber varios cientos de muertos entre conciudadanos de una misma nación. Y este conflicto que se desarrolla en Ucrania desde hace un par de meses. Solo llego a ser visualizado ahora como consecuencia del derribo del avión Malasio, por parte de los insurgentes pro rusos. Estos enfrentamientos han supuesto los bombardeos implacables sobre enclaves civiles, provocando la destrucción de aldeas y la pérdida de muchas vidas civiles.

Perversamente estas víctimas de un conflicto de baja intensidad, no son objeto de conmiseración alguna por las agencias de las Naciones Unidas, la Comunidad Europea o cualquiera de las organizaciones no gubernamentales que dicen proteger los derechos humanos básicos. Son ciudadanos invisibles dentro de un inhumano mundo que parece no sentir compasión por el dolor de sus semejantes. Hay alguna información sobre este desastre en algunos periódicos alemanes o en los diarios rusos.

Hay otro escenario que si ha tenido al menos cobertura mediática y es la guerra en Gaza. Aquí uno de los mejores ejecitos del planeta dotado con tecnología de punta para matar, aplasta a un grupo insurgente dotado de perseverancia, basada en su fundamentalismo religioso y en un pobre armamento que no representa el menor desafío para Israel. El triunfo simbólico de Hamas, es haber logrado atraer la notoriedad de todo occidente. Para con ello exigir el final de ese perverso embargo decretado por el estado hebreo, usurpador de territorios, quien no se ha valido de razones para esta actuación, sino de su superioridad militar y económica.

Finalmente en nuestra alta Guajira colombiana, al menos cuatro millares de chicos muren por la desnutrición y el abandono estatal. Y ese es un departamento que recibe cuantiosos recursos de su riqueza minera por cuenta de las regalías por explotación. Pero la corrupción y la ambición desmedida de sus líderes han podido más que el resolver las necesidades básicas de sus habitantes.

Cuando comparo los peligros que entraña el avance de la epidemia del Ébola para la humanidad, con la agresividad del hombre en contra de sus semejantes; reafirmo que somos nosotros mismos el peor depredador y la mayor amenaza, para nuestra continuidad como especie en el planeta. Resulta inverosímil que somos una mayor amenaza que cualquier desastre o epidemia natural.

Ante ello solo resta comentar que me produce una inmensa zozobra nuestro actuar irracional, que nos convierte en la peor epidemia para la civilización.

miércoles, 6 de agosto de 2014

EXCENTRICIDADES DEL FUNDAMENTALISMO




Foto sitio web Gobierno de Palestina
Dentro de la complejidad que nos asiste como seres racionales, resaltan con evidente notoriedad algunas peculiaridades nocivas que crecen de menor a mayor grado según el arraigo en el estilo de vida, las costumbres y el nivel educativo; entre estas se distinguen por su lesividad: la tozudez, el radicalismo, el fundamentalismo, y el fanatismo.

A pesar que el fundamentalismo y el radicalismo no nacieron con la sombría interpretación que hoy ostentan. Ambas modalidades para racionalizar conceptos políticos o religiosos, se cimentaban en la aplicación sin suposiciones y deducciones de la ley o del principio religioso textualmente. Esta argumentación que no permitía interpretar la norma, sino acatarla literalmente consintió la partida hacia un extremo mayor a ambos planteamientos. Debido a ello hoy en día se entiende que un radical es un intransigente que no acepta sino su canon y un fundamentalista no admite sino la observancia rigurosa de sus ideas o preceptos.

En consecuencia es posible encontrar prácticas incompatibles como las que asume la insurgencia colombiana; mientras negocia la paz en la Habana, realiza funestos atentados a la infraestructura petrolera, que destruyen el medio ambiente con carácter irreversible. U otros que llevan un sello de azote en contra de la población civil, como los ataques a la interconexión eléctrica. Terrorismo que genera entre la población nuevos adeptos hacia la oposición a las posibles consideraciones y exoneraciones o cualquier otra clase de alivios y perdones para los subversivos. Pareciese que olvida la guerrilla que son estos ciudadanos afectados por el radicalismo subversivo, quienes deberán en las urnas convalidar los pactos entre el gobierno y los alzados en armas.

La lógica fundamentalista guerrillera propende, a que somos nosotros la mayoría quienes debemos aceptar sus imposiciones a la luz de la violencia, que con sus acciones pueden aplicarnos, pero olvidan que casi la mitad del grupo que acude a sufragar les odia tanto que no están dispuestos a tranzar en lo absoluto con ellos. Y no resulta difícil comprender que esa comunidad crezca como respuesta a los atentados. De esta forma su ridícula postura radical será derrotada sin remedio en el momento que debamos ratificar los acuerdos en las urnas.

Bajo la misma figura de análisis procuro comprender al grupo Hamas, quien gobierna en la franja de Gaza. Esta facción rebelde radicalizó su enfrentamiento con Israel, al extremo de someter a sus gobernados a la inmolación o a exponerse a sufrimientos inhumanos, como única alternativa para conseguir un reconocimiento político entre los europeos y los americanos que le permita obtener el apoyo suficiente para entablar nuevas negociaciones con el estado israelí.  

Lo paradójico es que para obtener su triunfo moral en lo político ha debido provocar la muerte de más de 1400 personas, entre las cuales el 25% son niños.

De igual manera no puedo sustraerme del hecho que el gobierno de Benjamín Netanyahu ha obrado con denotada barbarie y crueldad, bombardeando inclusive posiciones neutrales y protegidas por la legislación internacional, como son los refugios de la ONU que están para resguardar a los pobladores ajenos al conflicto. Cabe preguntarse ¿Si estos excesos de violencia basados en el radicalismo rendirán a Israel la tan anhelada seguridad? O son la siembra de infinitas retaliaciones por parte de las sufridas victimas de su innoble proceder.

La otra cuestión por resolver es ¿si para Hamas será útil el clamor que occidente ya lanza sobre la dirigencia israelí? E igualmente si esos casi ya dos millares de fallecidos, permitirán obtener la flexibilización del bloqueo al que están sometidos desde hace años por parte del estado hebreo. O simplemente todos estos muertos no serán más que estadísticas de la guerra en que se haya envuelto esta sección del medio oriente.

En el caso de Colombia mi cuestionamiento versa sobre cómo la tozudez de la camarilla que lidera la guerrilla, afectará ese proceso conduciéndolo hacia un fracaso estruendoso. Porque aunque el presidente Santos quiera seguir asumiendo el doloroso desprestigio como líder laxo, ante un gran porcentaje de la opinión pública, poco podrá conseguir él cuando llegue la época de refrendar estos pactos por la sociedad colombiana debido a las objeciones que esta ciudadanía le impondrá en las urnas a ese proceso, como consecuencia que cada nuevo atentado terrorista aumenta la desconfianza y alimenta el odio hacia las Farc.

Sin duda la singularidad que envuelve el radicalismo y el fundamentalismo, es el reflejo de las posturas irreflexivas y opuestas a cualquier negociación dialogada y las Farc, Hamas y Netanyahu son el más vivido ejemplo en la actualidad de ello.