El pasado 31 de octubre de 2011, en el municipio antioqueño
de Bello, la ciudadanía demostró el altísimo valor que tiene el voto en blanco,
al determinar sus habitantes que ese candidato era el ganador de las elecciones
locales para alcalde; sin duda un magnifico ejemplo, que hoy en día debemos
emular todos los vallecaucanos, que nos hallamos hastiados de los irregulares
comportamientos de la clase política y la dirigencia económica de la región.
Desde las épocas de la gobernación de Álvarez Gardeazábal, convirtieron
la pugna por alcanzar el primer cargo departamental, en un botín para obtener
prebendas burocráticas exageradas, contratos y negocios no muy claros en todas
las dimensiones.
De ahí que por ello hemos visto la destitución de 3
gobernadores, la oposición irracional a otro, además de la perdida del liderazgo,
la credibilidad y la aceptación a nivel nacional de programas y propuestas, a
parte de la degradación ante el ministerio de hacienda y planeación nacional de
la categoría del departamento, por el mal manejo de las finanzas publicas.
Somos el hazmerreir en Bogotá, gracias a que a lo único que
se han dedicado con esmerado empeño nuestros dirigentes, es a querellarse,
obstaculizarse y difamarse con el fin de que el botín oficial no escape de las manos que lo usufructuaron por décadas.
Los actuales candidatos a las elecciones atípicas del próximo
julio se caracterizan entre el sociólogo y sindicalista casi desconocido, el político de provincia lleno de ambiciosa necesidad de figuración, hasta el curtido ex senador y
político de corte tradicional, de formación empírica, que no alcanzó mayor
merito en su tarea legislativa ante el congreso.
Ante tanta desolación de propuestas y con unos personajes
comprometidos a gobernar con las múltiples alianzas burocráticas de siempre,
solo me resta llamar a la consideración a todos los que sienten algún arraigo
con esta hermosa comarca, a castigar la indignidad con su voto en blanco.
Es hora que el valle y su ciudadanía demuestren al país, que somos algo más que salsa, mafia y mujeres bonitas y descomplicadas como nos sindican en casi todo el país.
Ojalá esta nueva cita electoral marque el hasta aquí definitivo
para que la dirigencia despierte, y recuerde que somos los ciudadanos del común
la mayoría, que tiene en sus manos la capacidad de elegir a hombres o mujeres
completamente intachables, sin compromisos y amaños con ningún grupo político o
económico cuestionable.
Sé que es difícil animar a votar a la mayoría indiferente,
que prefiere entregar en las manos de unos pocos los destinos regionales, pero
aun estamos a tiempo de revertir este espinoso camino de ingobernabilidad y de
elecciones manipuladas por las pequeñas camarillas de siempre.
La invitación a todos quienes me leen, es por lo menos a considerar hasta donde debemos permitir que la dirección administrativa y las políticas
públicas continúen manejadas de manera tan desordenada, y analizar cual es el
futuro que nos merecemos y si no vale la pena realizar este esfuerzo de votar
aunque sea solo por esta vez.
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