El triunfo en las elecciones
francesas del señor François Hollande, ha ocasionado un corto circuito en el
grupo conservador que domina el panorama europeo, representado en las economías
principales como Alemania, Italia, Inglaterra, España y hasta el viernes último
Francia.
Presidente saliente y entrante en Francia |
Fotografía pagina web del gobierno Francés
Desde ya se avizora un
interesante pulso entre la férrea política alemana de reducciones del régimen
fiscal, aun con sus consecuencias de empobrecimiento de las mayorías y las
refrescantes ideas del nuevo habitante del Elíseo, quien propone menos
reducciones y austeridad a cambio de implementar políticas que promuevan la
inversión y restablezcan el crecimiento industrial y comercial, que fomentan el
aumento del empleo; Hollande pregona el socialismo de la razón.
De ahí que se le considera un
economista y político pragmático, lo que nos anticipa que sus propuestas y
soluciones no vendrán impregnadas de populismo o de soluciones mágicas.
Ahora ¿como afecta este cambio de
orientación política en Europa, a nuestra situación económica y la evolución política
interna en el país?
Comprendamos que el cambio de
modelo que Europa deberá acoger, ante la desesperación cada día mayor de sus
clases medias y populares, allana el camino para desmontar las hasta ahora
inamovibles medidas neoliberales, como las privatizaciones de los servicios
fundamentales, las desregulación financiera y las tasas impositivas protectoras
al gran capital, pues Hollande es partidario de controlar el equilibrio de
poder entre los grupos de componen la sociedad; así que ya se da por descontado
que habrá disposiciones legales exigentes para controlar los abusos financieros
y la especulación.
Todas estas nacientes
orientaciones deberán reflejar sobre nuestra economía adaptaciones ante el
próximo modelo que emerja en Europa,
debido a que estamos aportas de la aprobación por parte del parlamento europeo
del TLC firmado con la unión europea el año pasado; clarificando un poco mas el
tema de las adaptaciones, nos encontraremos con nuevas medidas impositivas a
las negociaciones financieras de cualquier ámbito y con restricciones a la
especulación en el mercado de futuros de materias primas, tasas de cambio y
contra el mercado de bonos de deuda pública nacionales, lo que inspiraría a
estos hábiles negociantes financieros a considerar mirar en los mercados
emergentes, su nuevo fortín para obtener sus grandes beneficios.
Por el lado político demuestra
que el conservatismo y su ideario económico
regresivo, nuevamente entrará en declive; ojalá en Colombia el orden público no
determine la orientación ideológica que los ciudadanos nuevamente experimentaran
para escoger al sucesor de Juan Manuel Santos, razón que no define el fin de los
enfrentamientos ideológicos y los desordenes sociales, como el narcotráfico,
las bandas criminales, la violencia urbana originada por pandillas, la violencia
intrafamiliar, pues mantendría sin resolver los asuntos mas fundamentales
indexados a la miseria y la injusticia general, materia prima de todos esos fenómenos
de violencia y disconformidad colectiva.
Necesitamos de gobernantes que
implementan más democracia participativa, mas propuestas sociales sin
desproteger el capital privado, pero con un verdadero sentido de
responsabilidad, legislando en suficiencia para evitar los brotes de especulación
y abusos de la concentración económica.
Que nos sirva de espejo los
sucesos de Europa, haber si por fin nos orientamos en el camino correcto para
abandonar tanta pobreza tercermundista e iniquidad.
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