Comisión del Gobierno a Oslo Noruega |
Fotografía sitio web de la presidencia de Colombia
Recelo
entre los grandes canales noticiosos tanto, impresos como visuales, los
industriales, los banqueros y demás asociaciones económicas del país, causó el
irritante discurso divulgado por el guerrillero Iván Márquez en Noruega, a tal
punto que el jefe de la delegación del gobierno colombiano a este encuentro con
la insurgencia, Humberto de la Calle declaró en tono pausado pero decidido, que
el preacuerdo firmado no incluía debatir el manejo y la dirección económica del país con
los subversivos.
Entre
las muchas acusaciones que lanzó Márquez, es evidente que le asiste entre
alguna a mucha razón en varias de sus citas concretas, en contra de
multinacionales del sector petrolero y de los otras explotaciones mineras
además de los cabecillas de los principales conglomerados económicos de la
nación.
Porque
así le resulte incomodo al equipo negociador, o a las grandes empresas
noticiosas asociadas a los grandes grupos económicos, además de los accionistas y directivos de estas compañías, y en general a muchos
colombianos, en estas denuncias reside la incuestionable marca de la gran
iniquidad social y económica de la sociedad colombiana.
Proyectos
como el Quimbo, la Colosa, el del páramo de Santurbán, las explotaciones
petroleras de Pacific rubiales y la intervención agroindustrial de la Orinoquia,
se van realizando sin consideración con colonos, labriegos, grupos indígenas,
campesinos y mucho menos con aprecio y respeto con el medio ambiente, de ahí del
carácter valioso de los comentarios de Márquez, en ese foro ante la prensa
Europea y de Colombia; pero estas recriminaciones del vocero de la insurgencia,
carecen de las mínimas pruebas escritas, visuales o auditivas, que se precisan
para darle la credibilidad necesaria que se requiere para profundizar en las
averiguaciones de las violaciones causadas por acción u omisión.
Adicionalmente
estas críticas vienen elaboradas en un lenguaje anticuado, en el que se citan
viejos clichés de izquierda extrema, desgastados y de los que nos encontramos
fatigados muchos de nosotros, por su especial propensión a señalas los errores
y abusos de los gremios económicos con notable tosquedad, lo que ayuda a
minimizar aun más el interés que pueden desplegar estas informaciones entre
todo el colectivo.
Si
Márquez quiere señalar, censurar y enjuiciar al establishment colombiano,
deberá procurar ser mas sagaz en la conducción de su discurso y menos
pendenciero con la utilización del lenguaje, porque la credibilidad de sus
palabras esta seriamente cuestionada y minada por sus demenciales e
intimidantes acciones en contra de la población civil, que pasivamente sufre
los rigores de su conflicto en contra de las élites que gobiernan y administran
la nación.
Es
posible que esta manera de expresarse de
los subversivos cautive a alguna minoría intelectual de izquierda, y aun
reducido grupo de líderes sindicales y estudiantiles en el territorio patrio;
pero si ellos quieren buscar el acompañamiento de las mayorías pobres e
incultas, tendrán que variar mucho de estrategia, pues es notable el
conservadurismo reinante entre los humildes habitantes de las barriadas
miserables o en los campos y caseríos dispersos por la geografía del país.
Hay
que ser un ciego para no reconocer que la aceptación política de las Farc es
muy baja, y que a pesar de asistirles razones de peso en su enjuiciamiento a la
aristocracia criolla, no han sabido canalizar a su favor el posible descontento
de las mayorías silenciosas del país.
Por
todo esto considero que fue la declaración de Noruega una denuncia evidente,
pero enmarcada en un lenguajes arcaico y desprestigiado, que logra desdeñar la
importancia de lo ahí cuestionado, en referencia a la desigualdad y al abuso cometido por el
liderato en contra de la gran mayoría.
Estimado Carlos Armando:
ResponderEliminarHan surgido muchos comentarios del inicio de los diálogos. Me he permitido leer detenidamente algunos dentro de los cuales está el tuyo. Te daré mis impresiones personales:
1. "A Colombia se le olvidó el discurso de las FARC". Las FARC asumió este lanzamiento de Diálogos para presentarse en "sociedad", lo hizo de la manera que lo sabe hacer y además porque considera que las condiciones no han cambiado, al contrario, se han exacerbado (recuerda que las FARC nacieron a partir de la cuestión agraria, esa ha sido su bandera y no se bajará de esa exigencia, menos ahora, que el Estado ha establecido políticas en ocasiones contrarias a sus aspiraciones) La opinión pública debe esperar de las FARC un apego a sus exigencias en este sentido tanto ahora como haciendo política en la vida nacional, esa es su forma de pensar.
2. Ambos discursos, el del gobierno y el de la guerrilla estuvieron dirigidos a cada uno de sus grupos de referencia, eso digamos está bien por ahora, pero en la medida que avancen los diálogos las posiciones deben ceder. Esto hace parte de la estrategia de negociación.
3. Cómo se ha visto hasta el momento, el gran riesgo de los diálogos es que se libra tanto en la mesa, como el campo de batalla, lo cual implica que necesariamente haya una escalada, generando espacios para que quienes estén en contra del proceso hagan crítica y juego sucio.
4. La sociedad civil, a pesar del "bajonazo" por las expectativas favorables iniciales no debe bajar la guardia y presionar para que tanto gobierno como guerrilla lleguen a un acuerdo. La sociedad será la más beneficiada que no haya más guerra. La movilización más que un acto de buena fe de acompañamiento a las partes, deberá ser de exigir que lleguen al acuerdo.
5. Es preferible escuchar a las FARC y a la ultraderecha en sus discursos, posiciones, propuestas en la civilidad, que imponiendo su razón con las armas y la violencia. En eso tenemos mucho más que ganar nosotros cómo sociedad civil.
Por lo tanto desde mi posición, bienvenidos los diálogos y la libertad de pensamiento en la "civis"... no hay marcha atrás.