Fotografía www.nobelprize.org/
Quizás
una de las acciones humanas mas ardua, es la consecución de acuerdos fruto del
consentimiento entre los miembros de una comunidad, colectivo o sociedad.
Y
de esta premisa parte una gran infinidad de situaciones y acontecimientos en
nuestra aldea global, que son causa de álgidas controversias, conflictos
internos o hasta de confrontaciones bélicas internacionales; motivados todos
estos hechos en esa gran dificultad de establecer acuerdos perennes entre las
partes antagónicas o a veces hasta alcanzarlos entre grupos u organizaciones
afines.
Y
solo es escrudiñar un poco entre las historias noticiosas del día a día para
encontrar ejemplos por toda la geografía global.
Desde
las controversias que se originan a partir de informaciones de carácter favorable,
como la notificación de otorgar el premio nobel de paz 2012 a la Unión Europea,
polémica que juzga si esta institución goza de los méritos necesarios para
alcanzar este reconocimiento; hasta discusiones bizantinas como la
recientemente acaecida en mi ciudad natal, en donde se ha establecido todo un
debate sobre que autoridad civil administrativa es la responsable de sufragar
el importe y ejecutar la instalación del alumbrado conmemorativo de las fiestas
decembrinas.
En
síntesis los conglomerados humanos encuentran toda suerte de sutiles justificaciones
para debatir y disputarse responsabilidades, acreditaciones, merecimientos y
ejecuciones en cualquier materia.
¿Por
qué es tan difícil conciliar las diferentes posturas humanas sobre un mismo
concepto?
¿Es
parte de nuestra intrínseca naturaleza tal vez?
Como
es posible que prefiramos afrontar situaciones de incertidumbre, pobreza,
congoja, conflicto, humillación o destierro, antes que procurar establecer
materias de entendimiento y reconciliación.
Cuando
leo las posiciones tan distantes entre la subversión y la sociedad colombiana representada
en su gobierno, valoro al menos el esfuerzo y la intención de nuevamente
sentarse a discutir sobre los diferentes puntos de vista de como se debe
administrar el país y sus recursos, a pesar de las radicales posturas ideológicas
que deben ser concertadas para propugnar unos acuerdos que determinen el fin de
las hostilidades.
Así
que me resulta inaudito que los ciudadanos de Europa cuestionen al comité nobel
de paz, por procurar con el premio del 2012 en darle oxigeno y base a la desprestigiada
hoy en día estructura política y económica que ha consolidado la estabilidad
del viejo continente a partir del
tratado de Roma de 1957, y cuyos efectos prácticos se percibe con la disminución
de conflictos desde 1945 hasta la actualidad, con la notable excepción del
enfrentamiento en los Balcanes acontecido en la década de los 90s.
Esta
estabilidad política, militar y económica del continente ha suavizado
nacionalismos, ha eliminado viejas disputas territoriales, ha anestesiado
intereses separatistas, así en este momento por la vía del referéndum los
ciudadanos en Cataluña en noviembre próximo y en Escocia en el 2014 evalúen en
las urnas las posible escinsiones de sus respectivos estados actuales, todo
dentro de un marco jurídico conveniente para todas las partes.
Por
todo esto creo que de manera sensata líderes políticos, religiosos, militares y
financieros, deberían comprender que el único camino que le va quedando a la
humanidad para la preservación propia y el amparo del ecosistema, se basa en
instruirse cada día mas en la razonable manera de constituir consenso, por muy
extremas que sean las diferencias, y con esto extrapolar el ejemplo a todo el
entorno social.
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