Cuando
hablamos de vínculos, establecemos la existencia de la unión o de la ligadura
entre personas o cosas, y por ello reflexionaba
en estos días, de lo tremendamente enmarañado que resulta crear
acuerdos, pactos, tratados o convenios entre los múltiples componentes de la
sociedad global.
Por
ello desde los pactos erigidos entre los políticos o de los tratados entre
estados, hasta en las negociaciones entre instituciones financieras o cárteles
empresariales, se deben implantar sólidos argumentos y rígidos convenios con
políticas estrictas que no permitan la fácil disolución o irrespeto de los
compromisos constituidos.
Y
de esta consideración nace el discernimiento que me impulsa a exponer mi razonamiento de hoy, que
radica en la debilidad de los vínculos establecidos entre los actores de los
referidos pactos o convenios.
Por
eso resulta lamentable vislumbrar como el fundamento de la Unión Europea hace
agua, debido a que su base primordial, constituida por los ciudadanos de los países
inscritos ante este vinculo político y
económico, no comprenden lo valioso que resulta para todos ellos preservar esta
unidad, y lo mas funesto es que este pobre entendimiento manifiesta la
incapacidad oral de los parlamentarios europeos y de los políticos nacionales
de los 27 estados miembros, para persuadir a sus connacionales que la alianza
económica y política de la Europa actual es la mejor inversión ha futuro que
pueden realizar, pues los aleja de conflictos regionales o internacionales que
pueden resurgir con mayor vehemencia, si esta confederación es disuelta.
Los
ciudadanos norte europeos ven con un dejo de superioridad a sus pares mediterráneos,
por la presunta falta de disciplina y la holgazanería que caracteriza a los residentes
de estas naciones, permitiendo por ello llegar a sus gobiernos y tesorerías al
estado crítico actual.
De ahí que hay un gran trabajo informativo por
realizar sobre los ciudadanos de los 27 estados miembros, para que comprendan
que la ayuda económica que los del norte prestan a los del sur, es una pírrica
contribución ante la alternativa de no poder preservar a una Europa unida y en paz.
Porque
de que servirá preservar el dinero de alemanes, finlandeses, holandeses o
luxemburgueses, para que dentro de una década no tengan que comer o en que invertir
dado que no habría quedado ciudad o estado en pie.
Voces
muy serias se han levantado advirtiendo sobre la alta posibilidad de que una
vez disuelta esta unidad, Europa regrese a un momento político y económico
igual al de los albores de la segunda guerra mundial.
Para
América latina este trance de Europa es sin duda el mejor ejemplo de como
debemos mejorar todos los procesos de concertación e implementación de los
tratados y asociaciones entre naciones, ilustrando de manera masiva y con la
mayor transparencia a las grandes masas de ciudadanos de las conveniencias y
problemas que la integración entre estados promueve, para de esta manera comprometerlos a
apoyar los tratados regionales y las instituciones multilaterales que surjan de
todos estos procesos de negociación.
Regresando
al análisis de las vivencias internas de nuestro país, resulta necesario
comentar sobre los vínculos políticos mal diseñados que nos han permitido
llegar al extremo actual de polarización ideológica y sectarismo, que finalmente
promueven la intensificación del conflicto interno.
Porque
de los pactos entre políticos y
paramilitares o con guerrilleros o narcotraficantes se han generado procesos de
profunda corrupción, sostenidos con argumentos frágiles, que solo establecen más
inestabilidad legal, impunidad judicial, exhibiendo un endeble estado de
gobernabilidad propia de una democracia de papel y en cuyas instituciones no se
puede confiar.
Con
esto concluyo, que de las negociaciones débiles y mal cimentadas solo se
cosechan conflictos y desacuerdos agudos, como los que sacuden al viejo
continente en la actualidad, o como los que se libran al interior de nuestras instituciones
legislativas y judiciales en Colombia, trayendo malestar y enfrentamientos de
complejo pronóstico, de ahí lo importante de afianzar con trasparencia, severidad y honestidad nuestros vínculos,
sociales, comerciales o interinstitucionales.
Que tristeza que un Pacto Grande como la Unión Europea, llamado a dominar el orden mundial, y que desde el principio debió tener Bases Sólidas (un documento bien empastado), se haya hecho por una simple moda, donde no se tuvo en cuenta la situación real de sus miembros (un par de hojas pegadas con salivas, y disculpen el término)....
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