Presidente del Ecuador Rafael Correa |
Fotografía pagina web de la presidencia de Ecuador
De
nuevo episodios políticos y legales que creíamos debatidos y superados retornan
a la palestra pública internacional.
En
una engreída actitud el gobierno Británico, condena y amenaza el estatus
diplomático de la embajada ecuatoriana en Londres, por la civilizada actitud de
este gobierno, al cobijar con el asilo al periodista y director de Wikileaks Julián
Assange.
En
Moscú se condena a 2 años de presidio, a 3 jóvenes cantantes, cuyo delito fue interpretar
melódicamente una crítica abierta al presidente Putin y a la iglesia ortodoxa
Rusa, por su manifiesta parcialidad frente los abusos del mandatario de esta
nación.
En
Siria, la presunta guerra civil, como la exhibe la prensa occidental, causa
importantes bajas en las huestes cristianas, gracias a la intervención de
mercenarios yihadistas, apoyados por las ricas monarquías del golfo, combatientes
famosos por su acérrimo odio a occidente y a sus manifestaciones culturales que
incluyen la religión.
En
Europa el interés político particular de varias agrupaciones conservadoras y el
económico de un reducido grupo de financistas, han prevalecido sobre las
necesidades de millones de ciudadanos afligidos ante las draconianas medidas
económicas, que benefician aun mas al selecto grupo de banqueros que especula
todos los días en contra del costo de los intereses de las deudas nacionales de
los países periféricos del viejo continente.
En
Colombia un desatinado ex presidente, delira exclamando sus deseos de
involucrarnos en un conflicto bélico con la vecina republica de Venezuela, sin
considerar la estupidez de la propuesta que solo traería ruina, pena y nuevos
martirios al sufrido pueblo colombiano, porque del resultado de esta supuesta
guerra, no puede esperarse ningún beneficio económico, político o geopolítico.
El
punto en común de todas estas acciones y decires, esta basado en la notable
habilidad con que se distorsionan los hechos y la realidad, convenciendo al colectivo
con esta retórica bien planeada.
Estados
Unidos, el Reino Unido y Europa en general no dudan en condenar la estrambótica
sentencia en contra de las jóvenes intérpretes rusas, causada por la opresión a
la libertad de expresión que aplica con resuelta severidad Putin; pero no dudan
en utilizar el mismo garrote tiránico en contra de Assange y su portal
Wikileaks, con la disculpa de que Julián Assange ha puesto en riesgo la
seguridad nacional de varios estados, al exponer públicamente actividades
contrarias al derecho internacional y violatorias es máximo grado de los
derechos humanos, gestadas por estos paladines de la libertad y el respeto a la
legalidad.
El
mercantilismo inescrupuloso es la razón para la guerra en Siria y para la
quiebra de varios estados europeos; pero el excelente manejo mediático ha
convertido a los 2 temas, el de la injerencia en los asuntos internos de otras
naciones y el de los contenidos económicos en la escenificación de los
descuidos, las vivezas, el despilfarro, las arbitrariedades además del
despotismo aplicado al proceso sirio. Otra vez se impone el prejuzgamiento
occidental en el que prevalece la evaluación con doble rasero, según las
conveniencias, en Siria por la necesidad de eliminar y renovar al actual régimen,
por uno más condescendiente con los intereses económicos de grandes
multinacionales transportistas y comercializadoras de gas natural, en una etapa
de competencia con Moscú para alimentar a Europa desde otro punto diferente al
actual gaseoducto que cruza por Ucrania, y que ha sido fuente de escaramuzas y
racionamientos. En el tratamiento de la crisis de los países mediterráneos, se
impuso la tesis alemana del mal gobierno, el despilfarro presupuestal y los
abusos del estado de bienestar, minimizando sutilmente que el alto valor de los
intereses y el excesivo endeudamiento es controlado por los banqueros, porque
ellos poseen la potestad de definir a quien y con que valor se presta el dinero,
de ahí que declarar culpables solo a los políticos y gobernantes de estas
naciones es incorrecto pues se cuenta una verdad a medias.
Y
cerrando con el análisis al discurso incendiario y descabellado del otrora
diestro político, no me queda la menor duda, que el auditorio enajenado que lo
aplaude, no reflexionó sobre los inconmensurables efectos nocivos sobre nuestra
economía y el bienestar general, puesto que ninguna guerra esta exime de causar
todo tipo de tragedias y desastres, mas tratándose de 2 países limítrofes, con economías
pequeñas y ciudadanos con ancestros comunes.
Lo provocador de lanzar conceptos manipulados, es la desinformación y los prejuicios
que se originan, parcializando a la opinión pública con acontecimientos muy dispares
con la realidad y que necesariamente son útiles a sus gestores.
Desafortunadamente la verdad se ve en función de: lo que conviene ver, lo que se pretende ocultar, lo que la religión quiere que se vea, lo que los poderosos quieren imponer, la actitud que se toma al conocerse la verdad (generalmente no es la más sensata), y lo peor; ideando mentiras para justificarla....
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