Presidente Santos y el ministro de Gobierno |
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La
razón del porque Juan Manuel Santos presenta una perdida de imagen y
popularidad en las encuestas que evalúan tales cifras, ante el pueblo
colombiano, ha sido motivo de debates y examen por los grandes medios de comunicación
del país.
Pero
el eje principal del análisis se ha concentrado en la evaluación cuantitativa
de las cifras económicas y sociales, que poco o nada establecen sobre el estado
general de confort de las personas que constituyen toda la sociedad colombiana.
Los
indicadores macro-económicos del país lucen marcando cifras que reflejan el
buen estado de la economía local.
El
índice de desempleo viene en declive, los homicidios han descendido un 5.5% del
2010 al 2011, lo que demuestra un mejor manejo de nuestros graves problemas de
seguridad urbana y rural.
Pero
para establecer una conclusión a la merma de la popularidad del primer
mandatario, he decidido investigar con mayor detenimiento algunos de estos índices
económicos y sociales, encontrando estas reflexiones.
El
PIB de Colombia creció en el 2011 el 5.9% y en el primer trimestre del 2012
4.7% lo que refleja un crecimiento con una ligera desaceleración que aun no
inquieta del todo a la actividad comercial e industrial del país; pero como ya lo
había expuesto en un anterior artículo, sus buenos resultados no están vinculados
directamente con una mejoría del estado de bienestar general de la población,
debido a que el PIB de Colombia se encuentra impulsado por labores económicas
muy concentradas que incluyen muy poca mano de obra y si generan altos
rendimientos en el volumen de la actividad económica, además de tener altísimas
utilidades para sus pocos accionistas, actividades entre las que se distingue
las explotaciones mineras orientadas a la exportación, esencialmente en el renglón
de hidrocarburos y las tareas financieras en el frente interno.
Las
actividades comerciales e industriales dentro del país, presentaron
crecimientos favorables a través del 2011, permitiendo un aparente mejor
desempeño a la variable del empleo, que paso del 11.8% en 2010 al 10.8% en
2011, y que en lo corrido del 2012 continua con una línea descendente, hasta el
último dato conocido de junio, en el que se sitúa en el 10%.
La
desventaja con esta medición, es que esta programada para evaluar el empleo formal
en combinación con el informal, sin discriminar cual de los 2 ítems que
conforman el indicador está permitiendo la disminución constante, ofreciendo
una lectura muy diferente en la percepción de los ciudadanos, en cuanto a la
mejora de su prosperidad, pues es bien conocido que el empleo informal, adolece
de todo tipo de asistencias sociales y de beneficios pensionales, lo que
convierte a este guarismo en una simple ilustración de la capacidad de
subsistir del ciudadano o de proveerse los mínimos económicos para sobrevivir
con una ínfima dignidad.
Del
análisis de las cifras anteriores de empleo, se deriva la evaluación de la
magnitud de pobres y de pobres extremos del país, datos que reflejan una reducción
del 33.3% en el 2010 al 30.3% en el 2011 para la
pobreza urbana y en el caso rural pasa del 49.7% en 2010 al 46.1%, y en le caso
de la pobreza extrema con una variación nacional del 12.3% en 2010 a 10.6%; pero
esta valoración tiene un cambio de técnica de medición a como se efectuaba
antes del 2010, lo que ayuda a reflejar este comportamiento a la baja,
justificado en que se disminuyeron las mínimas condiciones nutricionales en calorías
para subsistir, que necesariamente implican menos pesos para sobrevivir
arrastrando hacia la baja todo el cálculo del indicador; de ahí que con esta evaluación
se estima también otro guarismo, que refleja un pésimo desempeño en Colombia con
respecto a la desigualdad del ingreso, y es el denominado
coeficiente de Gini, que valora la distribución equitativa del ingreso, indice
en el que Colombia ocupa el penúltimo lugar en América Latina solo por encima
de Haití, y que nos coloca a nivel mundial entre los últimos 10 países medidos
con este coeficiente.
Como
ven sutilezas matemáticas y cuantitativas que en las evidencias estadísticas
lucen inmejorables, pero que al ser valoradas en cuanto a la calidad de vida
que promueven, arrojan una oscura sombra sobre la administración Santos.
Otro
índice que afecta de manera significativa la percepción de bienestar de la
gente es la seguridad, que a pesar de las mejoras enunciadas en las cifras de
homicidios y de algunas otras actividades delincuenciales de alto impacto
social, aun sus variaciones son muy pequeñas, como se visualiza en los
homicidios con una reducción de a penas el 5.5% que no logra acentuar en la población
la sensación de tranquilidad.
Si
a estas breves observaciones, añadimos el continuo incremento en los precios de
los combustibles, el constante aumento de las escaramuzas terroristas de la
guerrilla, además dé la impresión de poca vigilancia
por parte del ejecutivo, sobre la corrupción del legislativo, o de la inoperancia del
sistema judicial y del derroche administrativo del sistema en general; sucesos que
proyectan en el ciudadano del común, que todas estas manifestaciones
deshonestas son producto de la mala conducción presidencial.
Así
que al señor Santos, le tocará realizar ingentes esfuerzos para recuperar la
credibilidad en su capacidad de gobernar entre la mayoría del colectivo
colombiano, porque como va, cada día aleja mas su posibilidad de relección.
Afortunadamente
para el aun no se visualiza un contendor fuerte y contrario a su aspiración reelecionista;
pero con estos resultados, sin duda esta abriendo el camino para que surja un
competidor que pueda sostenerle una buena disputa para la próxima campaña
presidencial de Colombia.
Este es el típico caso del vaso, que para el Gobierno supuestamente está de Medio Lleno a Lleno Totalmente, por cuanto las cifras supuestamente demuestran que mínimo los problemas no han aumentado; mientras que para la Oposición el Vaso se encuentra de Medio Vacío a Enteramente Vacío, ya que es la Hecatombe....
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