Sin
duda la perturbación angustiosa del ánimo ocasionada por un riesgo generado por
un daño real o imaginario, frase que determina la conceptualización del miedo; sigue determinando la herramienta que ha sido explotada
a través de la historia del hombre, como
instrumento eficiente para ejercer el sometimiento y el debilitamiento
de los desposeídos o de los subordinados ante los poderosos; desde la Grecia
antigua el miedo y el terror fueron explotados con la escenificación de estos
conceptos por medio de su humanización con los dioses Fobos (miedo) y Deimos
(terror), quienes eran compañeros inseparables de su padre Ares (marte) dios de
la guerra.
Siendo
usados como parte de la motivación en sus cantos y gestas para alentar a los
soldados a combatir con heroicidad, dispuestos a ofrendar hasta la vida en
beneficio de sus líderes.
Quizás
la historia más famosa de estas proezas, es la batalla de las Termópilas en la que el rey Leonidas enfrenta con un
pequeño ejército a la cuantiosa tropa del rey persa Jerges, demostrando con su
heroico proceder un valor tal, que le infringió mucho temor al ejercito persa,
sobre el adversario griego que tendrían que enfrentar en esta conquista,
desmoralizándolo y conduciéndolo a una derrota posterior a manos de los
helenos.
Este
episodio evidenció los empleos del terror y del temor como instrumentos ideales
para suavizar hasta al adversario mas imponente, mostrando con ello que su uso
es mas eficiente con los propios subordinados.
En
la edad media, el estado vaticano creó y expandió diversos instrumentos y
métodos de temor y terror, desde las clásicas transformaciones del Gehinnom de
los hebreos en el infierno cristiano, que incluía la personificación del espíritu
regente del aquel lugar, creando el motivo
suficiente para mantener a los creyentes alejados de las insubordinaciones,
tentaciones y pecados debido al pánico que despertaba la posibilidad de morar
eternamente en esos lugares. Pero si estas invenciones no surtían el efecto
necesario, a la buena curia romana se le ocurrió otro método cruel e inhumano
de infundir horror y terror, con la introducción de la muy reconocida santa
inquisición, fundada en 1184 en el sur de Francia con el fin de combatir la
herejía que provenía de los creyentes que regresaban de los santos lugares,
llenos de otros ideas cristianas, contrarias a las impartidas desde el vaticano.
Ya
con este nuevo impulso el mecanismo del terror y del miedo se consolidaba
ampliamente para preservar unidades territoriales, guardar y proteger credos
religiosos, asegurar monarquías o gobiernos absolutistas y corruptos, hasta
derivar en los 5 últimos siglos en un concepto que justificó invasiones,
conquistas y sometimiento de antiguas culturas y sociedades incluyendo la casi
exterminación de algunas.
Hoy
en día continua siendo hábilmente empleado por todas las vertientes ideológicas
que permanecen en el poder o por aquellas que pretender implantarse basándose
en su poder de intimidación.
Michael
Moore el célebre cineasta norteamericano a mediados de los 90s realizó un
documental que retrata a la sociedad de su país, en medio de sus innumerables
temores, desde el pánico a las enfermedades pandémicas, hasta las
conspiraciones orquestadas por extraterrestres, además del pánico a sectas
clandestinas y conspiradoras sedientas de poder, ataques terroristas
coordinados por chinos, rusos, musulmanes, coreanos, iraníes o de cualquier
civilización con ideas diferentes a la estadounidense, finalizando con los
complots de las autoridades federales para entrometerse en la privacidad de los
ciudadanos usando para tal fin ingeniosos adoctrinamientos con mensajes subliminales
o medicamentos suministrados e ingeridos a través de los alimentos normales,
para someter y acabar con la individualidad de los habitantes de este país.
Métodos
todos producto de la idiosincrasia vulgar e inculta de la gran mayoría de esa
sociedad que no logra distinguir la frontera de lo imaginario y lo real y que
sagazmente son fomentados por la selecta minoría educada que controla al país.
El
miedo y el pánico han sido herramientas para desestabilizar el estado de
bienestar europeo, pues apunta de
supuestos y rumores se logró instaurar la extrema especulación financiera en
contra de las deudas soberanas de varios países de ese continente, que
presentaban niveles de endeudamiento medidos en términos del PIB inmensamente
inferiores al de Estados Unidos, país que
hoy por hoy obtiene recursos de deuda publica de los inversores pagando
casi el 0% de interés, todo gracias a la credibilidad que despierta su arsenal
militar y su pequeña aristocracia que controlan titánicas empresas alrededor
del mundo.
En
nuestro entorno colombiano, persisten los usos de estas estrategias, por ello existen los discursos acalorados de los voceros
del centro democrático, quienes explotan con excepcional habilidad estos miedos para contrarrestar los esfuerzos
de Santos por lanzar una agenda coherente en busca de la paz.
Pero
igualmente la delincuencia común, el narcotráfico, las bandas criminales, los terratenientes,
los propietarios de grandes títulos mineros y demás beneficiarios con el largo
conflicto interno, contribuyen con enrarecer el ambiente apoyados en una
violencia de niveles variables, para
aumentar el clima de terror, y así obtener cada gremio los réditos que
persiguen; pues indudablemente una nación sin guerrilla, permitiría a las fuerzas
del orden dedicarse a controlar solamente a todos los otros focos y
manifestaciones delincuenciales, que con certeza serian eliminados en un tiempo
prudencial, logrando pacificar casi por
completo el país, por ello a todos estos delincuentes oportunistas les
beneficia la continuidad de las hostilidades para perpetuarse en sus métodos de
cómo obtener sus ganancias.
Por
tanto es muy evidente que los mecanismos del miedo y el terror son monumentales
ardides que mantienen a la sociedad intimidada y dócil, ante las no muy justas
medidas, acciones y ejecuciones de gobiernos y partidos políticos que acaparan
el poder o de los que luchan sin
idealismo alguno con el único fin de revocar a los antiguos dueños de la hegemonía
reinante.
Carlos: Muy pertinente el tratamiento de la cuestión del miedo y los usos políticos que ha tenido en la historia humana, hasta llegar a la actual coyuntura de inicio de negociaciones de paz en Colombia. Al señor Uribe, como vocero visible del sector de la ultraderecha, se le ha motejado de muchos modos; creo que le sienta muy bien el nombre de "El señor del miedo", por su habilidad reconocida para explotar este sentimiento y pasión en los colombianos, en beneficio de sus tesis extremistas. También es claro que ello le fue posible porque la insensatez y la arrogancia militarista de las Farc durante los diálogos del Caguán, con sus desproporcionados ataques a pueblos indefensos, las "pescas milagrosas", el asesinato de concejales en municipios empobrecidos, y la permanente ostentación de fuerza ante las gentes humildes, dieron lugar a un sentimiento generalizado de terror en la población civil, que fue habilidosamente capitalizado por "el señor del miedo", quien se presentó a sí mismo como el único Salvador, el que podía controlar y someter a los que se presentaban como un peligro inminente para la sociedad entera. También el auge de las masacres e intimidaciones de los paramilitares abonaron ese terreno propicio al Hitler de provincia. Ahora, huérfano de poder, apela a argumentos similares para torpedear el avance hacia una solución negociada. Poner al desnudo tales argumentos de manipulación, es una de las mas altas tareas de los periodistas independientes, como bien lo haces en este post. Juan Carlos Acebedo
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