El presidente Con el alto mando militar y Policial en Tolemai |
Fotografía portal web presidencia de Colombia
Una actuación que me causa mucha confusión, es la inhabilidad de muchas personas para analizar la solución de una situación, realizando enfoques desde diferentes ángulos para dilucidar la salida mas expedita para el impedimento.
O como
mis educadores jesuitas solían afirmar, de 2 malas soluciones se asume la menos
mala con tal de que se resuelva el acontecimiento.
Y
toda esta exhortación introductoria me conduce a mostrar varios escenarios,
para 2 eventos notables que sacuden a Colombia y a Europa con influjo en
nuestro país.
La
solución a la crisis económica de la eurozona, y la búsqueda de procedimientos
y acuerdos, para concretar una salida negociada y verosímil a nuestro conflicto
interno.
En
Alemania principal aportante financiero al fondo de rescate europeo, 2 tesis se
disputan la solución definitiva al desmoralizador evento que consume la
economía de varios países adscritos a ese club.
Autorizar
el BCE, a comprar deuda de los países afectados por la especulación financiera
de manera indiscriminada, con la contraprestación de retirar circulante en el
mismo volumen de lo que se invierte en bonos, como lo propone Mario Draghi, o
ampliar los plazos a Grecia para abonar a
su deuda, permitiéndole un respiro a Atenas para fomentar crecimiento y
consumo a su empobrecida población.
La
hipótesis que en definitiva ha sido desestimada por sus efectos nocivos, es
provocar la salida de Grecia de la comunidad del euro, debido que inicialmente Alemania
perdería 62 mil millones de Euros, sin contar las afectaciones posteriores,
además de la ruinosa secuela que provocaría con el efecto denominado de dominó,
que derrumbaría las economías de al menos 5 países del grupo de la eurozona.
La
solución de eliminar a Grecia del club del Euro había sido ampliamente debatida
y casi aprobada por muchos políticos alemanes, además de la ciudadanía germana
en general, así que estos cambios de orientación expuestos por la canciller
Merkel, sin duda son fruto de un concienzudo análisis y estudio de los posibles
escenarios, que evidencian que la determinación tomada es el mal menor y que
fortalecer la permanencia de Grecia es la sabia solución para proteger la
unidad monetaria.
Aun
así para la gran mayoría de ciudadanos alemanes, esta apuesta fomenta la holgazanería
de los mediterráneos, olvidando por completo que el precio de sostener esta unión,
es el precio que se paga por mantener una paz duradera en Europa; que desconsuelo
que las personas olviden las penurias que las guerras han establecido a lo
largo y ancho del viejo continente, sin distinción de niveles sociales o
credos; de ahí la urgencia de entender mi postulado inicial, pues no comprendo cómo
las gentes no pueden determinar que la desmembración la unión europea en medio
de esta crisis social y económica, dejaría a todos estas naciones en una situación
muy parecida a la vivida en los albores de la segunda guerra mundial, en donde
partidos extremistas de derecha, al igual que hoy en día, impregnaron el
ambiente con un falso culto al nacionalismo chauvinista, que concluyo con la
mayor confrontación bélica conocida hasta el presente.
Regresando
a Colombia, leía el sábado anterior a Paloma Valencia, columnista del diario el
país de Cali, señora que sin ninguna inquietud hacia apología a la violencia,
cuestionando imprudentemente al presidente Santos por pretender dialogar
nuevamente con las Farc, la señora en cuestión recalcaba en su argumentación
que primero estaba la reparación a las víctimas del extenso conflicto, imagino
por provecho propio, además de que aducía sobre la mala fe de la guerrilla y de otras insustanciales
razones para justificar su descalificación al proceso iniciado por el primer
mandatario; olvidando descaradamente esta señora que si no hay paz,
continuaremos acumulando victimas de todos los niveles que la violencia expondrá
por las décadas venideras.
Lo
que me resulta desconcertante es encontrar aun a tantos colombianos con
sentimientos consecuentes, a los argumentos que la columnista citada enarbola
sin mayor análisis y estudio.
Quiero
establecer claramente a todos los que se aventuran a leerme; desde la fracasada
guerra del Vietnam en los 60s y parte de los 70s, no ha existido maquinaria
militar y económica alguna, que permita dirimir el triunfo en favor de algún bando,
en los conflictos en los que se ha ejecutado la estrategia de la guerra de
guerrillas.
Centro
América en los 80s, Ruanda en los 90s, Afganistán con los soviéticos en los 80s
y ahora con la OTAN y al menos 23 países
de África afectados hasta el 2005 por este tipo de guerras, son el testimonio
inobjetable de que todos estos conflictos culminan en la mesa de negociación y así
algunos patrioteros osen tildarme de pacifista,
izquierdista o loco, no existe posibilidad alguna de exterminar por completo a
las Farc.
Se
les puede disminuir, afectar y descabezar a muchos de sus jefes, pero no
eliminar de lleno en el país; algunos ilusos incluso comparan nuestra situación con la
vivida en España con la ETA, olvidando oportunamente que las condiciones geográficas son
radicalmente diferentes entre España y Colombia, aparte de que la ETA está
compuesta por uno cuantos cientos de abanderados de la causa independentista
Vasca; las Farc aun poseen miles de combatientes, que son rápidamente restituidos
por nuevos soldados que pululan en las barriadas pobres y en los campos,
gracias a nuestra marcada desigualdad.
Por
ello el proceso que ha iniciado Juan Manuel Santos, aun con errores y
dificultades es el modelo adecuado para superar 50 años de guerra inoficiosa y
sangrienta, y con su culminación, ahí sí podremos reparar a las víctimas,
descubrir en donde están los secuestrados que vehementemente la guerrilla niega poseer, desminar al país,
redescubrir el territorio para miles de turistas, redirigir presupuestos
militares al fomento de la educación y el deporte de alto rendimiento, aumentar
la cobertura eléctrica, ampliar la red de carreteras y hasta fomentar el
crecimiento del famoso PIB en al menos 2 puntos porcentuales.
Como
se puede comprender sin duda, el mal menor en Colombia es concluir este proceso
de paz con las Farc, y todo lo demás se podrá
mejorar a partir de ahí.
En este mundo todavía hay quienes piensan que la mejor solución a una situación es aplicarle los pies para taparla con una alfombra....
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