Ministro Aljandro Gaviria y Presidente Santos |
He
reflexionado agudamente sobre la valoración del ajuste ministerial ejecutado y ampliamente
publicitado por nuestro presidente en ejercicio.
Resulta
paradójico que el mandatario decida ejecutar la adecuación del gabinete
ministerial, definiendo los cambios de sus inmediatos colaboradores como la
necesaria renovación por nuevos elementos que estén dispuestos a calzarse las
botas, pero finalmente solo se trató de una rotación de cargos, con la introducción
de unos mínimos cambios, como el acontecido con el economista Alejandro Gaviria
posesionado como ministro de salud.
Con
esto llegamos al punto de la paradoja, pues en el enfoque del gabinete persiste
el mismo perfil desgastado de tecnócratas, de alto nivel económico y académico
e inmensamente lejanos y ajenos a la realidad social que enfrentan millones de
colombianos, y ante lo cual difícilmente pueden estos doctos aristócratas
criollos, ofrecer soluciones compatibles a las necesidades de la inmensa mayoría
del pueblo de Colombia.
Juan
Manuel Santos espera con ingenua certeza, que su encopetado grupo de
funcionarios de primer nivel, a través de su trabajo académico e incondicional
con el establecimiento colombiano, recuperen para él, parte de la imagen y
confianza perdidas; pero lejos se encuentra de esa realidad, porque como lo
explique en mi anterior artículo “análisis cualitativo de los sondeos” mientras
subsistan los mismos propósitos y planteamientos cuantitativos en la evaluación
de las políticas publicas dirigidas al campo social, perseverando en maquillar los resultados y
consolidar cifras, para recibir el beneplácito de los organismos multilaterales
de cooperación y de crédito, no podrá mejorar en su evaluación de imagen y confianza
administrativa por parte de la opinión pública, pues aunque la inmensa mayoría de
los habitantes del país no comprenden la indescifrables cifras de evaluación
económica, si perciben que no hay cambios en su estado de bienestar, en razón a
que el empleo formal no mejora, además de que los incrementos salariales no compensan los aumentos de los precios de
medicamentos, vestuario, útiles escolares, arrendamientos, servicios públicos,
combustibles, creciendo todas estas variables por encima del cálculo estadístico
del índice de precios al consumidor, que es la medida básica para elevar los
salarios de la gran mayoría.
A
pesar de su estratégica apuesta por la paz lanzada el 4 de septiembre,
persistirá mucho descontento entre las
grandes mayorías silenciosas del país gracias a que se mantiene la inmensa
desigualdad, grupos a los que se le pueden unir las clases medias altas y altas si la
violencia insurgente perdura o se radicaliza, como secuela de los nuevos diálogos
de paz.
Ciertamente
considero que si Santos no asume planes sociales audaces en estos próximos 18
meses, alimentará mas incertidumbre a su deseo releccionista, a menos que hayan
resultados muy favorables en el avance de las negociaciones con los insurrectos, pero eso dependerá de la
actitud de las Farc y no de Santos y sus negociadores.
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