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Foto Web Alcaldia de Cali
El POT o plan de ordenamiento
territorial es la carta de navegación de la planeación, el desarrollo y el
ordenamiento urbano en consonancia con el medio ambiente, los recursos humanos
y económicos. Esta herramienta permite trazar, proyectar y desarrollar
armónicamente el crecimiento de nuestras urbes, pero como todos los
planteamientos humanos justifica, descarta y pretexta propósitos y acciones que
benefician a unos y perjudican a otros al mismo tiempo.
Acciones como densificar la
habitabilidad de barrios, conservar el uso residencial exclusivo, preservar
espacios verdes y acuíferos para actuar en consecuencia con el medio ambiente,
encuentran partidarios y detractores en medio de los residentes de nuestras
ciudades.
En Bogotá y después de infructuosas
negociaciones a través del 2013 fue rechazado por el concejo municipal el nuevo
POT, que luego se asumió por decreto del alcalde distrital, generando una
descomunal pugna entre diversos sectores y la alcaldía, que terminó presentando
el acto legal ante los tribunales contenciosos administrativos, siendo
penalizado dejando a la ciudad capital hasta la actualidad sin POT. Ante ello
los constructores y contratistas urbanos no pueden tomar decisiones sobre
futuros proyectos y se detienen los nuevos procesos constructivos particulares
y el desarrollo vial.
En Cali, y después de meses de
socialización con la comunidad se va a presentar por parte del gobierno local
ante el concejo municipal de la ciudad, en donde desde ya se ha mencionado que
el proyecto presenta lagunas que generan incertidumbres complejas.
Entre las ya clarificadas
pretensiones, se ha establecido para algunos barrios de la zona céntrica su
finalidad de usufructo como residenciales exclusivamente. Para establecer esta
designación residencial única, la oficina de planeación local invitó a los
comités de vecinos, juntas de acción comunal y juntas administradoras locales a
participar en las deliberaciones; pero como ocurre con la mayoría de las
convocatorias a estos debates, asisten muy pocos interesados que son quienes
acertadamente o no definen el futuro de amplios conglomerados urbanos.
En el caso específico de los barrios
del casco viejo de Cali como en la gran mayoría de las ciudades de Colombia,
después del ciclo de envejecimiento y abandono en el que por décadas caen
surgen movimientos restauradores que usualmente son jalonados por el sector
comercial de servicios y entretenimiento (restaurantes, bares, hostales, cafés
y diseñadores de moda). Lo incoherente del asunto es que nuevamente recuperado
arquitectónicamente y valorizado un sector, algunos de esos beneficiados con el
empuje empresarial vulneran la posibilidad que otros comerciantes propugnen con
nuevos proyectos el desarrollo y la sostenibilidad estética de los barrios; más
cuando entre los opositores hay comerciantes residentes que fueron
beneficiarios de las antiguas regulaciones.
En Bogotá parte del litigio llegó por
cuenta de la densificación urbana planteada por la alcaldía, que pretende
evitar que la ciudad crezca en nuevos kilómetros cuadrados, sobre todo en los
niveles populares; su propuesta es construir unidades residenciales de interés
social y de interés prioritario en barrios centrales con el objeto de abaratar
la implementación de redes de servicios públicos además del control de
inundaciones. Aquí la queja reside en un
supuesto detrimento incurso que acaecería sobre las viviendas de los habitantes
antiguos de estos sectores, con la aparición de estas viviendas en el estilo de
propiedad horizontal.
Mi opinión es que procesos como el
planteado por la administración capitalina requieren de concienzudos procesos
de estudio, concertación y socialización con los afectados, con la certeza que
el beneficio común y el esplendor recuperado para estas barriadas por el estado,
evitaría su pauperización como ya viene ocurriendo en la actualidad.
En síntesis al establecer las
conveniencias por sectores en la aplicación de los planes de ordenamiento
territorial, se incurre en caprichosas resoluciones asumidas por los pocos
vecinos actuantes en las convocatorias, quienes determinan los cambios y las
soluciones; de ahí que es necesario que sea el estado quien determine las
trasformaciones y los remedios que se deben implantar todo ello con la
exclusiva base de los estudios de planificación urbana que incluye la
delimitación de pulmones verdes, la verificación
técnica en la capacidad de servicios públicos, de la infraestructura vial y de parqueo de vehículos
disponible que señalarán el derrotero a seguir para obtener un desarrollo urbano
armónico.
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