Bombardeo en Gaza Fotografía http://www.moi.gov.ps/ |
Vendetta o venganza, un término
provisto de una definición controversial, que igualmente simboliza el deseo elemental
de cobrar para si con sufrimiento, tras el agravio recibido.
Debido a estos conceptos me inspiro para
desarrollar el presente razonar, porque la venganza es el impulso de frecuentes
actuaciones humanas que dan la justificación al vocablo; así estas acciones
sean preconcebidas, otras improvisadas o inclusive generadas por el azar.
Infortunadamente todas conducentes al mismo resultado, el desquite o la
revancha dolorosa sobre el contrario.
Ahora contemplemos acciones que no
confieren daños graves, pero que aun así determinan finales con represalias o
por lo menos en tentativas de generar el resarcimiento obligatorio ante la
ofensa producida.
La selección de fútbol de Colombia
pierde en un discutido partido ante la selección anfitriona en el mundial de
Brasil 2014, y la gran mayoría de aficionados de nuestro país asumen como
dignificante la derrota que Alemania infringe a Brasil en la ronda siguiente; despreciando
que Colombia está en Suramérica motivo suficiente para asumir nuestra
solidaridad con los vecinos y aliados naturales. Más cuando se descubre que por
conveniencias geopolíticas es imprescindible un ganador de esta parte del
continente, so pena que se pierda una asignación en el futuro para alguna de
las selecciones sudamericanas en eventos de magnitud mundial, como lo explicó
Luis Bedoya director de Federación colombiana de fútbol. Esta es la típica
vendetta estéril, pue somos felices momentáneamente ante el hecho que Alemania
apabulló a Brasil, pero en el mediano plazo sufriremos con todos los
suramericanos por la pérdida de un cupo a los torneos mundiales.
Ahora miremos como otras acciones provistas
de revancha si presentan un desenlace funesto.
En Israel los extremistas irracionales
de Hamás secuestran y asesinan a tres adolescentes hebreos que intentaban
llegar de un pueblo a otro en un camino rural; luego de dos semanas de búsqueda
por las autoridades, aparecen los cadáveres de los muchachos y ello despierta un
ritual de venganza desde el lado judío ultraderechista, secuestrando a un joven
palestino y asesinándolo con sevicia inaudita; todo ello conduce a la
masificación de las revanchas y a la radicalización de la violencia en ambos
lados, llegando a los bombardeos indiscriminados contra la franja de Gaza por
parte del ejército Hebreo, con los resultados de victimas que empezamos a ver
con cuenta gotas acá en occidente. Una cadena de represalias sin fin que solo
produce heridos y muertos por doquier sin concretar un ganador en esta orgia de
sangre; detonada por la ilógica postura fundamentalista palestina de hostigar
cruelmente a los hebreos como clásica vendetta.
Finalmente interpretemos las absurdas actuaciones
de nuestros compatriotas al celebrar los excelentes resultados de la selección
de fútbol mientras estuvo activa en el mundial. Varias decenas de muertos, unas
centenas de heridos y miles de riñas callejeras promoviendo un desgaste inmenso
para las autoridades de policía, es el resumen de los cuatro triunfos del
equipo tricolor. Todo como un efecto de los abusos con el licor y las indignas
bromas que se derivan en retaliaciones entre colombianos que festejaban por los
buenos resultados. En esta ocasión una situación de alegría se transforma en
motivos de discordias y vendettas por la intolerancia y la falta de civismo
ocasionando los resultados que consternan. No podemos disfrutar de la satisfacción
del triunfo sin incluirle el instinto bestial de la intimidación y su inmediata
manifestación de resarcimiento con nueva violencia.
Todos estos hechos demuestran como la
vendetta hace parte del instinto brutal que gobierna sobre el raciocinio y la
reflexión.
¿Hasta cuándo en nosotros como seres racionales
primaran estos instintos elementales?
– Asumo que la solución
irreflexiva de resarcirse por mano propia, es un efecto de la impaciencia, la
ofuscación y la intolerancia que maximiza su respuesta a través de la violencia
en niveles diferentes, como única solución que proviene del deseo primitivo de
venganza; convirtiéndose en la némesis de la convivencia social–
–Por ello como especie debemos
aprender aún mucho sobre el comportamiento civilizado, porque nos exponemos todavía
a generar con alta probabilidad nuestra propia extinción. –
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