Aeropuerto Castellón |
Foto Aerocas.com
Resulta poco honroso y bastante
insatisfactorio descubrir que el manejo político, económico y de beneficios
comunes orientado por el liderato español, cada día se asemeja con mayor condición
al colombiano. La corrupción, el despilfarro, la improvisación, la escaza
planeación o la desconexión con los gobernados hacen carrera aquí y allá.
En España un nuevo y amplio caso de corrupción
golpea las estructuras del partido popular, con varias decenas de altos cargos
implicados. Aun así sus máximos líderes continúan como si nada o pretenden
justificar o hasta defender la actuación de varios de sus subordinados.
Mientras tanto en nuestro país día
tras día se denuncian nuevos y escandaloso casos de desidia y corrupción, pero
los responsable en su mayoría escapan con escasas probabilidades de ser
condenados y obligados a resarcir los daños causado al erario público. Además
algunos de los que han sido condenados por multimillonarios defraudaciones al
estado, reciben penas irrisorias; casi como si se pretendiera sugerir con esta subliminal
lectura, que quienes desfalcan al estado reciben penas minúsculas frente a sus
descomunales saqueos, así que resulta negocio realizar estos fraudes contra el
peculio público. Pero parecer ser que en España los jueces y sus leyes también
premian con pequeñas penas a los desfalcadores del estado. Además las multas y
embargos a sus fortunas mal habidas se evaden con singulares trampas al sistema
judicial en ambos lados del Atlántico.
Pero no solo en el tema de la moral pública
nos asemejamos, cada día con mayor ahínco en muchas otras situaciones de la administración
del estado nos equiparamos. La crisis del Ébola presento a una ministra de
sanidad española desubicada en conjunto con sus inmediatos colaboradores. El
desconocimiento del manejo de dolencias tan contagiosas y mortales evidenció la
improvisación, la desatención de las medidas sanitarias de contención y la subestimación
de un problema de salud pública que afortunadamente no se multiplico; mas por
la suerte que por el manejo preventivo, puesto que la enfermera involucrada en
el contagio tuvo tiempo de infectar a las personas del entorno cercano.
En Colombia mientras tanto el dengue,
la vacuna del papiloma humano o el virus Chikunguya ponen al sistema de salud
en apuros. No quisiera imaginar que pasaría si hubiese que manejar un paciente
con Ébola.
Pero la lista de acontecimientos con
resultados parecidos no termina aquí.
La sinfonía de obras inconclusas o de
uso inicuo como resultado de la inversión engañosa de las regalías petroleras
en Colombia, compite con la feria de obras innecesarias o extravagantes construidas
en España a crédito, cuando era la época de las vacas gordas y el crédito infinito.
Hay un aeropuerto en Castellón sin uso como mudo testigo de ello.
Pero la semejanza más escandalosa es el
cinismo y la desfachatez de los políticos a ambos lados del atlántico cuando
asumen sus delitos y despilfarros con natural desvergüenza o también cuando
intentan protegerse entre todos justificando las malas inversiones y
planeaciones con el dinero de los contribuyentes.
Las justificaciones a sus pecados van
desde la persecución política hasta señalar culpables en todas las dependencias
subalternas.
Hasta cuando seguiremos inermes los
ciudadanos soportando todas estas fechorías, sin que protestemos para que se le
ponga un freno a tanto abuso y contención a los ataques contra los recursos de
todos. Cada uno medite su respuesta.
en un mundo inconsciente, el deseo de vivir es estigmatizado (anónimo)
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