Rio Cali sep 25 de 2014 |
Otra vez se presentan acontecimientos sumamente
intrincados, entre los cientos que a diario ocurren en el país, que transmiten
esa sensación de zozobra de cómo están funcionando nuestras instituciones. Sobre
todo las que deben velar por nuestra seguridad personal y ambiental además de
la administración de justicia.
Ocho periodistas amenazados de muerte
en el Valle del cauca por una banda criminal y nuestras autoridades sin
realizar el menor pronunciamiento.
Un ingeniero civil residente en
Medellín huye del país con su familia por amenazas contra su vida por el simple
hecho de haber cumplido con el deber, al realizar el peritaje sobre las deficiencias
estructurales del edificio Space, cuyo derrumbe parcial ocasionó 12 muertes.
Se denuncia desde la OEA un nuevo
atentado contra un líder campesino en el Valle del Cauca que dirige a un grupo
de agremiados en la búsqueda de restitución de tierras.
Las instituciones que gestionan,
ejecutan y emprenden labores culturales en el valle del Cauca se encuentran en
eminente riesgo de abandonar su tarea, porque no disponen de los recursos
necesarios que el estado debe entregar para desarrollar expeditamente sus
labores, en este caso la gobernación departamental.
El río tutelar de Cali agoniza como
producto de las mala planificación en el manejo de la cuenca y el exceso de
contaminación. En la semana anterior los olores nauseabundos y el color negro
de sus aguas fueron el culmen para lanzar una alerta auspiciada por la
ciudadanía hacia las autoridades ambientales, pero como siempre la respuesta es
vaga y tímida. Habrá que esperar a que se desate alguna crisis sanitaria para
que en ese caso las autoridades tomen el asunto en serio.
Estos eventos nos remiten hacia
inquietantes experiencias pasadas que nos recuerda como este es un país en que
las instituciones son frágiles además de dirigidas y compuestas en muchos casos
por funcionarios negligentes.
En Colombia como en muchas naciones
subdesarrolladas desde México hasta Argentina, este inri es el producto de la
mala dirigencia que estableció instituciones excluyentes que se limitan a
sostener a un notariado indolente el cual se alimenta vorazmente sin meditar
sobre la penuria que causan con sus acciones.
Otro ejemplo de Entidad Inoperante; Alcaldía Mayor de Bogotá.
ResponderEliminar