Desde hace unos meses me venía cuestionando sobre cuanto se
han alterado en estos primeros 14 años de la centuria, las ideologías políticas
y a qué nivel ha ocurrido esta transformación; o si simplemente sus conceptos
subsisten perennes y son símbolo de razonamientos inmutables.
Esta perplejidad afloró como resultado de reflexionar sobre
los vaivenes económicos observados en este periodo y ante la pobre respuesta
política advertida ante estas fluctuaciones.
Sin la pretensión que este análisis será una formulación
académica, ni tampoco envalentonado ante las ínfulas de plantear una tesis
erudita, propondré a través del desarrollo del escrito como han mutado o
simplemente van en franco deterioro.
En primera instancia formularé como define la academia la
palabra ideología.
Para la lengua castellana este vocablo se origina de la
composición del griego Ideo que significa idea y de Logos que conceptúa estudio
o reflexión de la palabra, acompañado del sufijo Ia, y esta es la acepción
simple del término. Para el RAE es el conjunto de ideas fundamentales que
caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un
movimiento cultural, religioso o político.
Una idea con mejor aceptación es especificar la ideología, como el sistema de creencias o
de doctrinas articuladas a la cuestión política.
El politólogo italiano Norberto Bobbio da su definición en
donde expone que la ideología es “un cuerpo apretado de creencias organizadas alrededor
de unos pocos valores centrales”.
La postura Marxista clásica conceptúa a la ideología como las
creencias que integran y justifican las
diversas relaciones de poder entre las clases, escondiendo otras motivaciones
de factores determinantes propuestos por esta misma autoridad y que son
imprescindibles; su raciocinio motivador va tras esta clara expresión “La
clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone
con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual”.
Sorprendentemente hay un tercer supuesto que postula a la
ideología, como el dominio estructurado del lenguaje limitado por el
pensamiento.
No deja de causar asombro, como un concepto que debería ser
conciso y riguroso dada su importancia como planteamiento que canaliza y jerarquiza la representación del pensamiento individual y colectivo, posee
tantas variables en su estructura como idea; además ante esta variabilidad de
significados, resulta difícil dilucidar si persiste como directriz de las
conductas políticas y económicas de la civilización actual.
Emil Cioran con su reconocido humor cáustico hace una reseña
de como son las ideologías “En sí misma,
toda idea es neutra o debería serlo; pero el hombre la anima, proyecta en ella
sus llamas y sus demencias; impura, transformada ya en creencia, se inserta en
el tiempo, adopta figura de suceso: el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado… Así
nacen las ideologías, las doctrinas y las farsas sangrientas.”
¿Pero ciertamente han fenecido las ideologías? O simplemente
testimoniamos una mutación que modificó las ideologías, en una ideología absoluta
para la actualidad.
Ante ello sentencio que como consecuencia de los cambios
radicados por el fenómeno de la globalización, este impuso al mundo el modelo
ideológico basado en los conceptos del neo-liberalismo económico, con algunas excepciones
notables que se convierten en naciones singulares y excluidas como Irán, Corea
del Norte, Cuba y Venezuela.
Así esta doctrina actual convierte lo superficial en
sustancial, haciendo carrera a través de nuestro consumismo incontrolado,
permitiendo que todas las prestaciones de carácter público terminen en manos
privadas, premiando la flexibilidad cambiaria, la falta de regulación y la liberación
en el flujo de capitales, además de la especulación financiera que azotó la
deuda soberana de naciones como España, Grecia, Portugal e Irlanda; sembrando con
ello la ruina, que a su paso deja una estrategia inhumana que excluye y margina
a grandes mayoría de la población, como parte de la nueva premisa del
capitalismo feroz, en donde el único credo que sobrevive es la acumulación de
riquezas de manera exponencial, por una minoría que no asciende a más del 1% de
la población mundial.
Y no es este un reproche envidioso a la capacidad de algunos
de progresar a ratas de crecimiento vertiginoso; simplemente es censurable que
la prosperidad de algunos, está basada en la penuria de grandes multitudes. Además no luce como el pilar ideal para
conservar el planeta, disminuir la ignorancia, la violencia, el hambre, la
insalubridad y demás plagas que castigan con rigor a al menos 1000 millones de
personas en el mundo y que de igual manera desesperan a por lo menos otros 4000
mil millones más.
Con todo esto simplemente se puede vislumbrar, que el proceso
actual ha desgastado su concepción teórica inicial de sustentarse como las creencias
o doctrinas ligadas a lo político, puesto que hoy en día quedan asociadas estas
ideas al enriquecimiento particular de una minoría.
Esta conclusión da fortaleza a la perspectiva teórica
suscrita por Marx, que sí calificaba a la ideología como las diferentes relaciones
de poder entre las clases, escondiendo otras motivaciones.
La otra reflexión que resulta y comparto, es que el actual
proceso codicioso que ha estimulado el neo-liberalismo socava su propia
existencia, influyendo con su actitud inhumana para que nazcan nuevas teorías y
aplicaciones sociológicas, que aglutinaran en torno de si, a las masas
silenciosas, para que con ello las relaciones entre los conceptos económicos,
políticos y humanistas emprendan otros caminos; claro a este transformación no se
llegará por una conversión de carácter pacífico; porque la historia que es
nuestra fuente consistente de información así lo evidencia con otros procesos
de cambio anteriores.
¿Sera un trance el que vive la conducción ideológica? O está mutando para transformarse en una
nueva alternativa de orientación de las conductas que debe asumir la humanidad.
Cada uno construya su deducción.
Esto siempre ha pasado desde que la humanidad vive en sociedades. Imperios reinan y caen, modelos económicos se imponen y son reemplazados. Pero este último modelo es insostenible. Como en "Matrix" actuamos como virus, viviendo y agotando nuestro host sin importar si morimos con el...
ResponderEliminarUn gran reflexión Carlos y siempre un gran placer leerte. Abrazo
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