Viviendas Gratuitas |
Fotografia Ministerio de Vivienda
Mis compatriotas que
por sus niveles de ingresos económicos conforman la denominada clase media del
país; y que los economistas definen y precisan, como aquel grupo social humano
con ingresos que permiten acceder a una vivienda propia y a comprar un vehículo o tener la vivienda
propia y alcanzar el derecho a la
educación superior; es un colectivo en Colombia que no asciende a más del 25%
de la población; y son dados a asumir sin ningún rigor que vivimos en una
sociedad normal, que permite el disfrute de todos los derechos fundamentales,
con un suministro profuso de productos agrícolas e industriales al alcance del
bolsillo; con una oferta de servicios médicos aceptables, además de un sinfín
de otras prestaciones de labores y servicios, razón justificable para creernos
ubicados en el primer mundo.
El único inconveniente a todo este razonamiento, radica en que esta aparente realidad está suscrita a la burbuja en donde cómodamente nos hemos instalado, olvidando cómo existen miles de otros colombianos que por la precariedad de sus emolumentos, para ellos no existen estas múltiples opciones de mercado, o la alternativa de educar con calidad a sus hijos y menos de obtener servicios médicos oportunos además de apropiados.
El único inconveniente a todo este razonamiento, radica en que esta aparente realidad está suscrita a la burbuja en donde cómodamente nos hemos instalado, olvidando cómo existen miles de otros colombianos que por la precariedad de sus emolumentos, para ellos no existen estas múltiples opciones de mercado, o la alternativa de educar con calidad a sus hijos y menos de obtener servicios médicos oportunos además de apropiados.
Por ello cuestiono a algunos indignados conciudadanos, cuando horrorizados gimen y parlotean por los
acontecimientos infortunados que acontecen en Venezuela, desconociendo el
inmenso infierno nuestro, que tiene elementos enormemente graves en comparación
a los asuntos del vecino país.
Y para ello visualicemos a Cali en donde un grupo de trabajadores por los derechos humanos, adscritos a la arquidiócesis luchan por disminuir en las comunas populares la grave endemia de la violencia, procurando con ello, sí en algún momento futuro esos muchachos de estos barrios logran rebasar el límite promedio de vida de 30 años al que hoy están sujetos.
Lo nefasto de este episodio se establece en la ausencia de
apoyos por parte del estado a la iglesia católica, promotora de la actividad en
las barriadas; siendo fundamental el esfuerzo interinstitucional porque de esta
manera se puede atacar el problema desde varios matices y con el suficiente
apoyo económico para darle la continuidad necesaria. Recordemos que Cali es en
este momento la ciudad entre las principales capitales de la nación, con la
peor estadística en muertes violentas por cada cien mil habitantes, doblando el
promedio nacional.
Complementariamente con el pobre manejo que se le ha dado a
esta crisis en los suburbios, ella se ha convertido en la simiente de la cual nacen los sicarios, los
fleteros y los atracadores motorizados en parejas que atemorizan y causan
zozobra a todos nosotros los miembros de la clase media; así pretendamos
desconocer su existencia desde nuestra burbuja o negar el origen de esta
tragedia social como la fuente del fenómeno de violencia que nos perturba, ellos
están ahí para recordárnoslo.
Nuestra fábula contempla creer ciegamente que las
negociaciones de paz son un paso en falso porque esta solo traerá impunidad y
acercará el modelo ideológico cubano a nuestra tierra, por ello la guerra es la
única alternativa viable so pena de conseguir ser dirigidos por un émulo de Castro
o de Maduro.
Esta lectura política sobre el futuro de Colombia no podría ser
más ridícula, es de público conocimiento como el comunismo y el socialismo de
corte cubano está en franco declive como consecuencia del comercio y las
finanzas globalizadas. Venezuela por su riqueza petrolera se ha sostenido, pero
aun así ahora comprendemos como sin una economía mixta es imposible sobrevivir
hasta para una potencia en hidrocarburos como esta. Además aquí existen unos
oligopolios demasiados poderosos, que no van a permitir la instalación de
prototipos políticos de extrema izquierda,
así tengan que defender su status quo a sangre y fuego.
Aunque en el congreso
del país se asienten algunos miembros de las Farc amnistiados, el establecimiento
permanecerá inalterable.
Dentro de toda esta ficción que continuamente asimilamos, se
sindicó a Petro de ser un pésimo administrador, pero ahora que ya hay cifras
publicadas por los organismos internacionales con respecto al 2013, se puede
observar que sus resultados frente al PIB, el desempleo, la reducción de la
pobreza, la disminución o no de la construcción privada son razonables o
buenas; pero vale más una diatriba de Gustavo Gómez o de Arismendi su jefe, que
las cifras sobre indicadores económicos que emite el banco de la Republica, La
CEPAL, el banco Mundial o cualquier otro organismo multilateral.
Sintetizando estamos llenos de distractores y ficciones
disfrazadas de noticias que ocupan la primera plana de diarios, noticieros de televisión
y de revistas.
Solo demos unos ejemplos de cómo se entretiene a la caterva.
Cientos de mujeres han sido víctimas de ataques con ácido,
pero solo ahora que el turno ha sido para una niña bogotana de estrato alto,
las autoridades han actuado con todo la firmeza para develar al culpable y
castigarlo en los tribunales; en Cali hoy una mujer cuyo cuerpo sufrió daño en
un 85% sigue a la espera de conocer al menos quien ordenó tan cruel acto.
Un concejal excéntrico e idolatra fundamentalista en Bogotá
condena futuros conciertos musicales, con insólitos argumentos propios de un
inculto troglodita; a sabiendas de lo cuestionable que es la fuente noticiosa
esta ocupa primeras planas.
Un cantante puertorriqueño en una presentación ante solo 1000
personas en Cali improvisa un torpe discurso ofensivo contra las mujeres y unos
hechos de violencia en la ciudad de Buenaventura; y los periódicos convierten
esta falta de educación en una escandalosa provocación, habiendo miles de
problemas provistos de mayor complejidad y profundidad.
A ello añadamos el repertorio de notas deportivas y de farándula
y está listo el cometido distractor, para que la ilusión del mundo perfecto
colombiano continúe su existencia y con ello olvidemos por completo a los seis
millones de desplazados, a los más de 53 mil desaparecidos, a la desprotección
del agro, al continuo encarecimiento de la gasolina y el resto de desagradables
asuntos que son nuestro día a día.
lamentablemente, en Colombia existe la burbuja social; mientras en su interior reinan las altas clases sociales con su qué dirán, en las afueras estamos el resto de mortales, padeciendo todo tipo de injusticias....
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