Explotación de gas deEsquisto |
La reciente disputa establecida en Europa por el control económico y político de Ucrania, entre las dos esferas reconocidas de poder en el continente, Bruselas y Moscú, ha dejado al descubierto una comprometida sujeción de toda Europa continental al gas explotado y comercializado por los rusos.
Tan riesgosa dependencia asciende al
menos al 50% de las importaciones de
gas, combustible que determina el 17% de la producción total de energía del
continente.
Más allá del desabastecimiento y del
padecimiento que podría sufrir la región entera, sobre todo debido a los sistemas de
calefacción en el invierno, porque en algunas regiones la temperatura desciende a
-30°; está la subordinación que enfrentarían la industria y los sistemas de transportes urbanos e
interurbanos que necesariamente dependen de alguna manera de la electricidad
que proviene del gas.
Sin duda tal sometimiento expondría a
todos los estados a calamitosas interrupciones de la actividad económica.
Ante este desafío se hace necesario
analizar y encaminar en otro sentido las políticas públicas, referentes a la
producción de energía a partir de otras fuentes no convencionales, e
independientes de las manifestaciones y desequilibrios de la geopolítica.
Europa no tiene un gran potencial
hídrico para alivianar la dependencia de los combustibles fósiles, gas, carbón
y petróleo; además dos de ellos son importados de Rusia o del imprevisible
medio oriente.
Las soluciones provienen de fuentes
alternativas como la energía eólica, la energía nuclear a pesar de sus riesgos
y desperdicios nefastos o de una nueva fuente denominada el gas de esquisto.
La energía eólica en el viejo
continente, culminó el año con una
tendencia de crecimiento, permitiendo cubrir el 8% de la demanda de
electricidad al finalizar el 2013, según
datos suministrados por la EWEA (Asociación Europea de Energía Eólica); pero aún
está muy lejos de poder sustituir la
dependencia del gas.
Esta forma de energía proviene de turbinas
con hélices dispuestas al movimiento que origina el viento, su capacidad de
generación depende de la velocidad del viento, de la densidad del aire y del
radio de las hélices; es limpia además de segura y salvo de algunas quejas por el ruido
que producen las hélices, no contamina ni perjudica los ecosistemas.
La energía nuclear representó según datos
emanados por Eurostat, el 29% de la producción total de energía primaria para
el año 2012, que es la más reciente estadística disponible. Está forma de generar
electricidad implica la utilización de reactores nucleares que usan el uranio
enriquecido como combustible; sus peligros son conocidos y el accidente de
Chernóbil en Ucrania, el 26 de abril de 1986 es un poderoso recuerdo de cuan comprometido
es su manejo si sobreviene un percance. De otro lado produce desechos altamente
tóxicos, que requieran de manejo y eliminación muy complejos.
El restante 46% de la generación eléctrica
depende de los convencionales sistemas hidráulicos, las termoeléctricas a base
de carbón o fuel oíl que completan el panorama de producción.
En Nuestro país como resultado de la
inmensa potencia hidrológica, el sistema de generación descansa sobre las hidroeléctricas,
seguido de las termoeléctricas a base de gas, hidrocarburo del que poseemos
buenas reservas por lo que en el mediano plazo podemos descartar cualquier tipo
de dependencia de proveedores extranjeros; pero no podemos desatender la
implementación de otras fuentes debido a que el verano intenso de 1991 a 1992
dejó a la nación en medio de un profundo racionamiento, y ahora en época de
cambio climático acentuado, los ciclos de lluvias sufren desbalances
imprevistos exponiendo al sistema dependiente del agua a bruscas carencias del líquido
que aprovisiona los embalses.
Por ello y ante la precariedad económica
y estratégica que suscita la subordinación energética, varios gobiernos se
lanzaron en la búsqueda de alternativas, destacándose a nivel mundial los
desarrollos obtenidos por un productor independiente de energía de Houston, el señor
George P Mitchel, quien estaba a punto de terminar con las reservas de su campo
de gas. Ante este apremio y luego de leer un estudio geológico se lanzó en un
ambicioso proyecto para extraer el gas atrapado en las rocas de esquisto, que
son piedras sedimentarias tan densas como el concreto.
Este nuevo proceso vio su éxito solo
hasta finales de los años 90s como consecuencia del desarrollo de la empresa de
Mitchel, que creo una técnica denominada fracturación hidráulica, que permite
expandir las fracturas en las rocas liberando el gas atrapado.
Se estima que hacia el 2030 la
producción mundial de este nuevo recurso llegue al 7% en la producción de gas
natural.
El tipo de roca de la que se extrae
el gas se conoce como esquisto bituminoso y su proceso formativo se ubica a partir
del periodo Cambriano y Carbonífero. En esas épocas hace ya 465 millones de
años, las graptolithinas que eran animales pequeños que poblaban los mares, al morir
empezaron a transformarse en la fuente de materia orgánica, que sepultada junto
a trozos de menudos minerales, en el fondo de las cuencas acuáticas bajo una
capa de limo, darían inicio al proceso de convertirse en las rocas que hoy
definimos como esquistos oscuros. Todo este proceso implicó presiones y
temperaturas altas, además de las condiciones anaerobias necesarias, para que
los restos orgánicos se transformaran por descomposición en el gas natural
atrapado en esas rocas, y que ahora a través de la fracturación hidráulica
podamos extraerlos en forma económica.
Para Europa esta es una buena
alternativa como resultado que existen depósitos de estas rocas en Ucrania,
Polonia, Rumania, Hungría, Bulgaria, Noruega, Suecia, Dinamarca, Francia y Gran
Bretaña. Porque si se logra ajustar este recurso con otras formas de producción de energía a partir del gas natural;
y esa combinación determina que el consumo de gas de esquisto sea igual a ¼ del
consumo total de gas; las reservas de este hidrocarburo alcanzarían para 100
años.
Esto permitiría bajar la dependencia
de las compras de hidrocarburos rusos, que obliga a los europeos a someterse a
dictámenes geopolíticos emanados desde Moscú.
La Potabilización del agua y la generación
de energía son procesos abarcados bajo el concepto de vitales, para la
seguridad nacional de cualquier estado. De ahí que solo deberían ser explotados
y comercializados por los gobiernos, con una mínima participación de los privados, por su carácter de recursos
esenciales, eliminando posibles extorsiones de perfil político.
¿será que Vladimir Putin está dispuesto a pedir disculpas con el mundo entero por la masacre en Chernobyl, Ucrania, antiguo país de la otrora URSS?
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