Curiosamente pocas veces en mis escritos me refiero de manera
particular a los arduos problemas sociales y económicos por los que atravesamos
el grueso de la población colombiana, pero indiscutiblemente Juan Manuel Santos
y su cúpula ministerial parecen gobernar usando un criterio para un país sin
los grandes sobresaltos además de las escandalosas diferencias financieras y
sociales que sobrellevamos en la nación, extenuando el ingreso y doblegando el
ánimo del pueblo en general.
Los paros acaecidos por estos días, que son fenómenos
inusuales entre esta población dócil y subyugada, configuran una temprana alarma
de aviso para el obnubilado mandatario, que presa de su obsesión de alcanzar la
paz con la guerrilla, descuida el buen manejo de las principales variables económicas
que afectan indiscriminadamente a la
población.
Los precios de los combustibles que se escalan profusamente a lo menos cada 2 meses, a pesar de Colombia exportar 900 mil barriles
mensuales de petróleo son un sustancial motivo de desbarajuste en los
presupuestos familiares.
Pero es el agro de la nación el que está viviendo una de sus
épocas más sombrías, gracias a la mala planificación y a la asesoría deficiente
que procuran las entidades encargadas, representando en el caso de la
caficultura con un deterioro progresivo en
la competitividad en las fincas por la baja optimización del cultivo y de la producción
del grano, que con renovado apoyo técnico alcanzaría nuevamente los niveles
para permitirle otra vez ser uno de los
motores del ingreso y la ocupación en el país.
Para conocer en profundidad sobre este diagnóstico del
cultivo y penurias del café, los invito a leer al señor Juan José Perfetti en
el portal de Razón Publica.com.
Para el resto del sector agrícola la revaluación y los
acuerdos de libre comercio deficientemente negociados, han dejado al sector
inerme ante los subsidios y subvenciones otorgados por los gobiernos municipales,
estatales o nacionales de las diferentes países con los que se han establecido
estos acuerdos como Canadá y USA.
Igualmente para nuestro sinsabor, las directrices económicas
de Colombia están diseñadas para enriquecer aun más a la minoría que lo ha gobernado desde hace 200 años además
de algunos que han logrado escalar hasta ahí, dejando los remanentes para el
99% restante.
Concebirlo de otra manera resulta ingenuo, de ahí que los
actuales episodios no son mas que el efecto de aplicar políticas neoliberales
con rigor y sin la contemplación de cuánto daño le pueden ocasionar a la
estabilidad social, pues no nos engañemos pero estas explosiones colectivas son
el preámbulo de un descontento que día a día se acumula sin válvula
de salida, a pesar que las soluciones están diagnosticadas y establecidas, sin
embargo no se aplican por el simple desinterés o por no confrontar a los
miembros con mayor arraigo conservador del notariado criollo.
Todo ello conlleva a enrarecer el comportamiento político del país, abriendo
espacios a propuestas populistas de derecha o izquierda.
El fenómeno Chávez, no es tan inverosímil que se replique acá
en nuestra nación como consecuencia de una mezcla de populismo y de aplicar
políticas para aminorar la inequidad, de la que el país es un indiscutible
ejemplo como lo certifica el pésimo desempeño con el índice de Gini.
Mi participación de hoy es simplemente para recordar que un
populismo de izquierda o de derecha no será la solución para nuestros densos
problemas, por lo que anhelo que nuestros presumidos gobernantes, sus asesores,
los líderes financieros, industriales y agroindustriales, reflexionen sobre cómo
sus decisiones codiciosas provocan en el
colombiano promedio, el deseo de ensayar con alternativas de comprometido
resultado y con un pronóstico de mediana implementación.
Venezuela abrazó el socialismo de Chávez por los excesos de
una dirigencia embriagada, que no se dio cuenta a tiempo de que los abusos pervertían
la estabilidad de los partidos políticos tradicionales y ese fenómeno está
haciendo carrera en Colombia, aún estamos muy a tiempo de enmendar; si Juan
Manuel Santos quiere reelección deberá tomar medidas sociales más arriesgadas
que su plan de paz con la insurgencia; ojalá tenga la suficiente sabiduría para
interpretar el desasosiego social por el que atraviesa el país y corrija el
rumbo de su gobierno.
LOS INTERESES DE UNOS Y OTROS NO PERMITEN LLEGAR A ACUERDOS ,TOCA QUE ESPERAR COMO SE DESARROLLAN LAS COSAS
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