Monarquía Portuguesa |
Fotografo Martim durao
Ininteligiblemente para mí la derecha
política continua ganando espacios vorazmente en Europa, Norteamérica y en
algunos países latinoamericanos como México y Colombia.
Y no es que me resulte inadecuado que
exista gente que promueva los valores tradicionales o que defienda la
continuidad de las estructuras que nos rigen. No, el asunto que me perturba se suscita
que a partir de la preocupación y del activismo que defiende el estatismo y la
perennidad del modelo que nos rige, también subsisten intereses individuales
egoístas y demoledores que rechazan la apertura a nuevos comienzos para
inmigrantes, etnias minoritarias, prosélitos de credos alternos, colectivos con
conductas sexuales diferentes y por supuesto a todos los contradictores
ideológicos a esta forma de articular el pensamiento.
Recientemente el congreso de Estados
Unidos fue a elecciones parciales y el partido republicano demolió a su
contraparte demócrata. Inconcebiblemente la gente en ese país le ha dado la
espalda al hombre que con mano firme y buen pulso ha logrado sacar a ese país del
espiral de crisis y en el sumidero económico en el que se hallaba envuelto. Con
niveles de desempleo a la baja, con una mejor remuneración salarial y un
programa de medicina que los acerca a la cobertura universal, para sus
ciudadanos de recursos limitados. Aun así el electorado que disciplinadamente
acudió a las urnas y cuya ascendencia es claramente tradicional prefirió votar
en masa por los candidatos conservadores. Los ciudadanos de centro y los de la
izquierda no acudieron a la cita dejando al presidente con un congreso hostil a
cualquier propuesta de carácter ejecutivo. Que tozudez o taradez la del
electorado de ese país, prefieren darle mayor poder a una agrupación política enemiga
de las clases medias y pobres. Lo han demostrado con sus apoyos cerrados a la
banca corporativa, la defensa a las pequeñas parcelas económicas de sus
aportantes ricos y el desprecio por las minorías afro americanas y latinas de
recursos bajos, pero que mas da ellos eligieron y deberán soportar todo lo que
ese congreso reaccionario escoja para conducir a su nación.
España eligió a Rajoy y después de
tres años de corrupción indignante de sus cofrades, la tasa de desempleo más
alta de Europa, desahucios habitacionales por doquier y una cantidad de
decisiones en contra de la mayoría, al fin sus ciudadanos parecen entender que
deben mirar hacia otras opciones como la nueva agrupación política Podemos. Aunque
estos ciudadanos reunidos en torno a estas ideas de cambio aun cojeen por la
mezcla ideológica heterogénea que existe al interior de ese novel partido y la
poca experiencia en dirigir la ciudadanía procura darles una oportunidad.
Colombia sigue empeñada en elegir
entre la ultra derecha y la nueva derecha personificada en su actual presidente.
Claro ante el riesgo de escoger a exponentes de esa insólita izquierda
latinoamericana apegada a cánones de los años sesenta con la excepción brillante
de Rafael Correa o José Mujica. El colombiano promedio estila votar por los
viejos y tradicionales politiqueros de profesión y continuar viviendo en un
país violento y de condiciones de vida muy desiguales.
Francia busca en el ultranacionalista
grupo de Marianne Le Pen o El Reino Unido con el partido ultra derechista de Nigel
Farage reencontrar caminos de identidad nacional y supremacía blanca europea, pero
este camino se repite en Holanda, Austria y con menor presencia en Grecia
creando suspicacias y preocupación entre analistas e historiadores además del
público cuerdo, que recuerda un pasado de hace 80 años que condujo al
continente al holocausto.
México se debate en torno a una
violencia en la que participan las fuerzas del estado permeadas por el poder
delincuencial del narco, convirtiendo a este país en un estado institucionalmente
débil y en donde los derechos humanos son menos que un saludo a la bandera.
Peña Nieto de corte tradicional, como se podía predecir gobierna para su círculo
y olvida a la periferia de su nación, espacios en donde los conflictos se
alimentan sin que podamos aun predecir cuáles serán los resultados, pero que no
dejaran de ser desagradables para la sufrida población de ese país.
Conservadurismo o solo es el
enmascaramiento de conductas egocéntricas que persiguen favorecer y preservar
un orden establecido en donde se conservan rangos, negocios y beneficios limitados a grupos de población que por lo
regular no padecen necesidades ni apremios de tipo alguno.
Ahí les dejo este razonamiento, por lo
que solo los invito a reflexionar cuan equivocado o no puedo estar.
El problema es que el Conservadurismo es más cercano a los Grupos Económicos Poderosos, por aquello de yo te ayudo y tú me ayudas....
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